Rubén Miño tuvo la fuerza y el convencimiento necesarios para lanzar un mensaje de optimismo tras dos tropiezos consecutivos que han dejado muy tocado al Oviedo. Las derrotas ante el Almería (3-1) y el Leganés (0-1) han colocado al conjunto azul en novena posición y han rodeado al equipo de un ambiente muy pesimista. Pero el guardameta catalán sólo piensa en ganar mañana (20 horas) al Zaragoza y en que dependen de sí mismos para disputar el play-off de ascenso.

"Está claro que estamos un poco tocados", reconocía Miño. El portero dijo que los jugadores "lo dieron todo", pero que eso no fue suficiente: "Aún así no nos dio para conseguir la victoria". Y a partir de ahí, asunto concluido: "Minutos después del partido empezamos a pensar en el Zaragoza, cada vez con más ilusión de llegar allí y ganar. Porque ese es el objetivo ahora mismo". En su caso tiene claro que pueden lograr la clasificación para el play-off: "Estoy convencidísimo".

Lo que no tiene el portero es una explicación para lo que le está pasando al equipo: "Me pongo a analizar y no encuentro una explicación lógica al bajón que hemos pegado". Pero no es el momento de lamerse las heridas y Miño sólo conoce un camino para salir de esta situación: "A esto se le da la vuelta mereciendo ganar, creando más ocasiones, siendo más fiables y haciendo las cosas bien en el campo".

El portero explicó que la madrugada después de perder ante el Leganés fue larga y que la dedicó a hacer cuentas: "A las tantas de la mañana, mirando la clasificación y analizando todas las posibilidades y todas las combinaciones, te das cuenta de que lo único que vale es lo que hagamos nosotros. Nos tenernos que aferrar a eso y nos aferramos a eso. Y si alguien en el equipo no está convencido hay que convencerle de que hay que ganar al Zaragoza para lograr el objetivo".

Un trabajo al que se van a dedicar en estas horas previas al encuentro de La Romareda: "Todavía tenemos 48 horas para analizar esas cosas que hemos hecho mal. Se hicieron cosas mal, por supuesto, el Leganés nos ganó en determinados minutos en el control del juego, en el peso del partido. No supimos imponernos, intentamos tirar de corazón, con balonazos arriba, y así es complicado". Para Miño una de las ventajas que tienen a partir de ahora es precisamente la pérdida de confianza hacia el equipo: "Ahora mismo parece que está todo perdido y eso va a ser una baza a nuestro favor. Nos enfrentamos a un rival que tiene unas sensaciones parecidas, juegan en su campo, y eso puede ser una baza a nuestro favor".

El portero comprende los pitos de la grada, aunque asegura que todos están con el entrenador: "Es normal, aunque no es agradable, nosotros estamos con Generelo, estamos con todos los compañeros, con el entrenador", insistió un Miño que quiso lanzar un mensaje optimista en medio de tanta negatividad.