El Cervera más allá del fútbol que no conoció Oviedo

"Es un tío sensible en lo musical y disciplinado", dice Javi Ramos, profesor de guitarra del ya extécnico del Oviedo

Javi Ramos con Cervera

Javi Ramos con Cervera

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Hubo un buen día que Álvaro Cervera, cansado de tanta bronca, miró a Javi Ramos y le dijo, entre broma y broma: "Macho, algún día te voy a convocar con el Oviedo para poder echarte todas las broncas del mundo que tú me echas mí".

El cántabro, ya extécnico del Oviedo tras su despido ayer, probablemente eche de menos esos momentos y conversaciones con Javi, profesor de guitarra acústica del Almirante en su etapa en el Oviedo, una especie de "guía espiritual" del entrenador y, sobre todo, un amigo. Javi, que da clases en Arévalo, no es excesivamente futbolero, pero desde hace un año sí seguidor de Cervera. "Conectamos desde el primer momento, es un tipo muy campechano, sensible en lo musical y disciplinado. Llegaba quince minutos antes de que empezase la clase y esperaba en el pasillo sin rechistar", asegura el profesor.

Javi describe a un Cervera muy diferente al que se pudo ver como entrenador, habitualmente alejado del primer foco y distante con los jugadores. Hay un Cervera muy cercano, que empezó a dar clases de guitarra para tener una distracción más allá de la presión del mundo del fútbol que a menudo sufren más los entrenadores, siempre en la diana por un mal resultado. "Alguien de su equipo pasó un día por la tienda diciendo que necesitaban un profesor de guitarra para alguien del Oviedo. Les dijeron: ‘Aquí tenemos al mejor’", ironiza Javi.

En ese momento, al poco de que Cervera llegase al Oviedo, se fue fraguando una amistad de profesor a alumno. "Al principio Cervera puede ser algo tímido, pero en cuanto pasas la barrera es un tipo sensacional y muy espiritual", asegura Javi.

El técnico daba clases una vez a la semana y ahí se abstraía del ruido exterior. "Si el Oviedo había perdido el fin de semana estaba más triste en la clase, pero de fútbol casi no hablábamos. Creo que le venía muy bien tocar la guitarra para olvidarse de lo demás". Cervera, según parece, destaca mucho más en la pizarra que con las cuerdas. Javi, profesor exigente, lo explica así. "Cervera es un alumno muy aplicado, pero podemos decir que tenía más gusto que capacidad. Eso sí, tenía un gusto muy fino y unas ganas tremendas. Me venía un día pidiéndome tocar canciones que le gustaban", recalca.

El entrenador, zurdo, tenía un gusto muy marcado para elegir las canciones que luego quería tocar. Le va el pop. "Tocábamos muchas canciones sencillas de ‘Los Secretos’. Otro día también tocamos alguna de Vanesa Martín y recientemente me pidió tocar una de Fran Juesas (artista ovetense)". Javi, como Cervera, es un profesional exigente. "Le echaba broncas, pero de buenas. Si algún acorde no salía le decía: ‘Mal, tío, muy mal’. Y él lo encajaba con deportividad".

Al profesor de guitarra el despido del entrenador le pilló por sorpresa. "Me fastidia mucho, pero no por perder un alumno, sino porque para mí ya es un amigo y una muy buena persona". Oviedo se queda sin los acordes de Cervera.

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