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"Lo que el ojo no ve del Oviedo": sudores en el palco del Ibiza y prismáticos para la prensa

Amadeo Salvo y Manuel Paredes, ayer en el palco del Ibiza Área 11

Hay algo en Can Misses, cara nueva en el vecindario, que recuerda al fútbol de antes. Quizás sea la megafonía sobrepasando cualquier límite legal de decibelios o esa grada metálica en uno de los fondos que convierte el ataque local en el ataque del tiranosaurio de Jurassic Park: todo tiembla a su alrededor. Tiene algo del fútbol de antes, no el de antes del covid, sino el de mucho antes: el que cuidaba al espectador.

Can Misses tiene su encanto. Ese público tan encima, esa acústica menos amortiguada por las mascarillas. También con sus inconvenientes: casi a la vez que Ziganda se quejaba, con la boca pequeña, del horario y las condiciones, la representación azul buscaba cobijo en las entrañas del estadio, donde golpeaba el aire acondicionado: porque el palco, en Can Misses, está proyectado con el sol de cara.

Representó al Oviedo en Ibiza Paredes, vicepresidente; César, relaciones institucionales; Mata, gerente; y Rubén Reyes, director deportivo, sonrientes por el empate y por la tregua que les dio la sombra.

Más dificultades, esta vez en la zona de prensa: la única del fútbol profesional situada en un fondo. De ahí que la escena no llamara tanto la atención de los presentes: un periodista local seguía las acciones en la meta opuesta prismáticos en mano. Inconvenientes, todos ellos, superados por un ambiente de fútbol añejo. Porque Can Misses tiene su encanto.

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