Ante el mensaje enviado por el Rector de la Universidad de Oviedo creo que ha llegado el momento de hablar de hechos que sitúen a cada uno en el lugar que le corresponde. Y lo voy a hacer de forma esquemática:

Primero. Este Alcalde no fue quién inició este debate. Si revisan las hemerotecas podrán comprobar que el Rector en ningún momento se dirigió al Ayuntamiento para hablar del posible traslado de Minas. Lo presentó como un hecho consumado, dentro de, según sus propias palabras, un meditado, estudiado y estratégico plan, sin anunciar nada previamente ni a mí, ni al propio director de la Escuela.

Habla de falta de respeto institucional y de diálogo, pero ha sido él quien desde el primer momento no mantuvo esa actitud.

Segundo. Desde ese primer momento, el Rector no ha querido abrir ninguna vía de diálogo. De realizar unas declaraciones durante su campaña electoral en una televisión local asegurando literalmente que los estudios de Minas "están donde están y bien están ahí", pasó a plantear que el traslado de Minas a Mieres es innegociable.

Tercero. El alcalde de Oviedo no actúa por su cuenta, sigue un mandato del Pleno donde, además de los dos grupos de Gobierno, tanto PSOE como Somos y Vox votaron en contra de esa medida. Es decir, es una decisión unánime de todos los grupos de la Corporación municipal.

Cuarto. El Rector presentó su plan y durante casi ocho meses, lo debatió en los órganos universitarios y en el Consejo Social; lo vendió como la solución para los problemas de espacio de la Universidad en Oviedo y planteó el traslado de Minas como una necesidad para resolver esos problemas. Nunca situó el traslado de esta Escuela en una esfera académica o científica, siempre lo ajustó al hecho de que eran muy pocos alumnos para tan gran espacio y que ese edificio era necesario para liberar la Facultad de Ciencias. Ocho meses de debates y tensión que se esfumaron en los 10 minutos que el presidente del Principado empleó en anunciar su nuevo plan.

Quinto. El Rector dice que yo he atacado a la comunidad universitaria por defender que Minas se quede en Oviedo, pero yo creo que quien realmente le ha faltado al respeto a la comunidad universitaria ovetense ha sido él, presentándole un plan estratégico que iba a ser la panacea para resolver todos los problemas de espacio, haciendo que lo votarán en los órganos de gobierno y en el Consejo Social y, finalmente, tirándolo a la papelera para abrazar el nuevo plan del presidente del Principado. Y el Rector abraza el nuevo plan aceptando ya sin remilgos que la autonomía universitaria que tanto predicó se reduce a lo que siempre dijimos: quien paga es el Principado –con los impuestos de todos los asturianos– y quien decide es quien paga. El rector habla de dignidad y autonomía, cuando ha aceptado que una y otra dependan de una declaración de 10 minutos del Presidente del Principado.

Sexto. Dice que hemos planteado un chantaje a la institución, con lo que demuestra que, como los malos estudiantes, no lee más allá de los titulares. Lo que he planteado es que Oviedo es un agente determinante en todos estos planes y que hay que favorecer el clima de colaboración institucional. No hay, pues, chantaje alguno; sólo una agresión intolerable e injustificable a Oviedo por parte del Rector. Si llevarse Minas era por razones de espacio, ahora que ya no existe ese problema, ¿por qué mantiene ese traslado?

Séptimo. El Rector afirma que Oviedo es una ciudad universitaria y no una ciudad con Universidad. Pero tengo que decirle que durante años se ha disminuido la dimensión universitaria de Oviedo en favor de otros campus, y el traslado de Minas es un paso más en esa vieja estrategia.

Octavo. Lo sucedido esta semana deja claro que el Rector no es el interlocutor adecuado para hablar del futuro de la Universidad en Oviedo. Su gran plan estratégico ya no existe. Llegó el Presidente del Principado y en 10 minutos presentó otro, mucho mejor, que el Rector se apresuró a abrazar. Conclusión: quien está en condiciones de definir el futuro de la Universidad de Oviedo es el presidente del Principado. Queda claro que el primero que renuncia a la autonomía universitaria es el Rector.

Noveno. Adrián Barbón me llamó para informarme sobre la propuesta para ampliar el campus del Cristo en los edificios del antiguo HUCA y yo le expresé claramente que apoyamos este proyecto, pero que Minas debería estar incluido para permanecer en Oviedo. Por eso quiero plantear una alternativa para poner fin a este desencuentro institucional. Una vez aceptado por el Rector que los problemas de espacio de Ciencias no son tan acuciantes y que al final al edificio de Minas sólo irán unas aulas de la Facultad del Profesorado, la alternativa pasaría, en una primera fase, por compartir ese edificio con la Escuela. Con los actuales estudiantes de Minas quedaría espacio para recibir a otros 400 alumnos de otras disciplinas, lo que resolvería sobradamente los problemas de espacio actuales de estos centros. Y en una segunda fase, dado que se ha recuperado el plan antiguo para ampliar el campus del Cristo en los edificios del viejo HUCA, recuperemos también los planes que en su día hizo la propia Universidad para crear en este campus una Politécnica reuniendo en un mismo edificio las ingenierías de Minas, Química e Informática.

De esta forma, tanto Oviedo, como Gijón y Mieres tendrían su Politécnica. Creo que con buena voluntad por parte de todos esta opción pondría fin a un desencuentro que en nada beneficia ni a la Universidad, ni a Oviedo, ni a Asturias.

Décimo. Voy a decirlo alto y claro: me gusta mucho más el plan de Adrián Barbón que el Monopoly estratégico del Rector. Y me gusta porque desde el Ayuntamiento siempre hemos defendido que la solución era ampliar el campus del Cristo, con ambición, algo que nunca figuró en los planteamientos del Rector. Y me gusta, porque desde el Ayuntamiento siempre hemos defendido que hay que agrupar las sedes judiciales en Llamaquique para dar respuesta a la imperiosa necesidad de espacio de la Justicia. Y en ese plan siempre va a estar garantizada la colaboración institucional del gobierno que presido. En este plan sólo hay un lunar que no puede empañar su desarrollo: Minas no se puede ir de Oviedo.

Undécimo. El Rector ha manifestado siempre que el traslado de Minas a Mieres es innegociable. Pues bien, yo le digo al Rector que para este humilde alcalde es innegociable que Oviedo pierda su Escuela de Minas. Siempre he dicho que no soy un político al uso y confieso que me siento mal en estas confrontaciones. Pero soy el Alcalde de Oviedo y voy a dar todas las batallas políticas, judiciales y personales que sean necesarias para impedir que este emblema de Oviedo nos sea arrebatado por razones estrictamente políticas.

Zanjamos aquí cualquier debate con el Rector. Él ya ha dejado claro que no ofrece alternativa alguna a su interés en quitarle Minas a Oviedo. Quien tiene que tomar una decisión, explicarla y asumir la responsabilidad ante los ovetenses es el Gobierno del Principado. Si Minas es trasladada lo será porque así lo quiere y promueve el Gobierno asturiano.