El Oviedo exitosos de los 90, el de los fichajes extranjeros de renombre (Prosinecki, Bento, Jokanovic, Dubovsky?) se da de bruces con la realidad al inicio del milenio. 2001, con el estreno del nuevo estadio, supone el descenso a Segunda y el pistoletazo de salida a la época más dolorosa de la historia carbayona. Tras intentar el regreso en la 2001/2002 y quedarse en el intento, séptimo puesto final, el desastre se consuma al siguiente curso.

Lo sucedido en la 2002/03 es historia negra del Real Oviedo. El equipo completa una temporada para olvidar y acaba 21ª, descendido a Segunda B por méritos deportivos. Pero el golpe es doble. Los futbolistas denuncian los impagos por parte del club a la AFE y las negociaciones para alcanzar un acuerdo no prosperan: los jugadores no aceptan las garantías para el cobro y el Oviedo desciende a Tercera por primera vez en su historia.

Muchos pensaron que era el fin del Real Oviedo. Incluido el Ayuntamiento, que prestó su apoyo al Oviedo ACF, que pretendía ostentar el honor de club representativo de la ciudad. La reacción del oviedismo fue inmediata: apoyo total al histórico Real Oviedo que logró salir a competir en Tercera con Rivas como entrenador y un grupo de chavales dispuestos a arriesgarse por el bien de la entidad. El gol del canterano Kily al Mosconia, en la primera jornada, es uno de los más recordados para la sufrida afición. El Oviedo estaba vivo.

No logró subir un escalón el Oviedo esa campaña, el Arteixo lo evitó en la promoción. Allí, a pie de campo, Cervero, proyecto de símbolo a esas alturas, prometió que llevaría al equipo a Segunda B. No tardó ni un año en cumplir. La 2004-05 acaba en fiesta: el equipo asciende tras derrotar al Ávila en el partido decisivo. Parecía que el club resurgía.

Pero faltaban más frenazos. La 2005/06 deja al Oviedo séptimo, temporada de transición se pensó, pero lo peor estaba por llegar. En la 2006/07 los azules hacen el ridículo y descienden a Tercera tras una campaña para olvidar. La 2007/08 estará marcada para siempre por la elección del entrenador: el Lobo Carrasco asume el mando, con un estilo cuanto menos curioso. La relación estalla en la promoción. El Oviedo pierde 4-1 en Caravaca y Carrasco es despedido. Dirigidos por Fermín, los azules están cerca de remontar en la vuelta pero el esfuerzo es insuficiente.

La 2008/09 sí es redonda. Raíl dirige con sabiduría, Cervero marca y el equipo gana. Los azules se imponen al Mallorca B en la promoción en una agónica tanda de penaltis. El Oviedo parecía olvidarse de Tercera. A partir de entonces se vive un periodo de estancamiento, La directiva de Alberto González dirige un proyecto a la deriva, con decisiones poco meditadas y un gasto inusual que va dejando al equipo al borde la bancarrota. El Oviedo fracasa en sus sucesivos intentos de ascenso: segundo en la 2009/10 (derrota en la promoción ante el Pontevedra), octavo en la 10/11 y sexto en la 11/12.

El club se asfixia económicamente sin ascenso, Alberto González (perseguido por la justicia) abandona el club y la directiva de Toni Fidalgo convoca una ampliación de capital: o se logran 2 millones de euros o el club desaparece. La reacción es inmediata. Desde todas las partes del mundo aficionados se suman a la compra de acciones. Salvada la situación, aparece en escena Carlos Slim para aportar otros 2 millones de euros. La campaña acaba con el Oviedo en promoción pero con derrota ante el Éibar. Pero el futuro se empieza a aclarar.

La 2013/14 supone una decepción, con el Oviedo fuera de play-off, pero también es un paso delante de los mexicanos. Joaquín del Olmo llega como asesor de Carso. La 14/15 es seria desde pretemporada. Vuelve Esteban, cerca de los 40 años renunciando a un generoso contrato en Primera, y junto a él un equipo competitivo y un entrenador, Egea, con mano izquierda. Y los azules arrasan en la Liga regular. La explosión de júbilo llega en Cádiz, con el ascenso.

El Oviedo regresa al fútbol profesional y da un portazo a los fantasmas del pasado. Carso promete emociones fuertes y el primer año de vuelta el equipo roza la fase de ascenso pero le condena un pobre final tras la marcha de Egea. Los años del barro ya están olvidados y el Oviedo ya planea un nuevo intento de regresar al primer plano, el lugar que le corresponde por historia.