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Portero del Real Oviedo

Champagne: "Pocos futbolistas ganan dinero"

"No salvo al equipo, a mí me toca actuar una o dos veces y la pelota hay que sacarla; igual le pasa al delantero"

Champagne posa con los guantes.

Nereo Champagne (Salto, Argentina, 1985) vive en el barrio ovetense de Pumarín. Ahí, en sus ratos libres, lee cuentos de Jorge Luis Borges y también ojea -siempre en formato papel- la prensa deportiva ("sobre todo después de los partidos, me gusta guardar los diarios"). Cuando no hace eso se pone en la portería del Oviedo y, sobre todo últimamente, realiza paradas que acaban siendo decisivas. La última, la que le hizo a Quique, ariete del Dépor, el domingo en el Tartiere (1-1). "No salvo partidos, hago mi trabajo". Champagne se sienta con LA NUEVA ESPAÑA tras el primer entrenamiento de la semana en El Requexón. El arquero, el primer integrante del Oviedo que criticó abiertamente el trato a los aficionados azules desplazados a Gijón en el derbi -lo hizo a pie de campo, a pocos segundos de acabar el partido-, habla de Argentina, de sus inicios, del fútbol actual, de los futbolistas e incluso del viejo Tartiere. Champagne se descubre.

- Describa Salto, donde nació.

-Es una ciudad que no para de crecer. Está en la provincia de Buenos Aires, a 200 kilómetros de la capital federal, y tiene 40.000 habitantes. Es linda, tiene río, un gran balneario y está bien ubicada.

- ¿Qué hacían sus padres?

-Mi mamá es maestra de escuela, y mi viejo, agricultor. También tengo una hermana ingeniera que trabaja en una gran empresa de Argentina. Estuvieron aquí cuando jugamos contra el Alcorcón, por suerte han podido venir dos o tres veces desde que llegué a España.

- ¿Cómo está Argentina?

-Somos un país acostumbrado a vivir en crisis; se podría decir que tenemos una crisis eterna. Venimos de diez años de un Gobierno, que cambió hace cuatro. Los cambios radicales llevan tiempo en la actuación y por supuesto tienen costes y los estamos pagando. Me preocupa la situación, porque mi familia, amigos y compañeros viven la realidad diaria.

- ¿Hay algún argentino al que no le guste el fútbol?

-Es muy difícil encontrarlo (se ríe).

- ¿Por qué es portero?

-En casa de mi abuelo coincidía con un amigo de la familia que era jugador de Sports de Salto, que es mi equipo. Él era delantero y me agarraba para jugar. Me pateaba y yo atajaba, atajaba y atajaba. Fui a probar a Sports cuando tenía 6 años. Intervine en un partido de jugador de campo y en seguida me hice arquero. Estuve ahí hasta que cumplí los 14 años, que me fui a probar a San Lorenzo.

- El mismo equipo donde jugó Isidro Lángara, icono del Oviedo.

-Es un ídolo de la historia de San Lorenzo. Yo desgraciadamente no lo vi jugar. Allí es reconocido, sobre todo por la gente de más edad. Es una referencia.

- ¿Cómo lo ficha San Lorenzo?

-En Salto jugábamos siempre contra Obras de Arrecife, el equipo de una ciudad cercana. Ahí jugaba Pablo Zabaleta, que ahora está en el West Ham. Obras era el mejor equipo de Arrecife, y Sports, el de Salto. Teníamos una gran rivalidad y coincidíamos siempre en las finales. Un día Zabaleta me dijo que si queríamos ir a probarnos, que nos habían recomendado. Era Novena División, jugamos un partido y me quisieron fichar. Independiente también quiso que fuese con ellos, pero en San Lorenzo se interesaron más y me mandaron a la residencia.

- ¿Cómo se las arregló ahí?

-Pasé cinco años espectaculares, uno en la vida madura así. Hay que hacerse hombre. El padrino de mi hija es un amigo que tengo desde el primer día de pensión, y yo soy padrino de un hijo suyo.

- ¿Cómo fue el debut?

-Largo. Se hizo esperar mucho, siempre era el tercer o el cuarto portero. Me llegó la posibilidad de jugar la última jornada del Torneo Apertura, en diciembre de 2007 contra Gimnasia de Jujuy. Había mucha gente, jugábamos de local y me hicieron gol en la primera jugada, aunque luego me patearon dos o tres veces y paré bien. Acabamos ganando 4-1. Fue muy lindo.

- ¿Qué pasó después?

-Al año siguiente ya soy el segundo arquero, pero más tarde, en 2010, me voy a préstamo a Ferro. Para mi carrera fue una experiencia espectacular; la primera vez que jugué 38 partidos seguidos. La campaña no fue del todo buena, pero me fue muy bien en lo personal y pude volver a San Lorenzo.

Champagne, en la temporada siguiente, fichó por el Olimpo, club de Bahía Blanca. Estuvo de 2012 a 2016, logró un ascenso a Primera y se convirtió en uno de los referentes de la hinchada. En 2016 se fue cedido al Leganés, donde, pese a ser suplente, tuvo protagonismo en la salvación del equipo y en la eliminación copera del Madrid (titular en un partido decisivo en San Mamés y en los dos de Copa). El verano pasado llegó a Oviedo y, tras empezar como suplente, ahora es titular indiscutible. Acumula ya más de dieciséis años como profesional.

- ¿Ha cambiado mucho el fútbol desde que empezó?

-Cada vez se hace más profesional, todo está preparado y estudiado: la medicina, la nutrición, la táctica... Las directrices futbolísticas van cambiando y el jugador puede jugar más tiempo. Muchos más años. Antes un futbolista con 31 años estaba en las últimas y ahora es al revés, es cuando mejor rinde.

- ¿Se pierde esencia lejos del césped?

-Lo económico, como toda circunstancia de la vida, va dominando y se va perdiendo esa esencia. Todo lo bueno de la televisión va cambiando otras cosas. La esencia y el estilo cambian, pero no sé si se pierden del todo. El Oviedo tuvo que dejar su viejo estadio para venirse al nuevo Tartiere, también el Athletic de Bilbao se mudó de hogar. A mí con el Leganés me tocó conocer el Calderón, pero los nuevos tiempos piden que el Atlético juegue en otro estadio más moderno, más seguro y con otras características. El fútbol avanza, como la vida, porque la vida es la que avanza.

- ¿Un futbolista es rico y famoso?

-No, eso no existe. El mundo cree eso porque hay futbolistas que ganan un buen dinero, como Messi o Cristiano, pero esos son poquitos. No todos somos superestrellas. La riqueza del jugador no existe.

- ¿Y cómo es un futbolista?

-Un futbolista es una persona normal. Es un padre de familia que tiene un trabajo o la suerte de poder hacer algo que le gusta. Es una profesión. Tiene algo lindo, que es lo que alguien sueña desde chico. Yo siempre soñé con ser jugador y tengo la suerte de cumplir ese sueño. Eso no cambia, soy un padre de familia normal que lleva a sus hijos al colegio y que se encarga de cuidar la casa. Ricos y famosos solo son los elegidos.

- ¿Y por qué mucha gente tiene una visión simplista de su profesión?

-Porque no nos conocen, ese es el problema. Nosotros pensamos que un actor es famoso o millonario y no sabemos cómo es en realidad. También nos meten la idea de que los que son de determinado país son de determinada manera y no tiene por qué ser así. El que conoce a un jugador profesional se da cuenta de que es una persona normal.

- Usted fue el primero en criticar las excesivas medidas de seguridad en el derbi para los aficionados del Oviedo, ¿por qué lo hizo?

-Uno se entera de lo que pasa. Mi hijo juega en la escuela del Real Oviedo y nos relacionamos mucho con los padres. Tenemos un gran grupo y charlamos mucho. Uno de los padres participó en los operativos policiales, en los dos derbis. Charlamos sobre la gente del Sporting que estuvo en el Tartiere tanto tiempo esperando después de haber perdido y que si no era mejor sacarlos primero. Esta vez lo hablamos mucho más. A mí me gusta ir a la cancha, voy desde que tengo uso de razón, empecé a ir con mi viejo. Cualquiera se da cuenta de que lo que pasó en el derbi se debe mejorar. Son momentos (sus declaraciones) que tienen o sirven para tener más repercusión. A ver si a alguno se le prende la lamparita el año que viene.

- ¿Cómo ve al Oviedo en lo deportivo?

-Muy bien, lo principal es competir. Mantener una regularidad, una línea de juego.

- Hay gente que dice que Champagne salva al Oviedo.

No. A mí me toca actuar una o dos veces, la pelota hay que sacarla. También le toca al delantero. Toché salió en Elche y pateó un penalti en el minuto 95. El fútbol son momentos, a veces son noventa minutos y otras veces tres. Ahora tengo la oportunidad de aportar mi granito de arena.

- ¿Es feliz?

-Por supuesto. Hacer lo que me gusta me da felicidad, el equipos responde y va por buen camino.

El meta argentino contesta largo y tendido, pero también responde ágil cuando se le pregunta por sus gustos. Su lugar favorito en el mundo es su ciudad, Salto, eso lo tiene clarísimo. Tampoco duda con la música. "Almafuerte", una banda heavy argentina, es el grupo de su vida, y "Se vos", su canción fetiche. No escucha, por ejemplo, a Andrés Calamaro, ídolo musical argentino, y también huye del tan de moda reggaeton. Su libro favorito es "El juego manda", de Agustín Pichot. No tiene una actriz favorita y si tiene que elegir a un futbolista se queda con el "Mono" Burgos, segundo técnico argentino del Atlético de Madrid. Alfonso Herrero, su competencia en la portería, es, sobre todo, "un gran compañero, además de excelente arquero".

Es portero, pero regatea si se le pregunta por Messi o Maradona, el debate infinito. "Los dos. ¿Por qué tenemos que elegir? Los dos son argentinos. También dribla sobre el futuro del Oviedo: "¿Dónde me veo en junio? Me veo el sábado ganando".

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