El último de aquellos pioneros

Con la muerte de José Luis Boto Trelles se extingue una generación, la historia viva de la conquista de Pajares. El era el benjamín de aquellos pioneros que subían en polainas, con esquís de madera, botas de cuero y bastones de bambú y se deslizaban con posturas de ballet tras el esfuerzo de conquistar la cumbre de la Cerra. Entonces sí que nevaba. El pueblo de Pajares quedaba sepultado y los "sportmanes" que habían subido en autobús caminaban con los esquís al hombro y la mochila a la espalda, hundiéndose en cada paso hasta llegar la puerto. Entusiastas de la montaña, celebraban todo como si todo fuera extraordinario, como si fuera la primera vez que lo veían o experimentaban. Entonces nadie había ido a los Alpes, ni siquiera a los Pirineos. Pajares era todo lo que tenían y todo lo que querían. Sabían degustar como experimentados gourmets ese paisaje dominado por las Ubiñas, las conversaciones en la cumbre y cada bajada por la nieve sin pisar cada vez más deteriorada. Se ha muerto José Luis Boto y con él se extingue una forma de estar en el mundo más lenta, más ligado a los otros, más apreciativa de lo que está ahí, de lo cercano.

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