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Jesús Martínez, dueño del Oviedo, como un abonado más

El mexicano guarda cola durante hora y media para obtener su carnet, promete agilizar el trámite para la próxima campaña y sale de las oficinas entre aplausos

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En imágenes: Jesús Martínez, nuevo socio del Real Oviedo Miki López

Jesús Martínez es uno más. El nuevo dueño del Oviedo hizo cola ayer durante hora y media ante las oficinas del club en la calle Caveda de la capital, igual que cientos de aficionados, para convertirse en abonado azul. Quería su asiento en el Fondo Norte, el de los Symmachiarri, los incondicionales hinchas oviedistas. "Donde está el ambiente", comentaba. Pero allí ya no había localidades. Al final, el nuevo abonado Martínez tendrá su sitio encima del túnel de vestuarios, para no perderse detalle.

La llegada del máximo accionista de la entidad fue a las seis y cuarto de la tarde, caminado desde el Hotel de la Reconquista, junto a José Ramón Fernández, vicepresidente corporativo de Medios del Grupo Pachuca. En ese momento la cola llegaba a la puerta de la tienda. "Vengo a pagar mi abono para que nos respondan los jugadores. Todos queremos que lo hagan bien". Su presencia sorprendió a los aficionados, tímidos unos al principio, eufóricos otros al reconocerle. La ilusión es patente y la afición está respondiendo a la hora de sacar su carnet. Igual de sorprendido se mostró Martínez por la cola y por la lentitud con la que avanzaba. "Soy uno más. Si los aficionados tienen que esperar una hora aquí, yo también". Eso sí, como máximo responsable de la entidad tomó buena nota. Resolutivo, quería solventar la situación sobre la marcha y buscaba remedios. "Mañana esto no puede seguir así", afirmaba. "Yo soy muy puntilloso con estas cosas. El trato al aficionado es una de mis preferencias, y esto no está bien". Imaginativo, como solución de emergencia para hacer más llevadero el trámite sugería ofrecer bebidas a quienes esperaban. Lo que sí prometió fue arreglarlo definitivamente para el próximo año y se ocupó personalmente de que todo el mundo fuese atendido, aunque se sobrepasase el horario de la tienda. El "efecto Pachuca" desborda las oficinas y atrae a más masa azul: 700 nuevas altas ayer.

Jesús Martínez haciendo cola

Con la misma simpatía de la que ha hecho gala desde que llegó, el máximo accionista azul atendía a todos los que se le acercaban. "Tráenos a Mata", le solicitaron los jóvenes Adrián Cruz y Adrián Álvarez. "Tendría que jugar solo él, con el ‘fair play’ financiero no podríamos pagar a muchos más", respondía Martínez con una sonrisa. Hubo tiempo para todo. Para charlar con más aficionados, atender el teléfono, responder mensajes, realizar gestiones... "Ver a tanta gente no me da una presión extra. Presión siempre tenemos, pero hacemos las cosas con cariño y pasión. Da gusto comprobar cómo la afición se ha volcado con el equipo, y ahora vamos a agradecérselo".

Tras hora y media de paciente cola, por fin alcanzó el mostrador. "Con la copia del pasaporte me servirá, ¿no?", se preguntaba antes de despachar con las empleadas. Tras escoger su sitio abonó en efectivo, billete a billete, los 310 euros del abono y lució con la mejor de sus sonrisas el nuevo carnet.

Jesús Martínez presenciará el lunes el debut del Oviedo en el Tartiere y volverá a México al día siguiente. Este domingo cumple años. Tenía programada una reunión familiar en su país de origen para festejarlo que deberá aplazarse. Lo celebrará en su nueva casa, Asturias, y, ya con su nuevo carnet en el bolsillo, no podrá recibir mejor regalo que la primera victoria.

Jesús Martínez pagando en mano su nuevo carnet de socio.

La espera mereció la pena. Se fue de las oficinas entre aplausos. La ovación refrenda la esperanza que despierta. Se hizo fotos con todo el mundo. Hasta hubo hinchas que quisieron retratarle junto a sus mascotas. Hizo de improvisado guía turístico sobre México para unos oviedistas que le preguntaron cosas interesantes que ver en su país. Un padre con un bebé en brazos que también iba a por su abono se cruzó con el mexicano en la salida. "Lánzale un beso, Mario", animó al pequeño, que obedeció al instante llevándose su mano a la boca. Con otro beso le respondió Martínez. Hay futuro y felicidad en el Oviedo, que vive un momento dulce.

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