Celebración de los 50 y 25 años de ordenación sacerdotal en el Seminario: oda a media vida como ministros de Dios

El Arzobispo preside "una hermosa fiesta" a la que asistieron feligreses de diferentes parroquias

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en el centro, oficia la misa en la capilla mayor del Seminario Metropolitano.

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en el centro, oficia la misa en la capilla mayor del Seminario Metropolitano. / Mario Canteli

"Cincuenta años pasan volando, pero el ánimo sigue siendo el mismo. Hay que preparar ya los 50 siguientes". Eran las palabras de un sonriente José Ramón Garcés, párroco de la iglesia de Santa María de la Corte, minutos antes de ser homenajeado junto a otros doce sacerdotes con una misa en la capilla mayor del Seminario Metropolitano de Oviedo. El motivo eran las bodas de oro y plata de su ordenación como curas. La eucaristía estuvo presidida por el arzobispo, Jesús Sanz Montes, y a los sacerdotes se sumaron diáconos, seminaristas y familiares de los protagonistas del día.

Garcés estuvo acompañado por sus compañeros de promoción José Luis López (cura de la iglesia de San Pedro, en Soto del Barco), José Manuel Coviella (que pasó casi toda su vida como docente en Madrid), Miguel Ángel Coviella (cura en el concejo de Quirós) y Manuel Robles (rector del Sagrado Corazón de Gijón). Aunque no pudieron estar presencialmente, también se conmemoraron las bodas de oro de César Rodríguez (adjunto en la iglesia de San Pedro de Gijón tras muchos años en Villaviciosa) y del cura pasionista Manuel Úbeda.

Por la izquierda, Arturo García, Rodrigo Sevillano, Alfonso Abel, Alfredo de Diego, Andrés Fernández y José Manuel García, todos ellos ordenados sacerdotes hace 25 años. En la imagen de la derecha, José Ramón Garcés, José Luis López, José Manuel Coviella, Manuel Robles y Miguel Ángel Coviella, que cumplen sus bodas de oro. | Mario Canteli

Por la izquierda, Arturo García, Rodrigo Sevillano, Alfonso Abel, Alfredo de Diego, Andrés Fernández y José Manuel García, todos ellos ordenados sacerdotes hace 25 años. / Mario Canteli

Fuera del Seminario, en el que coincidieron hace ya medio siglo, sus caminos fueron dispares. José Luis López, emocionado ante "un día grande tras servir al pueblo con buena voluntad", dedicó buena parte de su vida a la enseñanza de Latín, Griego y Filosofía. De los 50 años se queda con todas las veces que tomó posesión de una parroquia. Por su parte, Manuel Robles compaginó el sacerdocio con el periodismo. Dice que en medio siglo, "el universo de la vida" ofrece más cosas positivas que negativas. "Cuando miras atrás, los años se pasan rápido. He sido muy feliz con tantas vivencias y anécdotas. Ser sacerdote es un regalo", remata.

Dentro de su fe, también tomaron caminos distintos los hermanos Coviella. José Manuel pasó casi toda su vida en Madrid, colaboró con los Mensajeros de la Paz y estudió Psicología para después especializarse en Informática. En este último campo destacó como estudioso y profesor antes de que se generalizase el uso de los ordenadores e incluso rechazó irse a trabajar a Estados Unidos. Su hermano Miguel Ángel se quedó en Asturias y fue junto al Padre Ángel uno de los cofundadores de la Fundación benéfica Cruz de los Ángeles. En lo que sí coinciden es en la fugacidad del tiempo. "En este aniversario se te vienen a la cabeza todos los momentos vividos", dicen los Coviella.

Oda a media vida como ministros de Dios

José Ramón Garcés, José Luis López, José Manuel Coviella, Manuel Robles y Miguel Ángel Coviella, que cumplen sus bodas de oro. / Mario Canteli

A la cita no falló ninguno de los seis curas que celebraban su primer cuarto de siglo de ministerio, que recibieron su homenaje in situ. Abel Vázquez, Alfredo de Diego, Andrés Fernández, José Manuel García, Arturo García y Rodrigo Sevillano esperan seguir los pasos de sus colegas para llegar a las bodas de oro "con salud e ilusión" y, sobre todo, rodeados de feligreses. Los fieles de las diferentes parroquias no se perdieron un día tan especial para sus curas e hicieron que se quedase pequeña la capilla mayor del Seminario. La misa fue más larga de lo habitual por lo especial de esta celebración, conocida como la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Hubo varias lecturas y cánticos, que inició desde la planta superior la Schola Cantorum del Seminario.

En su homilía, el Arzobispo definió la cita como "una hermosa fiesta" y leyó los nombres de los 13 ministros de Dios que iban a ser homenajeados. Sanz Montes remarcó que todos ellos funcionan "como un único sacerdote" a la hora de transmitir el mensaje cristiano a través de una vocación "que supieron prolongar en el tiempo". El prelado recordó que en 1974, él no había entrado al Seminario y aún deshojaba la margarita vocacional, antes de hablar sobre la diferencia entre "la protección" del Seminario y la "realidad desprotegida" de los primeros destinos parroquiales. Ante el Arzobispo, los sacerdotes renovaron sus promesas y, tras la misa, disfrutaron de una comida. Allí, brindaron por seguir celebrando aniversarios.

Los homenajeados

50 años como sacerdotes (ordenados en 1974). José Manuel Coviella Corripio, Miguel Ángel Coviella Corripio, José Ramón Garcés Martínez, José Luis López Suárez, Manuel Robles Freire, César Rodríguez García y Manuel Úbeda Queipo.

25 años como sacerdotes (ordenados en 1999). Alfonso Abel Vázquez, Alfredo de Diego Braga, Andrés Fernández Díaz, José Manuel García de Jesús, Arturo García Rodríguez y Rodrigo Sevillano García. 

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