Se ha iniciado en los últimos días un doloroso proceso de asunción de culpas en el oviedismo. Generelo se sitúo en el centro de la diana tras el partido de Zaragoza y los jugadores han tomado el relevo. Todos tachan la temporada de "fracaso", sin ambages, y asumen que la campaña no ha terminado como se esperaba por una serie de acontecimientos que han ensuciado la imagen en un año que iba enfocado a disfrutar del fútbol profesional. Néstor Susaeta, que siempre se muestra sincero ante los medios, ha sido el último en salir a la palestra. "Es una decepción muy grande en todos los sentidos, un fracaso a nivel deportivo, pero tampoco lo calificaría como un desastre porque el Oviedo está en Segunda", dice como primer punto de su reflexión.

Susaeta trata de situar el problema en el contexto que rodea al Oviedo de los últimos años. Los azules se han pasado más de una década fuera del fútbol profesional y con serios problemas económicos. Ahora, las perspectivas son mucho más amables que en anteriores tropiezos. Queda sin embargo la sensación de desilusión por el tramo final de la Liga y Susaeta trata de detectar las razones: "Lo peor ha sido la fractura entre afición y jugadores y el lío institucional tras la salida de Egea. Hay que hacer autocrítica grande. Han pasado algunas cosas que hay que analizar profundamente".

El centrocampista se pone a sí mismo como ejemplo. "Echando la vista atrás quizás sí que se pudieron hacer mejor las cosas. Hay que mirar a uno mismo. Además de futbolistas hay unos valores y un escudo que son tan importantes como saltar al campo", explica. Cuando se le pregunta a Susaeta por las cuestiones concretas a mejorar, el vasco prefiere morderse la lengua. Antes hay que tratar las cosas en la intimidad del vestuario. "Hay cosas que no puedo decir aquí", explica en alusión a la sala de prensa; "pero empezaría por mirarnos a nosotros mismos. Los valores humanos deben estar por delante de los intereses personales. Esta temporada no ha sucedido así y ése ha sido uno de los muchos problemas que hemos tenido en la temporada".

Asumido el golpe, Susaeta encara el futuro con optimismo. Él ha sido testigo de la transformación del Oviedo en los últimos tres años y apuesta sin ningún tipo de dudas por Carso: "Cuando llegué el club estaba muy enfermo, y con trabajo y seriedad la llegada de Del Olmo cambió muchas cosas. El club ha crecido. Carso tomará nota de los errores cometidos y seguro que en el futuro nos ayuda para que no se repitan".