El Oviedo ha echado en falta más contundencia en la zaga en diversas fases de la temporada y es lo que logra con la previsible llegada de Simone Grippo quien, a sus 31 años, deja un grato recuerdo de su paso por Zaragoza. En el club maño se destaca su profesionalidad y valía en el vestuario. Es un zaguero con facilidad para el juego aéreo y para la disputa que puede adaptarse a los dos perfiles del centro de la zaga. Con su llegada, Rozada se aseguraría, sobre todo, contundencia y oficio en un tramo de la temporada en el que el equipo no puede fallar.