Ziganda empleó la noche previa al especial partido ante la Ponfe (aluvión de bajas por covid y una lista trufada de canteranos) en charlar con algunos chavales. Con Javi Moreno (Oviedo, 2000) se detuvo un rato. Le anunció que al día siguiente iba a jugar y le explicó su confianza en él de una forma sintética: “Eres rápido, fuerte y cabrón. Sirves para jugar al fútbol”. Al canterano se le iluminó la cara, iba a alcanzar su propósito: debutar con la camiseta del Real Oviedo en el Carlos Tartiere. Una meta impensable para él hace un par de años y medio.
En el verano de 2019, Javi Moreno completaba la pretemporada con el Praviano, filial del Oviedo, tras acabar su periplo juvenil en la casa azul. A cuatro días del fin del mercado y, dicen los que vivieron la situación, con poco tacto, Eduardo Rergis, jefe de la cantera azul por entonces, le comunicó que el club no contaba con él. A Moreno le quedó un escaso margen para moverse antes de que se cerrara el mercado. Pero la crisis se convirtió en oportunidad.
Fichó por el Llanes y Luis Arturo, el técnico que cambió su sino, supo dar con la tecla. “Con tus condiciones, si juegas de lateral derecho puedes llegar al fútbol profesional”, cuentan que le expuso. Llevaba años actuando como defensa central. Y el consejo se convirtió en profecía el pasado viernes: fue en el lateral derecho como se estrenó con el primer equipo del Oviedo. El sueño de tantos canteranos.
Antes de la exitosa etapa de dos años en el Llanes, la que le forjó como eficaz lateral y le abrió las puertas de regreso a El Requexón para jugar en el Vetusta, Moreno había forjado una trayectoria al alza en la cantera azul. Llegó en su segundo año de benjamín, tras despuntar un año en La Fresneda. Iñaki Artabe, coordinador del equipo sierense, le lanzó al Oviedo, donde cumplió etapas, casi siempre compitiendo con los de un año más, siempre con el brazalete de capitán. Superando cada obstáculo, como una rotura del cruzado en juveniles.
Javi, de familia baloncestista, eligió desde pequeño el fútbol. Siempre lo tuvo claro. Como cuando pidió como regalo de la comunión conocer el Bernabeu. Nadie le hizo cambiar de idea. Ni los campus de baloncesto en Galicia organizados por su padre, Miguel Moreno, variaron su elección. Solo el pádel puede competir en algunos momentos con el fútbol. Ahora, su estreno en el fútbol profesional da la razón a su apuesta.
“Christian Fernández le dijo que lo mejor que podía hacer era pasar desapercibido, que no hiciera cosas raras”, cuentan desde su entorno
Ziganda había alternado durante la semana con Moreno y Viti en el lateral, pero fue la noche anterior cuando supo que sería titular. Pasó las horas previas tranquilo, fiel a su carácter, apoyado por veteranos como Christian, Calvo o Sangalli. “Christian le dijo que lo mejor que podía hacer era pasar desapercibido, que no hiciera cosas raras”, cuentan desde su entorno. Y a ese guion se ciñó para completar 45 minutos más que pulcros.
Tras cerrar 2021 de una forma redonda, ahora Javi Moreno, excelente estudiante (condición que Ziganda suele valorar en los canteranos) al que solo le quedan un par de asignaturas para acabar Fisioterapia, quiere darle recorrido a la predicción de Luis Arturo. A 2022 le pide seguir creciendo.
