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Tomás celebra su gol con Berto y Gorriarán.

ASÍ GANÉ EL DERBI | TOMÁS | OVIEDO, 1; SPORTING, 0 (8-1-89)

El zapatazo de Tomás como inflexión

La vuelta de los derbis doce años después de que el Oviedo y el Sporting separasen sus caminos tuvo una traca final de color azul. El 8 de enero de 1989, el viejo Carlos Tartiere reventó para apoyar a un equipo que se desenvolvía con soltura en Primera División. Fue un típico partido de rivalidad, brusco e igualado, que se resolvió con un zapatazo de Tomás en el minuto 81 al que no pudo llegar ni Ablanedo.

"El ambiente en el campo era grandioso, con la gente muy encima, apoyándonos a tope. La sensación que tuve es que había más presión que en un partido normal porque era contra el Sporting, pero eso le gusta a cualquier futbolista. Ya llevaba aquí tres años y sabía lo que era la rivalidad".

"La jugada del gol fue muy simple. Jiménez me hizo una obstrucción muy clara, una falta que el árbitro no pitó. Me levanté mosqueado, siguió la jugada, Chepo dio un pase atrás a Jose, pero el balón me llegó a mí y no me lo pensé. Entró por toda la escuadra".

"La sensación fue maravillosa. Todos los compañeros vinieron a felicitarme y la afición empezó a corear el canta y no llores. Fue un momento que se me quedó grabado".

"Casi lo fastidiamos en la jugada siguiente. Nos hicieron una ocasión muy clara que salvó Viti. Por eso tengo claro que yo tuve la fortuna de hacer el gol, pero ganó el equipo".

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