"Terror" e "impresión" en Ribera de Arriba por el macabro parricidio: "Ni en las peores pesadillas"
"Es muy triste ser noticia por esto", lamentan los vecinos de un pueblo habituado "a la tranquilidad" y a "que nunca pase nada"

Agencia ATLAS
En las tertulias de los bares, en las tiendas, en la farmacia y hasta en el ambulatorio. En Ribera de Arriba no había este lunes otro tema de conversación. En los negocios hosteleros había hasta cola para leer y releer LA NUEVA ESPAÑA. Con todo, muchos seguían sin dar crédito. "Es de terror, no cabe en ninguna cabeza", suspiraba Miriam González mientras se comía un pincho en compañía de Mónica Lombardero en una terraza de Soto de Ribera, la capital de un municipio que, a marchas forzadas, trataba de digerir la trágica muerte de un vecino a manos de su propio hijo, y, encima, decapitado. "Ni en las peores pesadillas se vive algo tan macabro", comentaba a pie de barra un grupo de operarios a la hora del café, sin quitar ojo a la noticia que pasaba en bucle por los canales de televisión nacionales.

La farmacéutica Isabel Bobes. / L. B.
"No se habla de otra cosa. Hay que tener en cuenta que aquí nunca pasa nada", explicaba Isabel Bobes desde detrás del mostrador de la farmacia que lleva cuatro décadas regentando en Soto de Ribera. Mientras, al otro lado, los clientes también trasladaban su consternación. "Me enteré hace poco y me he quedado en shock", indicó en la botica Unai Jacinto Dos Santos, yerno de un vecino del fallecido. "Mi suegro me dijo que era muy simpático y educado. Es una gran pena", relató.

Mónica Lombardero y Miriam González, en una terraza hostelera de Soto de Ribera. / L. B.
Dos puntos del concejo habitualmente poco concurridos se convirtieron este martes en un hervidero de cámaras y periodistas de medios nacionales. A la aldea de El Picón asomaron incluso algunos curiosos atraídos por la trascendencia y brutalidad del suceso. "Somos de Bueño, no conocemos a los implicados, pero vinimos a ver que se cocía", comentaron un padre y un hijo que aprovecharon el tour por la zona donde apareció el cuerpo decapitado para pasear a su perro.
El otro foco de atención estuvo en la glorieta de Soto de Ribera. "Aquí fue donde se me atravesó en la carretera, yo pensaba que iba borracho, era todo muy raro", explicaba Fermín Morán, quien apenas doce horas después del crimen se acercó a pie de nuevo a la glorieta para ver cómo todavía había restos de sangre de la cabeza de la víctima en los arcenes.
También hubo muchos que rehuían hablar públicamente de lo ocurrido. "Es un tema muy delicado, una desgracia para todo el pueblo. Vale más no hacer sangre", reflexionaba en voz alta una mujer mayor a la salida de una tienda de comestibles.

Fermín Morán, pasando junto a la glorieta donde tuvo lugar la detención del autor del crimen. / L. B.
Desde el Ayuntamiento también se mostraron cautos. El alcalde, Tomás Fernández, todavía convaleciente de una operación, se refirió al fallecido como "muy majo". Por su parte, desde el equipo de gobierno municipal aseguraron no tener constancia de ningún antecedente problemático por parte del parricida de El Picón. "No consta en Servicios Sociales ni en otra área incidencia alguna con esta persona", aclararon fuentes municipales, pesarosos de ver cómo el concejo acaparaba la atención mediática por un trágico suceso en vez de por sus reclamos turísticos o culturales.
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