Controlar los detalles es una de las máximas que conduce al éxito en Segunda. Una categoría en la que tradicionalmente el dominio del balón parado es determinante. Y en esa faceta el Oviedo está representando a la perfección el prototipo de equipo de la categoría. Los azules saben aprovechar esta faceta, pero también la sufren, como quedó demostrado el pasado sábado ante el Numancia. El conjunto que dirige Anquela ha marcado once goles a balón parado y encajado ocho, pero el saldo de puntos es más que favorable, ya que este tipo de jugadas, que incluyen saques de esquina, faltas indirectas, directas o penaltis, le han dado al Oviedo a su favor diez puntos este año, mientras que los goles encajados solo les han restado cuatro puntos.

Cinco goles en saques de esquina, dos en faltas directas, dos en remates tras faltas laterales y dos de penaltis resumen cómo ha aprovechado el conjunto azul el balón parado durante esta temporada. A balón parado han llegado prácticamente la mitad de los tantos del Oviedo este curso, ya que son 11 de los 24 que llevan marcados.

Destaca la aportación de Carlos Hernández, que ha conseguido ya tres goles, todos ellos en saques de esquina, y dos tras ser sacados en corto. El pasado sábado marcó así ante el Numancia, como ya había hecho en Tarragona, mientras que ante el Barça B remató directamente el lanzamiento de Saúl Berjón.

De libre directo el Oviedo también ha sacado provecho este curso, con dos buenos tantos a cargo de Rocha, ante el Reus en la tercera jornada, y por medio de Aarón Ñíguez, en la séptima jornada frente al Zaragoza. Mientras que desde el punto de penalti el conjunto azul ya ha logrado dos tantos, uno por medio de Saúl Berjón ante el Lugo y otro la semana siguiente de Aarón Ñíguez en Tarragona ante el Nàstic, en un partido en el que falló otra pena máxima Berjón.

Los goles logrados a balón parado les han supuesto diez puntos al Oviedo esta temporada. El gol de falta de Aarón Ñíguez ante el Zaragoza fue vital para lograr un empate, lo mismo que el de Carlos Hernández de cabeza en un córner una semana después ante el Barça B. Ante el Lugo y el Nàstic el Oviedo consiguió dos goles por medio de la estrategia, que fueron determinantes para poder ganar. Y ante el Numancia, sin los dos goles a balón parado, el Oviedo no hubiera pasado del empate.

Aunque el Oviedo también se ha mostrado por momento débil en esta faceta, y ha llegado a encajar ocho tantos, esta circunstancia no se traduciría en una pérdida muy notable de puntos. El Oviedo podría haber arañado un empate si Amaya no hubiera marcado de cabeza un centro lateral ante el Rayo, sumado un triunfo en vez de un empate ante el Zaragoza, o firmado tablas en su visita al Valladolid.