El verano se ha acabado para la plantilla del Oviedo. Anquela ha dado por finalizada la pretemporada y ya solo piensa en el partido del domingo, a las 19 horas, ante el Rayo Vallecano. La sesión que dirigió ayer el técnico andaluz se centró en pulir aspectos tácticos y en seguir perfilando el once con el que los azules saldrán a jugar en el Tartiere el primer partido de liga. Un entrenamiento que duró más de dos horas y en el que el entrenador del Oviedo insistió una y otra vez en realizar una presión alta en la salida de balón del contrario y en atacar con velocidad y abriendo siempre el balón a las bandas.

Anquela empezó la jornada quejándose -"no me gusta nada el ritmo que tenemos"- y la acabó felicitando a sus jugadores por el "buen trabajo" realizado. El técnico del Oviedo estuvo especialmente incisivo durante uno de los ejercicios que realizó con doce de sus jugadores, en el que ensayó posiciones defensivas y ofensivas. Un ejercicio que fue especialmente interesante por los jugadores que seleccionó para realizarlo. En la defensa estuvieron Cotugno, Verdés, Carlos Hernández y Mossa; por delante, Mariga y Folch; luego una línea de tres en la que por la derecha se intercalaron Pucko y Viti, por la izquierda estuvo Aarón Ñíguez y como media punta el canterano Edu Cortina. Por delante de ellos se colocó Toché y en la portería Juan Carlos.

El técnico jienense estuvo especialmente atento a los movimientos de Edu Cortina, al que no dudó en regañar cuando consideraba que no se aplicaba al ejercicio la intensidad adecuada. Anquela podría estar planteándose la posibilidad de que fuera el canterano el que se colocara como segundo punta mientras llegan los últimos refuerzos.

En El Requexón estuvieron siguiendo esta sesión más aficionados de los habituales al tratarse de un día festivo. Los seguiodres que se acercaron hasta la ciudad deportiva azul disfrutaron con un Anquela que no paró de hacer correcciones y de vigilar que la intensidad fuera la adecuada. "Me cago en el trote cochinero", le espetó a varios futbolistas cuando salían a hacer la presión a un ritmo que no era el que el entrenador andaluz requería. Poco a poco fue pasando del "no me gusta ni un pelo" al "enorme, esto me gusta más". Cuando atacaban les dijo a sus futbolistas que para cambiar la orientación del juego de una banda a la otra prefería que antes el balón pasara por el mediapunta, es decir, por Edu Cortina.

Pero sobre todo les exigió precisión cuando las jugadas se alargaban: "Esto es lo que no me gusta, nos descomponemos y a partir de ahí hacemos las cosas muy forzadas". Una vez hechas las puntualizaciones, el ejercicio fue siendo cada vez más del gusto del entrenador, que pasó de las quejas constantes a los aplausos. Eso sí, antes de dar por concluida la sesión advirtió a sus jugadores de que hay que ir al limite: "Cada balón dividido hay que meter la pierna; si no metemos la pierna estamos muertos".