No ofrece dudas el discurso que sale esta semana del vestuario del Oviedo. Superado el sopado en La Rosaleda ganando al Numancia, el domingo ante el Tenerife hay una "final". Y si los azules ganan, luego habrá otra. Y si se triunfa, otra más. La última. No hay más cuentas en el Oviedo. Sergio Egea, de los pocos que no lanzó un mensaje derrotista tras caer en Málaga, empezará hoy a preparar el encuentro con el máximo sigilo posible. El Requexón será un búnker y esta mañana (10.30 horas) tendrá lugar la única sesión accesible al público.

Tiene el reto el Oviedo de ganar a un Tenerife diseñado para ascender que lucha por no dejar el fútbol profesional y también el de levantar el ánimo de su hinchada. Convencer a los indecisos (ante el Numancia fueron al Tartiere 10.103 hinchas, la peor entrada del curso). Los más optimistas tienen dos razones claves para creer. La primera es que Egea ya conoce el camino con final feliz en canarias. En Tenerife logró, fecha especial para él, la primera victoria fuera de casa del Oviedo en su vuelta al fútbol profesional.

En las temporadas posteriores el Oviedo se acostumbró a hincar la rodilla, pero en Tenerife se puso la primera piedra en los desplazamientos. Factor optimista para los azules. Fue un 13 de septiembre de 2015, con goles de Linares y Borja Valle (0-2). De esa plantilla, en el Oviedo actual solo queda Toché, en un papel secundario. No es el único buen recuerdo del Oviedo en Tenerife. La otra victoria en la isla hasta la fecha, en los encuentros en Segunda División, fue en la campaña 1987-1988, la del último ascenso a Primera del Oviedo. Ganaron los azules (1-3), goles de Hicks, Conde y Carlos.

Meses después la ciudad celebró un ascenso, lo que buscan ahora los de Egea 31 años más tarde. Necesita el Oviedo tres triunfos seguidos, cuatro contando la última victoria ante el Numancia.