El Oviedo, en este inicio de Liga, ha roto la tendencia general de los últimos años. El rendimiento lejos de Asturias lastró anteriormente al equipo en su objetivo de meterse en el play-off, porque la solvencia en el Tartiere le situó como uno de los equipos potentes de Segunda. La temporada anterior, en la que el Oviedo se quedó a las puertas de la promoción, los azules hubiesen sido terceros si sólo se contasen los partidos en casa. Únicamente Sporting y Numancia sumaron más puntos como locales. La cruz, lo que impidió triunfar a Anquela en su primer año en el banquillo, fue salir del Tartiere: solo 19 puntos (cuatro victorias y siete empates). Con Hierro se repitió la tendencia, porque el Oviedo también fue el tercer mejor local, aunque sus cifras como visitante (a lo que el malagueño lo atribuyo a una falta de personalidad en el grupo), 17 puntos, lo situaron como el 17º peor de Segunda a final de año.
Esta temporada, de momento, el Oviedo ya ha demostrado su poderío lejos de su estadio (lleva dos victorias en solo un mes de competición, la mitad de todas las que logró). Es, ahora mismo, con sus siete puntos, el mejor visitante de toda la categoría y el reto, como hace una semana, sigue siendo ganar de una vez en el Tartiere. Tras la visita a Alcorcón al Tartiere llega el Albacete.
