Bronca en el Pleno de Oviedo: el rescate al Calatrava enfrenta al Alcalde y los grupos de Vox y PSOE

Una intervención final de Canteli, tras la votación en la que se aprobó la operación para iniciar la compra de las plantas comerciales del complejo, indigna a los socialistas y lleva a Sonsoles Peralta a abandonar la sesión

Chus Neira

Chus Neira

El Pleno del Ayuntamiento aprobó ayer, con los votos del PP, la abstención de IU y el rechazo de PSOE y Vox, la incorporación al presupuesto de 4,85 millones que servirán para financiar la compra de las tres plantas comerciales del edificio del Palacio de Congresos diseñado por Calatrava en Buenavista. El debate permitió al equipo de gobierno insistir en las bondades de la operación –hacerse con 45.000 metros a muy buen precio, cobrar unas deudas tributarias imposibles de saldar de otra forma e impulsar la revitalización del barrio del Cristo– y a la oposición incidir en lo contrario –invertir en grandes infraestructuras ruinosas en beneficio de intereses privados–.

Toda la hora larga de debate quedó eclipsada por el final de la sesión, cuando, una vez aprobada la incorporación del dinero del remanente, el Alcalde tomó la palabra para leer una declaración en la que cargó contra Vox y PSOE por su voto en contra, para indignación de estos grupos, a los que Canteli, en el ejercicio de sus funciones de presidente del Pleno, no dejó intervenir a continuación. La bronca fue escalando de tono mientras el regidor avanzaba en su declaración, hasta el punto de que Sonsoles Peralta, portavoz de Vox, abandonó la sesión junto a su compañera Alejandra González (no había acudido la otra edil del grupo, Elena Figaredo), y el portavoz del PSOE, Carlos Fernández Llaneza, finalizó expresando en voz alta su malestar.

Las quejas de los dos grupos –Convocatoria por Oviedo-IU quedó a salvo de las críticas de Canteli por su abstención, basada en el ánimo de "buscar acuerdos y no bloqueos", expresada por su portavoz, Gaspar Llamazares– fueron la reacción a las palabras de Canteli, que juzgó el voto en contra de socialistas y ultraconservadores como un "disgusto, decepción, desencanto". La crítica del regidor subió de tono cuando recomendó a la portavoz de Vox que volviera escuchar la intervención que había hecho: "Me da pena, pobre Oviedo", le afeó. Peralta intentó replicar con un "a mí me da pena que los ovetenses vayan a pagar otros cinco millones de euros por el Calatrava", pero Canteli no dio turno a réplica y siguió, mientras la de Vox, visiblemente enfadada, recogía sus cosas y abandonaba el salón.

Minutos más tarde, ya disuelto el Pleno, Peralta acusó al Alcalde de faltar al respeto y a la democracia con insultos: "Aquí se hace lo que él dice y si no quedas en fuera de juego". "Si yo hubiera sido un portavoz", insistió, "no me dice eso, le molesta que sea mujer, que sea de Vox y que no le baile el agua".

Las críticas de Canteli al PSOE se centraron en una censura general a su estrategia en la oposición: "Se oponen a todo lo que necesita Oviedo, esta negativa frena el plan del Cristo". Mientras, Javier Ballina, que había defendido la postura socialista en el debate, trataba de censurar la licencia en el uso de la palabra del Alcalde –"está arrogándose el uso de la palabra"–, y su portavoz, Fernández Llaneza, insistía en que el debate era sobre una operación económica, no sobre los usos: "¡Tráiganos un plan de usos y hablaremos de propuestas!", gritó mientras daba un puñetazo a la mesa.

En el tercer tiempo, el portavoz del PSOE también se dirigió a los medios para expresar su indignación: "No consiente que la oposición haga su labor y debata".

Toda esa agitación fue el punto y final del Pleno, que hasta entonces había discurrido por el carril previsible. El concejal de Infraestructuras, Nacho Cuesta, llevó la batuta de la defensa de la operación con melodía conocida, la de la oportunidad de tener todo el Calatrava y poder cobrar las deudas –el Ayuntamiento paga 4,8 millones pero retiene 3,6 millones por impagos de IBI–. El edil defendió que se abre "un futuro esperanzador para un barrio muy deprimido". "El Cristo no podría tener hoy mejor noticia que este compromiso firme y rotundo del equipo de gobierno para llenar de actividad un espacio nuclear que lleva demasiados años cerrado y en desuso", recitó.

En la oposición, los argumentos cayeron al mismo lado. El consenso, incluso en Convocatoria-IU, por más que se abstuviera, consistió en la exigencia de saber para qué quiere el Ayuntamiento las plantas comerciales. Cuesta se refirió a ampliar la actividad congresual y dejó la puerta abierta a negociar el destino de esos metros, pero no aportó certezas. Llamazares condicionó su abstención a un compromiso claro en usos dotacionales, entre los que citó una biblioteca, centro social integrado, archivo municipal o hasta la sede de la Filmoteca de Asturias que el Principado quiere recuperar.

Desde Vox, Sonsoles Peralta insistió en hacer ver que la lógica de la operación no se sostiene con la lógica del mercado, después de que en subasta las ofertas por estas plantas comerciales llegaran solo a los 160.000 euros y ahora se pretenda pagar 5 millones. Cuesta replicó que aquella subasta quedó desierta (de ahí que Vox niegue el valor a estas plantas) pero el fondo Varia, al que se compran ahora los locales, tiene a su favor una deuda de cinco millones sobre el local. Javier Ballina (PSOE) defendió que los términos del contrato son "leoninos", dudó de que el Ayuntamiento tenga todas consigo para no encontrarse sorpresas, y exigió, como el resto de grupos, tener más información en el expediente y conocer la valoración económica de los servicios municipales que, puso en duda, debería haberse actualizado después de la subasta que acabó sin comprador.