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Silencio público, queja privada

Menéndez Vallina escribió ayer a Rubiales y Velasco Carballo para expresar sus protestas por los últimos arbitrajes sufridos | Los jugadores del Oviedo denuncian que De la Fuente Ramos se fue del estadio sonriendo a su encuentro con los azules

David Fernández Borbalán y Oliver de la Fuente Ramos, ayer, en el aeropuerto de Almería antes de viajar a Madrid. N. A.

Lo que duele, evidentemente, es la decisión arbitral, las consecuencias. Pero también las formas. Acabado el partido, tras pasar por la ducha, Juanjo Nieto se encontró al salir del vestuario con Oliver de la Fuente Ramos, colegiado del choque de Almería. Como en el campo el lateral le había instado a ver la jugada del penalti de Corpas repetida, le preguntó, a cierta distancia, si ya había revisado la acción. El colegiado respondió con una sonrisa, explican varios testigos de la expedición azul. Un gesto interpretado como una burla y que encendió aún más los ánimos oviedistas. Uno de los veteranos, al observar la escena, le contestó al colegiado que lo que había sucedido era una "vergüenza", una palabra que hizo intervenir al informador (persona encargada de valorar la labor de los árbitros), Matías Caballero. El director de partido de la Liga asistió a la escena. La situación se solventó sin mayores problemas, pero hizo crecer el enfado de la expedición azul. De ahí la frase de Arribas en zona mixta: "Se ríen de nosotros".

El partido se le empezó a escapar al Oviedo en la acción en el área azul. Arribas recula ante el recorte de Corpas y este cae al suelo, exagerando el gesto. El colegiado señala penalti. Arribas se muestra tranquilo, sabe que no hay nada. Confía en el VAR. Pero el video arbitraje refrenda el fallo arbitral. Al intuir que puede haber un mínimo contacto, no entra. Se agarra al protocolo. La aplicación literal de la norma, aunque a todas luces la decisión sea injusta. Darwin Núñez anota el 1-0 y el partido cambia. El Oviedo nunca vuelve a él.

El enfado aumenta en el vestuario, acabado el choque, cuando alguien busca en el móvil la jugada y la expone a los compañeros. Rozada, que saltó tras el choque ante el Cádiz ("los árbitros que se lo hagan mirar") y se encendió en Santander, expresa sus quejas en voz baja. Tiene la sensación de que criticar al estamento arbitral solo trae perjuicios al Oviedo. Nadie del club le da la alternativa. Se mantiene un perfil bajo.La única actuación al respecto se ha hecho a nivel interno. Fue Jorge Menéndez Vallina, presidente azul, el que ayer escribió a Luis Rubiales, presidente de la Federación, y a Carlos Velasco Carballo, presidente del Comité Técnico de Árbitros, para quejarse por los últimos arbitrajes sufridos por los azules en la competición. Vallina, que mantiene un contacto fluido con la Federación y que fue invitado recientemente a seguir la Supercopa de España en Arabia Saudí, ha preferido, de puertas hacia fuera, mantener el silencio institucional y no levantar la voz.

En el vestuario, la sensación es que el Oviedo no tiene el respeto que merece por su peso en el fútbol nacional. Que los colegiados se equivocan y que lo hacen con malas maneras, como se vio en el incidente de los vestuarios. Y se suma a un cúmulo de decisiones en las que el Oviedo se siente perjudicado. La respuesta entre los futbolistas es unánime: aún no se sabe cuándo debe actuar el VAR.

Ayer, horas después del choque, De la Fuente Ramos regresó a Madrid en el avión que salía de Almería poco antes de las 11. Por la noche estuvo al frente del VAR en el Fuenlabrada-Málaga. Junto a él, viajó el almeriense Fernández Borbalán, vicepresidente del comité técnico de árbitros. Excolegiado internacional que en mayo de 2018 fue homenajeado por el Almería por su trayectoria. Las imágenes, publicadas por LA NUEVA ESPAÑA, aumentan el nivel de enfado del oviedismo. En el club no se quieren ver manos negras, pero el detalle, los dos regresando juntos, no gusta.

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