Clarín y Oviedo

Hace unas pocas semana que recibí con alegría el reconocimiento a título póstumo de Clarín como hijo adoptivo de Oviedo. Desgraciadamente, el escritor, a lo largo de todos estos años, solamente fue objeto de estudio dentro de los muros de la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo y en otras universidades. Mi primer contacto con la obra magistral de don Leopoldo fue en el curso académico 1978-1979. La experiencia no fue buena. La picaresca inherente a un alumno de dieciséis años recurrió al rincón del vago de la época para salir del paso, pues obligar a un adolescente a leer una novela de este calado sin ninguna indicación y guía evidenció la peculiar pedagogía de quien adoptó aquella decisión. Pasaron otros diecisiete años y entonces la cosa cambió radicalmente. Clarín me cautivó y no solo con "La Regenta", también con sus "Cuentos morales". Nuestro ovetense de adopción no fue objeto de la atención debida en las aulas de los cursos superiores de la antigua EGB y del BUP, pese a legarnos un texto que permitiría trabajarlo desde la lengua y la literatura, la geografía urbana, la historia contemporánea y la historia del arte. ¡Una pena!, pero aún estamos a tiempo de aprovechar sus textos como recurso educativo.

El curso 2019-2020, último en el que ejercí la docencia, conseguí involucrar a diecisiete profesores y ocho departamentos didácticos y de familia profesional del IES Aramo en un proyecto que llevó por título "La ciudad de Oviedo en La Regenta". Fue reconocido con una aportación de mil euros por la Asociación de Madres y Padres de este centro educativo. Las actividades involucraron al departamento de Artes Plásticas al proponer al alumnado que cursa el Bachillerato de Artes la representación plástica de los personajes principales a través de una breve descripción y el diseño de carteles. El profesorado asumió la interpretación de diferentes pasajes de la trama novelesca dando vida a los personajes principales, pero la llegada de la pandemia dio al traste con todo y de lo que se había pergeñado solamente hemos hecho la ofrenda floral ante la tumba de Clarín, con visita incluida al camposanto porque acoge la tumba Juan G. Río cuyo entierro no contempló ceremonia religiosa. Este hecho fue en el que se inspiró Clarín para describir el sepelio de don Santos Barinaga. (El entierro civil de La Regenta era el entierro de Ríos. Paloma Uría Ríos. Ástura, 2/84) . La lectura de La Regenta el día del libro –23 de abril de 2020– tampoco se pudo llevar a cabo, así como el itinerario por la ciudad para identificar los diferentes lugares en los que se ha desarrollado el argumento de esta novela. Hoy, muchos de aquellos docentes han pasado a disfrutar una nueva etapa, la jubilación, pero eso no es impedimento para que alguien vuelva a tomar las riendas y ponga en marcha aquella iniciativa aprovechando el momento en el que nos encontramos: el ciento cuarenta aniversario de la publicación de "La Regenta".

Tuve la suerte, con doce años, de presenciar en mi parroquia de San Juan de Priorio el rodaje de este relato de la mano del cineasta Gonzalo Suárez, en el verano del año 1974. El palacio del marqués de Santa Cruz, en Piñera, fue el escenario de las broncas de doña Paula a su hijo, el bosque de la quinta del Ordiel fue el paraje elegido para rodar la desesperada búsqueda de La Regenta y sus amigos bajo una intensa lluvia; el balneario de Las Caldas, por unos días se transformó en el casino de Vetusta y su entorno recuperó lo que había sido la antigua plaza de este lugar. Las Caldas, casi cien años, después volvía a revivir los años ochenta del siglo XIX, que se caracterizaron por ser el período álgido de la explotación de sus aguas termales.

El día 23 de abril de 2009 en biblioteca "Luis Iglesias Rodríguez", del IES Arzobispo Valdés-Salas estampé en una tarjeta dentro de las actividades que organizaba el profesorado responsable de la gestión de este recurso educativo mi opinión sobre la obra maestra de Clarín: "Mi libro preferido es ‘La Regenta’, de Clarín, por ser una excelente fotografía de la ciudad, sus monumentos y sus gentes, construida con el lenguaje. A través de su lectura percibimos el color, el olor, la idiosincrasia de una ciudad provinciana que ve fenecer el siglo XIX". Al año siguiente y en aquel mismo contexto volví a dejar impreso mi parecer sobre uno de sus cuentos más famosos, "Adiós Cordera", en estos términos: "El cuento siempre lo asociamos a esos relatos de nuestra infancia que las abuelas nos contaban, pero el cuento es algo más y a veces narran y describe la realidad en su justa medida. El escritor vuelve a dar muestra de su prosa fotográfica y uno, cuando lee este cuento, ve brincar a la vaca, oye el estruendo de la locomotora al salir de las entrañas de la trinchera, se le encoge el corazón como a Pinín y a Rosa y de paso repasa la historia de España, concretamente La Restauración. La lectura de este cuento me parece interesante para que nuestros jóvenes valoren todo lo que tienen y lo disfruten responsablemente".

A partir de estas lecturas, me enganché, como se suele decir, y leí otros más como "Pipá", "La reina Margarita", "Manín de Pepa José" y "Boroña". Fue este último, ilustrado por Illés en la publicación "Tres cuentos asturianos de Clarín" (2015) junto con el cuadro "El regreso de Pin de Rosa", de José Uría, al que tanto apego tengo, la carta (1895) y el billete de regreso (1899) del salense don Santos Menéndez, natural de la parroquia de Villazón, las fuentes que me permitieron diseñar un ejercicio en el que se analizaba la emigración a ultramar desde una perspectiva tan amplia como uno quiera a partir de un enfoque claramente competencial, que puede considerarse una situación de aprendizaje de la que dio cuenta el programa "Aprende con TPA" durante el encierro ocasionado por la covid en la primavera del año 2019. Las administraciones públicas deberían diseñar actuaciones que capten el interés de niños y jóvenes porque nuestra tierra tuvo la suerte de acoger a Clarín, que tan bien se sintió entre nosotros; sin embargo, la generosidad y la nobleza que suele caracterizar a esta tierra quedó aletargada en todo lo relacionado con él, y con su familia.

El autor de "La Regenta" merece todo el respeto por parte de los ovetenses porque nos ha dejado una obra de la que Galdós alabó el lenguaje, la sátira y la psicología de los personajes, pero aún fue más clara Emilia Pardo Bazán al afirmar sobre este texto: "Hay tanta verdad en todo". Acertaba doña Emilia, porque la intriga, el cotilleo, la mezquindad, la hipocresía, la falsedad que visualizamos en la sacristía de la catedral de Vetusta, en el casino y en las reuniones de la alta sociedad vetustense siguen vigentes en la actualidad, pero lo más preocupante es que a diario no veo la intención de acabar con ese modus vivendi que se extiende hasta los ámbitos profesionales.

La publicación no estuvo exenta de polémica y el obispo Fray Ramón Martínez Vigil consideró que era un libro de erotismo, de escarnio a las prácticas cristianas y de alusiones injuriosas a respetabilísimas personas, pero la exquisita educación de Clarín quedó reflejada cuando zanja la polémica con el prelado en estos términos: "Pues a un señor obispo no se le puede, ni se le debe pedir satisfacciones en otros términos". A partir de aquí parece que la relación entre ambos fue cordial y amistosa. Cuando pienso en aquella polémica no quiero imaginar cómo sería en la actualidad viendo lo visto año tras año en aquel lugar del que el cardenal Rouco Varela dijo que sin él no habría Europa (LNE.18-VI-2018) y tampoco habría nacido el Camino de Santiago (LNE. 28-VIII-2018).

Agradezco la decisión adoptada por el Ayuntamiento y, por fin hoy, la familia de don Leopoldo Alas Clarín puede disfrutar del merecido y obligado reconocimiento de quien contribuyó con su pluma a retratar el tiempo que le ha tocado vivir tal como era, huyendo de cualquier idealización que la habría apartado de la realidad, asumiendo el riesgo de la crítica injusta, tendenciosa y rencorosa que se plasmó aún después de su fallecimiento.

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