Crítica

El azafrán inunda el Campoamor

Un gran espectáculo que mezcló lo popular, lo cómico y lo dramático con destacable resultado

Beatriz Díaz (Sagrario), durante una escena de «La rosa del azafrán». | Alfonso Suárez

Beatriz Díaz (Sagrario), durante una escena de «La rosa del azafrán». | Alfonso Suárez

Alicia Pajón

Alicia Pajón

Después de pasar por Madrid, la temporada de zarzuela de Oviedo trajo al público la obra magna de Jacinto Guerrero. Una pieza no muy programada, que esconde una música delicada y exigente y un libreto que se inspira en El Perro del Hortelano de Lope de Vega. Nos desplazamos así a los campos manchegos de finales del XIX y durante casi dos horas pudimos asistir a un espectáculo que mezcló sin aparente dificultad lo popular, lo cómico y lo dramático.

El director de escena Ignacio García hizo doblete esta temporada, habiéndose encargado ya de La Gran Vía y Adiós a la Bohemia en febrero. La veteranía de García quedó patente con una propuesta sólida y envolvente, que rápidamente trasladó al público a un pueblo manchego, en el que se sucedían las estaciones y se mostraban las durezas del trabajo, los amores, y también los duelos. Gracias a las labores de Nicolás Boni a la escenografía, Rosa García Andújar en el escenario y Alberto Faura en iluminación asistimos a una escena sobria pero moderna, que en ocasiones parecían un cuadro costumbrista.

En esta ocasión, la danza tuvo especial protagonismo. Fue la mano de Sara Cano más que acertada, con una propuesta renovada, efectiva, pero sin filigranas que, sin embargo, no rompía con la estética y traía aire fresco a la pieza. Con jotas manchegas convertidas en bailes grupales y con escenas más sobrias que enmarcaban la música tradicional, la danza se convirtió en elemento integral de la propuesta.

Todo conformaba una imagen cervantina, con molinos incluidos, y con un Don Generoso quijotesco, interpretado brillantemente por Mario Gas. Su buen hacer estuvo subrayado por un formidable elenco, con Beatriz Díaz y Damián Castillo a la cabeza. La primera, como una convincente Sagrario enamorada que ha de renunciar a su amor y el segundo, como el pobre Juan Pedro, uno de los grandes papeles del repertorio zarzuelístico para barítono. Ambos brillaron especialmente con el emotivo dúo final Tengo una angustia de muerte, y Díaz lo hizo a su vez con la emotiva romanza No me duele que se vaya.

Contrapunto, o la tercer en discordia, fue María Zapata en el papel de Catalina, ágil en su papel lírico que mostró una sólida capacidad de mutar de lo dramático a lo cómico de manera convincente. Soberbia, también, la Custodia de Vicky Peña. La labor de los protagonistas estuvo acompañada del excelente trabajo de Emilio Gavira, Juan Carlos Talavera, Carlos Mesa, Javier Gallardo o Vicenç Esteve, además de una actuación más que correcta de la Capilla Polifonía Ciudad de Oviedo, con interpretaciones masculinas y femeninas intachables, tanto en lo vocal como en lo coreográfico.

Hay que, además, aplaudir la presencia de la cantante de tonada Anabel Santiago. La asturiana estuvo soberbia como intérprete de música popular, con escenas sobrias donde su voz desnuda a penas se acompañaba de percusión o de nada en absoluto. Su interpretación delicada fue muestra de unas extraordinarias capacidades vocales.

Como elemento cohesionador de todo, es de justicia destacar el trabajo de la Oviedo Filarmonía, que se está consolidando como una buena orquesta para zarzuela. El conjunto, representación tras representación, muestra su capacidad para ejercer de acompañamiento a un espectáculo lírico. Como es habitual, el entusiasta público ovetense que había llenado el teatro para el estreno premió a todos los implicados con una calurosa ovación.

"La rosa del azafrán", de Jacinto Guerrero

Libreto: Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw

Reparto: Beatriz Díaz; Damián del Castillo; María Zapata; Vicenç Esteve; Vicky Peña; Juan Carlos Talavera; Mario Gras; Carlos Mesa; Emilio Gavira; Javier Gallardo; Anabel Santiago; Adrián Gómez; Ana del Rey; Ángela Chavero; Cristina Cazorla; Irene Hernández; Jesús Hinojosa; Nuria Tena; Verónica Garzón; José Alarcon; Miguel Ballabriga; Enrique Arias; Yoel Vargas

Dirección musical: Diego Martín-Etxebarria

Dirección de escena: Ignacio García

Escenografía: Nicolás Boni

Vestuario: Rosa García Andújar

Iluminación: Alberto Faura

Coreografía: Sara Cano

Teatro Campoamor, 23 de mayo, 20.00 horas

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