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Crítica / Música

Al año 2021 con esperanza

Un concierto de menos a más con los mejores deseos para la Sociedad Filarmónica

La Sociedad Filarmónica de Oviedo inició el pasado miércoles el año 2021 con la esperanza y la ilusión de poder ir, poco a poco, resolviendo la compleja situación que atraviesa. No va a ser tarea fácil, pues a la renovación de un público envejecido (algo más renovado durante las últimas citas musicales) y la situación económica, se suma el espacio: un teatro Filarmónica especialmente castigado por las restricciones de aforo derivadas de la pandemia. La crisis sanitaria también obliga a restringir la duración de los conciertos y a no repartir en el teatro los programas de mano, por lo que la centenaria institución ovetense hace llegar por correo ordinario los programas a sus socios, un detalle significativo que muestra la unión entre los miembros de la Filarmónica y que, deseamos, sea un acicate para una gestión acertada en estos tiempos convulsos.

El concierto fue de menos a más. Con un inicio tibio y una sonoridad algo deslavazada en el primer movimiento del quinteto mozartiano, el Reinecke Klavier Quintet supo encontrar su sitio en el segundo número. Ya perfectamente ensamblados, hicieron gala de un fraseo muy aseado en las melodías. En el “allegretto” final, en el que se evidenció el papel del piano como hilo conductor de la obra, las ideas musicales fueron matizadas con acierto y optaron por un volumen sonoro muy cuidado que redundó en un gran equilibrio.

Inspirado en el anterior, el “Quinteto op. 16” de Beethoven comparte plantilla y tonalidad con la obra mozartiana, aunque difiere por momentos en su carácter. Reinecke Klavier Quintet supo contener el sonido para que cada intervención y cada entrada se percibieran de forma nítida, recreándose en las líneas melódicas y en el diálogo fluido entre todos los miembros del ensemble, lo que aportó una frescura muy especial a la interpretación. Con unas dinámicas bien trazadas y mayor protagonismo de la dulce sonoridad de las maderas, realizaron una notable ejecución de la pieza del genio de Bonn, dejando momentos de gran belleza en unos ritardando muy ajustados.

En definitiva, una velada musical tan sobria como agradable en la que la complicidad y el entendimiento fluyeron por el escenario, con un programa muy atractivo que encontró una respuesta favorable por parte de los numerosos asistentes, acudiendo fieles a la llamada de la Sociedad Filarmónica que comienza el año con buen pie.

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