¿Un museo de las armas en Oviedo? El viejo proyecto olvidado que vuelve con fuerza

El buen momento de la industria armamentística y el interés de Defensa reavivan la idea de un equipamiento que llegó a tener financiación y proyecto hace veinte años

Por la izquierda, De Lorenzo, Trillo, Cascos y Oyarzábal, en la firma del convenio para el museo de las armas, en 2003.

Por la izquierda, De Lorenzo, Trillo, Cascos y Oyarzábal, en la firma del convenio para el museo de las armas, en 2003. / LNE

Chus Neira

Chus Neira

La catedrática de Patrimonio Cultural de la Universidad de Oviedo, Carmen Adams, se hacía eco esta misma semana, en este periódico, del entusiasmo con el que la Delegación de Defensa en Asturias trata de impulsar la difusión del patrimonio artístico, industrial y social vinculado a la larga tradición de la fabricación de armas en la región, desde hace 230 años. Adams recogía todo ese entusiasmo y encontraba razones suficientes para plantear un museo dedicado a la actividad armera dentro del proyecto de rehabilitación de las naves de la fábrica de La Vega. La propuesta de la historiadora llega en un momento de bonanza para la industria de Defensa que se deja sentir también en la región y sirve para recordar que hace veinte años ya se encontraron motivos suficientes para proyectar un centro de estas características, dada la relevancia que la industria de las armas ha tenido en la región, tanto por su carácter puntero como por su enorme influencia en la sociedad de la época.

Aquel "Museo Histórico de Tecnología e Industria Militar de Asturias" se plasmó en un convenio firmado en el Ayuntamiento de Oviedo en 2003 entre la administración local y la central. Gabino de Lorenzo, Federico Trillo y Álvarez-Cascos suscribieron el compromiso delante de los directivos de Santa Bárbara. Los fondos y la exposición se ordenarían en dos edificios en ruina en la fábrica de Trubia, el proyecto costaría 3,9 millones de euros y se financiaría con cargo al 1% cultural de Fomento. El proyecto llegó a entregarse, pero el cambio de signo político en Madrid y el momento cada vez menos propicio acabó por enterrarlo.

Nueva munición para el museo de las armas

Miniatura de un Cetme modelo C. / LNE

Francisco Crabiffosse fue el encargado de realizar aquella propuesta en un trabajo junto a Juan Estové. Recuerda bien todos los fondos que tuvieron en cuenta y sigue creyendo que esa historia de las fábricas de armas, una historia todavía por hacer, supone un hito en la industrialización de Asturias que merecía museo. El problema, lamenta, es que teme que el momento haya pasado de largo. Desde los años en que Crabifosse proyectó el museo hasta la actualidad, la fábrica de armas de La Vega cerró sus puertas, cesó su actividad y acrecentó la ruina de sus instalaciones. Todos los fondos que se custodiaban allí, incluidas todas las fichas de personal de los primeros armeros, desde mediados del XIX, se fueron a Madrid. Y lo mismo sucedió con el archivo histórico de la fábrica de Trubia. Los últimos índices que se hicieron con los fondos de ambas fábricas datan de 2002 y sitúan toda esa documentación todavía en dependencias de los centros de producción, pero ya no es así. El Archivo General de Histórico de Defensa, en Madrid, tiene hoy los dos fondos. Constan en el cuadro de clasificación con los números 5 y 6 y la web del archivo precisa que están todavía en proceso de catalogación.

"Como pasa con tantas cosas, marchó todo para Madrid, y a estas alturas veo difícil que se pueda recopilar toda la información", lamenta Crabiffosse. No es, insiste, solo un problema de dónde están los fondos, sino de la ausencia de trabajos serios académicos. "A estas alturas, la historia de las fábricas de armas está todavía en pelotas, el desprecio de la historiografía regional hacia la industrialización es pavoroso. Dieron el salto al movimiento obrero y el 34 pero el XIX, desde mi punto de vista, está absolutamente abandonado".

De lo que no duda es de que hay un patrimonio importante, también artístico, con los bustos de Trubia, que tiene su interés y que él también tuvo en cuenta en aquel proyecto. En la actualidad, y en el contexto del cese de la actividad industrial en La Vega, también el ministerio de Defensa se hizo cargo de algunas joyas. Ese trabajo es el que hoy se puede ver en la sala de armas de la sede de la Delegación de Defensa en Asturias, en la plaza de España. Allí se muestran las miniaturas que se realizaban en la escuela de aprendices, las herramientas, también a escala, que utilizaban, los principales fusiles que salieron de Oviedo, las herramientas de los primeros armeros, el libro de honor de la factoría o algunos fondos fotográficos. Es un material que Defensa ha ido ordenando, restaurando y poniendo a disposición de los visitantes y que hoy, ante el nuevo interés por retomar aquel proyecto museístico, parece cobrar la forma del embrión de un centro que sea capaz de explicar todo lo que las armas trajeron y dejaron en Asturias.

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