La nueva sede del IPLA en La Corredoria toma forma, pero no abrirá hasta después del verano

Los laboratorios del centro están casi terminados, a falta de instalar las cámaras frías y el sistema de tratamiento de agua

El interior de uno de los laboratorios de la nueva sede del Instituto de Productos Lácteos. | Irma Collín

El interior de uno de los laboratorios de la nueva sede del Instituto de Productos Lácteos. | Irma Collín

La mudanza del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA) desde Villaviciosa hasta el barrio ovetense de La Corredoria se encamina a su recta final, aunque está experimentando retrasos. El centro, una empresa pública, ha chocado con la burocracia y pese a que la idea inicial era moverse a Oviedo en primavera, desde la institución calculan ahora que el traslado definitivo se realizará después del verano. Al envoltorio de la fachada, de un color blanco impoluto, un guiño a la leche, ya se suma un espacio interior amplio y luminoso. Muchos de los laboratorios y los despachos del nuevo centro lucen un aspecto muy similar al que tendrá cuando esté a pleno rendimiento.

En La Corredoria se instalarán los 80 trabajadores de su plantilla, diez más de los previstos hasta hace un año. De este equipo, 20 personas son científicos investigadores, a los que se sumarán este año dos más que acaban de obtener su plaza. Los flecos que faltan para poner en funcionamiento el edificio son principalmente dos: la instalación de las cámaras frías y del sistema de tratamiento de agua. Así lo confirma María Fernández, directora del IPLA y delegada en Asturias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ansiosa por culminar el "largo camino" que ha supuesto cambio de sede, que lleva terminada, pero inoperativa desde abril de 2023.

La científica achacó los retrasos a una "época difícil" conformada por la pandemia y la subida del precio de los materiales de construcción. "Hubo que resolver muchos problemas por el camino, y la apertura final será un balón de oxígeno muy necesario para seguir creciendo", explicó.

El proyecto de planta piloto es otro aspecto clave para el IPLA. En la actualidad, el instituto cuenta con una, pero está obsoleta y con algunos equipos no operativos, lo que no permite ofertar servicios a los grupos de investigación, empresas o instituciones que trabajan en este campo. Para el edificio de Oviedo se prevé una planta con envasadora, un biorreactor, un liofilizador, una instalación para la filtración de membranas, un reómetro, un sistema analizador de emulsiones y un equipo de limpieza. Todo ello complementará la actual planta de la quesería. El conjunto debe terminarse antes de final de año, ya que cuenta con una financiación europea que caducaría si no se termina a tiempo.

En la planta superior del edificio, hay salas de catas, despachos compartidos y salas polivalentes que también presentan un aspecto muy avanzado. El centro no cuenta con un salón de actos propio, pero utilizará el del Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono (Incar), a escasos metros de la nueva sede. El aumento de la plantilla de la institución, que comenzó su actividad en 1990 con dos investigadores, da una idea de su crecimiento en contratos y proyectos nacionales e internacionales. En cuanto a los detalles del mobiliario del centro, este conllevará una inversión de casi 900.000 euros. Además, de Villaviciosa saldrán todos aquellos equipos que funcionen, dejando en el edificio maliayés tan solo el mobiliario.

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