María Josefa Sanz: "Necesitaba arraigar en Oviedo y fue gracias a La Balesquida"

La Sociedad Protectora entrega a la cronista de Avilés su distinción como socia del año: "No me lo merezco, llevo poco con vosotros"

María Josefa Sanz Fuentes, socia de honor de La Balesquida, con el premio, junto al presidente de la sociedad, José Antonio Alonso.

María Josefa Sanz Fuentes, socia de honor de La Balesquida, con el premio, junto al presidente de la sociedad, José Antonio Alonso. / David Cabo

"Oviedo era una ciudad desconocida para mí cuando saqué plaza en la Universidad, la había pisado tres veces en mi vida. Era un mundo nuevo, sin arraigo, ni familia, ni amigos. Necesitaba algo para arraigarme en Oviedo y fue gracias a La Balesquida". La historiadora avilesina y cronista oficial de su ciudad natal, María Josefa Sanz, explicaba así los motivos por los que tiene tanto cariño a la Sociedad Protectora de La Balesquida, que la nombró socia del año en un acto celebrado ayer en el teatro Filarmónica.

La premiada calificó el reconocimiento como "un honor" y recibió de manos del presidente de la sociedad, José Antonio Alonso, la tradicional réplica de la capilla donde se adora a la Virgen de la Esperanza que se entrega cada año a los homenajeados. "Hoy es un día muy especial, no por el acto, sino por los muy buenos amigos que veo aquí", dijo mirando a los que estaban sentados en las butacas del teatro. Entre ellos, compañeros de su etapa en la docencia, aquellos que se encontraron con ella en su implicación en el Camino de Santiago y compañeros de La Balesquida. Lo siguiente fue aceptar el premio con modestia: "Llevo muy poco tiempo con vosotros, no me lo merezco".

La catedrática, que se instaló en Oviedo en 1982, explicó en su discurso que no se hizo socia de la cofradía hasta 1991. "¿Por qué tardé tanto?", lanzó como pregunta al aire. Y era que necesitaba "algo". Un "sentir", que era tener en la capital ese sentimiento que le recordase a la Cofradía de las Mareas de Avilés. Esa cuya patrona es la Virgen de La Candelaria. Un lugar en el que todas las personas del barrio marinero de Sabugo "hacen piña" y donde la gente "se ayuda la una a la otra y festeja una vez al año a su patrona". En La Balesquida lo halló, como socia. "Sabía que no podía ser cofrade, al no haber nacido en Oviedo, pero me dijeron que podía ser socia y dije ‘sí, ahora mismo’".

"La sociedad estaba en deuda contigo y ahora ya estás en el cuadro de honor, donde tienes que estar", manifestó el presidente de La Balesquida. Alonso elogió a la avilesina y se refirió a ella como "defensora de la sociedad, en momentos difíciles y en los que se vertieron mentiras sobre ella". También recordó sus palabras al ser nombrada cronista de Avilés, en las que juró su obligación de "amar, cuidar y mantener" las tradiciones de la villa del Adelantado, así como "procurar su progreso". "Como tenemos que hacer con La Balesquida", remató.

El geólogo Manuel Gutiérrez Claverol, encargado de glosar la figura de Sanz Fuentes, resaltó el "orgullo" y el "lujo" que resulta que el premio recaiga en ella. Hizo un repaso a su trayectoria vital, tanto personal como profesional. Hija de padres gijoneses que se mudaron a Avilés a abrir una sucursal de un negocio familiar de exportación de pescado, a corta edad recaló en Sevilla por cuestiones laborales paternas. Se graduó en Historia en la Universidad Hispalense. El doctorado llegó en el año 1976 y ejerció la docencia temporalmente hasta 1982, cuando regresó a Asturias definitivamente. Ya en la Universidad de Oviedo regentó una cátedra de Ciencias Historiográficas durante 37 años, en la Facultad de Filosofía y Letras. También se implicó enteramente en cuestiones del Camino de Santiago y desarrolló un enorme trabajo investigador. Toda una vida de actividad, que el propio Claverol definió como "una labor colosal".