Con el viento a favor, el Oviedo se ha mostrado pletórico esta temporada. Un equipo de granito. Ocurrió en Murcia, por ejemplo. El equipo entró errático en el partido pero sonrió con un par de chispazos: el penalti errado por Góngora, el cabezazo a la red de Verdés. Superado el inicio, el Oviedo respiró aliviado y se aferró al campo. Sacó tres puntos de oro. En Cádiz o ante el Rayo se vieron procesos similares: la seria propuesta inicial creció con el primer gol. El Oviedo de Hierro ha demostrado hasta la fecha que con confianza es un conjunto temible. Pero le falta un paso más para que su candidatura al play-off gane fuerza: se echa en falta una remontada para demostrar que también sabe crecerse ante la adversidad.

Héctor Verdés hizo un interesante análisis al final del choque ante el Alcorcón. Tras las palabras de Hierro, el entrenador había hablado de un equipo "sin alma y sin orgullo", se le preguntó al central si lo de Santo Domingo había sido un problema de actitud. "Al principio, no: no creo que saliéramos con mala actitud al campo", argumentó, "pero al ver que las cosas no salen como queremos, no somos capaces de cambiarle la cara al partido. Nos falta superar los momentos complicados". Es como si en el caso del Oviedo, los mazazos fueran difíciles de asimilar. Como si los goles en contra tuvieran efectos en el marcador y en la moral.

Hierro ha hablado desde el principio de temporada de la necesidad de las victorias para reforzar anímicamente a sus pupilos. Entendía el técnico, al menos al comienzo de la competición, que sus chicos se soltarían con el refrendo de los resultados. Y lo han hecho en algunos escenarios, siempre con el resultado a favor. Remar contracorriente se mantiene como una de las asignaturas pendientes de la temporada.

El Oviedo ha sido incapaz de remontar ningún partido. Ha logrado dos empates en dos encuentros en los que se vio por detrás en el marcador, pero en ninguna ocasión se ha ido con los tres puntos después de ir perdiendo: ha perdido las otras cuatro ocasiones en la que se adelantó el rival. Las victorias logradas hasta la fecha, seis en lo que va de temporada, responden al mismo patrón: fue el Oviedo el equipo que hice el primer tanto, una ventaja inalcanzable para el contrario. Así ha sucedido ante el Almería (2-0), Cádiz (0-2), Rayo Vallecano (2-0), Tenerife (2-0), UCAM (0-1) y Levante (2-0). Todas los triunfos azules con su puerta inmaculada; todas menos la de Murcia por dos goles de diferencia.

Solo en dos ocasiones en lo que va de campaña, el Oviedo ha logrado sacar algo positivo cuando iba por detrás en el marcador. Sucedió en los empates ante el Numancia (en el que logró igualar en dos ocasiones hasta el 2-2 final) y en el 1-1 ante el Lugo. El resto de empates (en Mallorca, ante el Mirandés y en Gerona) llegó sin que se moviera el marcador: 0-0. En el otro lado de la balanza, el Oviedo se ha comportado hasta la fecha como un equipo al que le es muy difícil remontar un resultado. Solo el Getafe ha logrado ganar un choque que comenzara con victoria de los azules. Sucedió en la 5.ª jornada de Liga, cuando los de Hierro se fueron al descanso 0-1 en el Coliseum Alfonso Pérez para perder al final por 2-1 en una desacertada segunda parte.

La derrota en Alcorcón, advirtió Hierro, duele por las consecuencias que puede traer, La parte optimista del asunto es que el calendario siempre ofrece oportunidades de revancha. La próxima, este domingo. El Oviedo recibe al Nàstic, penúltimo en la tabla, con la firme intención de demostrar que también tiene argumentos cuando las cosas no van tan bien.