Pocas personas conocen tan bien al joven portero del Oviedo, Andriy Lunin, como Oleg Smaliychuk (Lviv, Ucrania, 1980): "Será un portero grande, de época, estoy seguro". El segundo fichaje del Oviedo en el mercado de invierno está de moda entre el oviedismo. Cedido por el Real Madrid, lleva solo cinco partidos en Asturias y pocos en el club dudan ya del acierto absoluto de su contratación, la operación más complicada de las nueve que efectuó en enero el director deportivo azul Francesc Arnau. En un estricto segundo plano observó todos los movimientos Smaliychuk.
Es intermediario de futbolistas, vive en Valencia, aunque pasa media vida en aeropuertos, y vio algo diferente en Lunin cuando este solo tenía 16 años y destacaba en las filas del Dnipro. Le reclutó cuando era adolescente y años después negoció con éxito su fichaje por el Real Madrid en el verano de 2018 por 8,5 millones más otros 4 en variables. Aunque el proceso no fue nada fácil. "Vi sus cualidades, la verdad que había que estar ciego para no verlas. Negocié con varios directores deportivos de España (de Primera División), aunque no diré sus nombres. Nadie quería ficharlo, recuerdo uno que me dijo que no lo veía ni para su filial y ahora ese equipo lucha por no bajar", indica con ironía Smaliychuk en conversación con LA NUEVA ESPAÑA.
El intermediario de futbolistas, que tiene contacto habitual con Lunin y con su padre (que actúa como representante del portero), destaca a una persona por encima del resto para la llegada de Lunin a España: "Juni Calafat (jefe de departamento de fútbol internacional del Real Madrid). Y quiero decirlo bien claro, fue el único que se interesó y por eso Lunin fichó por el Madrid. Hay directores deportivos que parece que ven el fútbol de espaldas. Yuni no es de esos".
Lunin llegó al Madrid, previo paso por el Zorya Luhansk, y fue cedido al Leganés, de Primera, el curso pasado. No encontró su sitio en el club pepinero, como tampoco lo hizo esta temporada en el Valladolid. Al meta, llamado a cotas altas, le asaltaron las dudas, pero Smaliychuk siempre tuvo claro lo que debía hacer Lunin cuando le faltaban minutos de juego. "Se lo dije siempre, cuando me piden consejo se lo doy. A su padre y a él les dije que no saliesen de España, aunque se fuesen a una categoría inferior. Lunin tenía ofertas de equipos de Primera en Italia o Bélgica, pero lo mejor para su adaptación es seguir en España. Parece que me hicieron caso", indica el ucraniano.
Lunin no lleva ni un mes en Oviedo y se encuentra plenamente adaptado. Tanto es así, que no puede descartarse que su estancia en el club azul no sea solo para estos seis meses, como estaba previsto inicialmente. El Madrid deja elegir equipo a sus cedidos y el ucraniano ha encontrado un lugar adecuado para crecer. Será él quien decida a final de temporada y en el Madrid ya conocen sus buenas sensaciones en Asturias. En el club azul, no obstante, a día de hoy no son optimistas respecto a contar con Lunin en la siguiente temporada. "¿Y por qué no? Si juega bien y está feliz... Apenas tiene 20 años, tiene toda la carrera por delante y lo importante es que siga creciendo. Oviedo es un buen lugar y Andriy está feliz", dice Smaliychuk.
El ucraniano revela detalles desconocidos de la carrera de Lunin. El portero, tipo metódico, obsesionado con el entrenamiento diario, protagonizó anécdotas curiosas en Leganés. "He conocido a pocos jugadores con tanta capacidad de trabajo como él. ¡Cuando jugaba en el Leganés iba a trabajar en los días de descanso y el club le acabó prohibiendo entrar a la ciudad deportiva! Al final iba con su padre y entraban saltando la valla", asegura. Smaliychuk también pone el foco en el lado personal de Lunin. "Solo quiere jugar. No es un chico de gastar dinero ni de salir de fiesta. Su vida es el fútbol", sentencia.
