Así actuó el "ladrón patoso" que asaltó un popular restaurante del centro de Oviedo: "Solo se llevó el bote de propinas"

Un encapuchado reventó la puerta del establecimiento a patadas y consiguió llevarse como botín únicamente 100 euros en monedas al ser incapaz de abrir la caja registradora

VÍDEO: Así actuó el "ladrón patoso" en el asalto a un conocido restaurante del centro de Oviedo

LNE

El restaurante el Llar de la Catedral, en la plaza de Alfonso II el Casto, sufrió la pasada madrugada un robo con fuerza. El ladrón, no obstante, demostró muy poca pericia y solo pudo llevarse unos 100 euros en monedas del bote de las propinas, que fue recogiendo el suelo como pudo, hecho un manojo de nervios. Lo intentó con furia, entre patadas y resbalones, pero la caja registradora ¬–donde estaba el verdadero botín– se le resistió y acabó por salir huyendo. Eso sí, el atracador patoso destrozó un aparato valorado en más 10.000 euros.

El robo se produjo a las 5.30 horas de la madrugada del lunes y todo ocurrió en menos de cinco minutos. El autor de los hechos entró en el establecimiento rompiendo a patadas la parte inferior de una de las cristaleras de la puerta. Las cámaras de seguridad muestran a una persona de elevada estatura, con guantes rojos y una sudadera con capucha también roja. Vestía una cazadora azul, de cuadros. "Viendo por dónde le llega la barra, medía más de 1,90", estiman los propietarios del establecimiento, los hermanos José Luis y Juan Cuesta.

Tras propinar diversos golpes y patadas, el asaltante consiguió que uno de los cristales venciera el marco de madera, lo que le dejó una pequeña abertura. Sorprende que pudiera colarse por un hueco tan pequeño.

Lo primero que hizo fue intentar abrir la caja registradora volteándola, tratando de reventarla. Un segundo antes había apartado el bote de las propinas que estaba sobre la máquina. Entonces, la lata cayó y todas las monedas se desparramaron por el suelo del local. En ese momento su prioridad cambió y el caco se lanzó a recoger todas las monedas posibles. A cuatro patas, apañaba lo que podía y volvía a meterlo en el bote.

Pero no parecía tener suficiente. Un nuevo golpe de timón mental devolvió su atención a la registradora y se lanzó de nuevo a por ella, tratando de desventrarla. Más patadas. Algún resbalón. Ningún resultado. Aventó el monitor, que se rompió en pedazos sobre el piso. La emprendió después con el resto de módulos de la máquina. No había manera. Así que se tiró otra vez a pescar monedas. Pero un instante después volvió a arremeter contra la caja fuerte. Imposible. Más patadas desesperadas. Ningún avance. Cambio de foco: otra vez a recoger monedas. De rodillas en el suelo. No logra recogerlas todas. Se da por vencido. Huye. Prevé la pronta llegada de la Policía pues la alarma está activada durante todo el suceso.

Le faltó muy poco para acabar detenido. Por apenas un minuto no quedó atrapado a causa del humo antirrobo, que genera una niebla densa para confundir a los asaltantes. Esto le hubiese impedido encontrar la salida antes de la llegada de los agentes. En la imagen de las cámaras de seguridad se ve otra persona pasar apresurada por delante del bar. Se desconoce si era un posible compinche o un viandante asustado.

Los hermanos Cuesta llegaron pocos minutos después, con la Policía. "No estaba muy preparado", reconocen los dueños del Llar. "Otros van con herramientas y abren las registradoras o se las llevan", añaden.