Al estreno de Pachuca en el Tartiere solo le faltó el resultado. Lo más importante, indicarán los más pragmáticos. Y como en el fútbol se trata de ganar, no les faltará razón. Pero todo lo que rodeó al decepcionante 0-1 ante el Andorra tuvo carácter festivo: así pudo comprobarlo el mismo Jesús Martínez, que hoy regresa a México tras su periplo por Asturias, que siguió una parte del encuentro en la grada, como un aficionado más.
Así era su deseo en los días previos. Martínez quería experimentar cómo lo vive un seguidor en primera persona. Tras la espera de hora y media que le sirvió para lograr su carnet, el mexicano, con su pasión habitual durante los 90 minutos, vivió el partido con intensidad en una grada que mostró un gran aspecto teniendo en cuenta las circunstancias: un partido en agosto nunca suele ser un buen reclamo en Oviedo.
A pesar de las fechas, 14.340 espectadores. Y entre ellos, algún ilustre. Como Quique Setién. El exentrenador del Barça, entre otros, siguió en directo el duelo de los azules con el Andorra, que dirige el que fuera su segundo, Eder Sarabia. Lo hizo junto a su amigo Santi García-Barrero, exjugador del Oviedo. También estaba con ellos el exfutbolista del Athletic Manu Sarabia, padre del técnico del Andorra. Los tres compartieron vestuario en el Logroñés, en la temporada 1988/89.
Otro con pasado en el césped que siguió el choque en vivo fue Jonathan Vila, que formó parte de la plantilla que en 2015 logró el ascenso a Segunda División. Vila, que ha dejado el fútbol esta temporada, acudió al campo junto a su mujer Sandra Cotovad y sus hijas Chloe y Alma, la primera de ellas nacida en Oviedo mientras era futbolista azul.
La jornada no pudo ser culminada de la mejor manera posible, la derrota llegó de la forma más cruel: a los 95 minutos. A pesar de ello, la afición despidió a los futbolistas reconociendo su esfuerzo y estos respondieron al Fondo Norte con la tradicional "haka". Esta vez, también en una derrota.
