La junta extraordinaria sirvió para resolver dudas, recibir algunas críticas y defender la labor del club en varios frentes. Fue el momento de los ruegos y preguntas el de más actividad en una tarde que se había desarrollado plácidamente. Porque el principal objetivo de la asamblea, regularizar la situación de la entidad conforme a las reglas de La Liga, se había ejecutado con normalidad, apoyado el consejo en el Grupo Carso, la mejor garantía. El consejo sacó con unanimidad las votaciones sobre la designación del auditor de cuentas (la empresa Ad Hoc) hasta 2021y la modificación de los estatutos ("una labor de adaptación", según Menéndez Vallina) y con amplia mayoría la renovación del consejo por los próximos seis años.

La continuidad del órgano de dirección se dio con un voto en contra y una abstención. El voto en contra fue el de Diego Gabriel Suárez Granda, que representaba 6 acciones. Explicaría después el aficionado su postura como "un toque de atención por los errores en la planificación de los últimos años". César Fernández, con 43 acciones, fue el aficionado que se abstuvo.

La junta también sirvió para aclarar la postura del Oviedo respecto a la votación realizada el pasado mes de febrero en la asamblea extraordinaria de La Liga para subir el sueldo de Javier Tebas. El presidente de La Liga pasó a cobrar 1,2 millones de euros netos, más otros 250.000 en variables. Tebas contó con el apoyo de todos los presentes con excepción de cinco equipos. Tras esa votación se especuló con que el Oviedo había sido uno de lo que habría votado en contra. Aquella asamblea tuvo su efecto en la junta de ayer cuando Ignacio Suárez, en representación de Symmachiarii, agradeció al Oviedo ese supuesto voto en contra. Al término de la junta, y preguntado por los periodistas, Jorge Menéndez Vallina quiso matizar la postura del club, que no se había pronunciado hasta ayer. "¿El voto en contra? A aquella asamblea yo no pude acudir, fue una no asistencia", explicó el presidente del Oviedo.