Entrevista | Nacho Azparren Autor del libro "El mítico Oviedo"

"El Oviedo volverá a Primera, pero el equipo de los años 90 es irrepetible"

"De aquella etapa me atraen los antihéroes; Stan Collymore fue el rey de los bluffs: llegó con 102 kilos y tras ponerse a dieta se fue con 106"

Nacho Azparren, en la sección de deportes  de la redacción 
de LA NUEVA ESPAÑA. | |  LUISMA MURIAS

Nacho Azparren, en la sección de deportes de la redacción de LA NUEVA ESPAÑA. | | LUISMA MURIAS / Xuan Fernández

Nacho Azparren (Oviedo, 1983), periodista que cubre la información del Real Oviedo en LA NUEVA ESPAÑA, saca hoy a la venta su primer libro, "El mítico Oviedo" (Hoja de Lata), que narra las peripecias de la última gran etapa del equipo azul en Primera División. Azparren presena el libro en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA hoy a las 19.30 horas. Le acompañarán, entre otros, Jabo Irureta, Carlos, Gorriarán y Sid Lowe.

–¿Por qué este libro?

–Llevaba un tiempo con la idea en la cabeza de escribir un libro del Oviedo, pero sin saber sobre qué concretamente. Un día, Gloria, viuda de Tensi, me contó una anécdota maravillosa sobre una bruja, Loli, y un exorcismo en el viejo Tartiere, en la etapa de Luis Aragonés de entrenador. Y me propuse recopilar historias de aquella época. La de la bruja Loli fue la primera. Poco a poco lo fui perfilando hasta dar con "El mítico Oviedo".

–¿Cuánto tiempo le ha llevado?

–Un año y medio, más o menos, pero seguí un proceso un poco diferente al habitual. Fui escribiéndolo poco a poco, a mi ritmo, si saturaba dejaba pasar unas semanas y lo retomaba con más ganas. Al final, ya con casi todo escrito, contacté con la editorial, "Hoja de Lata", y ahí ya se aceleró todo.

–¿Es nostálgico?

–Sí, sí. Y es imposible luchar contra tu memoria porque todo lo magnifica, lo distorsiona. ¿Es Bellingham mejor que Jokanovic? Pues sí, pero Joka, en mi cabeza, tiene 100 puntos extra de nostalgia. Y en el caso del Oviedo aún más, porque la etapa que siguió a la última en Primera hace que aquello parezca todavía más grande.

–¿El Oviedo tiene algo diferente o eso es algo que dicen los hinchas de todos sus equipos?

–Ahora todo se ha estandarizado, el 90% de los clubes siguen los mismos patrones. Es negocio. Ves al community manager de turno poniendo una frase motivadora, sacada de una canción de "La Fuga" o de Fito, la noche antes de un partido y piensas que puede ser aplicable a los 42 equipos del fútbol profesional. El Oviedo sí trata de potenciar su identidad, pero creo que en los años 90 los equipos eran más auténticos y reconocibles.

–¿Dónde cree que estuvo el secreto de esos trece años?

–En tener las cosas claras. Se apostaba por grandes entrenadores, se fichaba talento extranjero, pero se combinaba con gente de la casa. Traías a Jerkan pero ponías a César con 18 años al lado. El club era familiar, pero funcionaba.

–Adelante alguna anécdota.

–Me atrae mucho las historias de los antihéroes de esta etapa: Scepanovic, Borrelli, Moller... Collymore fue el rey de los blufs. Llegó con 102 kilos, le pusieron a dieta y se fue con 106. Y estaba Paco Sanz, hijo del presi del Madrid, que fue irrepetible. Frecuentaba mucho el Antiguo (actual Tribeca). Alcanzada cierta hora de la noche, cruzaba la barra y se ponía a servir copas. Incluso puso una foto de su padre dentro de la barra.

–Lo más sorprendente que haya descubierto de esos trece años es...

–¡Muchos detalles! Que Irureta estuvo a nada de ser seleccionador nacional, por ejemplo. Pero a nada, ¿eh? Que aquel recordado marcaje de Luis Manuel a Maradona fue fruto un poco de la casualidad porque el elegido era Elcacho, pero se lesionó. Que Canabal, aquel delantero grandón que acabó en el Madrid, tuvo influencia directa en el fichaje de Dely Valdés…

"Después de escuchar el otro día a Carrión pedir jugadores que se equivoquen, de aquella etapa ficharía para este Oviedo a un "caradura" tipo Prosinecki o Dubovsky"

–Eugenio Prieto, ¿cómo era?

–Un presidente de los de antes: dominaba el mensaje, llevaba el peso del club y tenía mano en las instituciones. Pero que, a diferencia de los "Giles" y "Loperas" de la época, sí entendía de fútbol. También, y eso le va en el cargo, es el máximo responsable de la deuda que tan nefastas consecuencias tendría después. Aunque en realidad era un síntoma propio de los 90, nadie pensaba que la burbuja podía estallar. Con todo, un personaje sin el que sería imposible entender aquel Oviedo.

–Hábleme del entrenador más peculiar.

–Hay buen material: Miera, Irureta, Lillo, Aragonés... Pero me quedo con Ivan Brzic. Empezó con triples sesiones, levantando a los futbolistas a las seis de la mañana para correr en ayunas por el monte. Y acabó preguntando a los jugadores si esa noche iban a salir para retrasar en entrenamiento del viernes. Un sargento que en las distancias cortas era entrañable.

–Da la sensación que no solo el fútbol: todo ha cambiado mucho.

–Una barbaridad. Mire Oviedo como ciudad: en noviembre de 1992, Maradona visitó el Tartiere. Ese mismo fin de semana, estaban en Oviedo Nelson Mandela y Liz Taylor por los Premios Príncipe. Pero es que dos meses antes había actuado Michael Jackson en el Tartiere. ¡Con Slash, de "Guns N’Roses" de artista invitado! Y unos meses antes Elton John y "The Beach Boys".

–¿Pasaban cosas que ahora serían inviables en el Oviedo?

–En el Oviedo y en el fútbol en general. Los 90 fueron achispados, muy coloridos. El campeonato era más igualitario, no había esas diferencias con los grandes. No era tanta novedad ganarle al Madrid y al Barça. Quizás aquí también influya la nostalgia, pero me parecía un fútbol mucho más divertido. Aunque seguro que los adolescentes de ahora dentro de unas décadas dirán que el fútbol de los años 20 era más puro y más auténtico.

–Lleva más de diez años viendo de cerca al Oviedo, ¿es hoy otro planeta respecto a los noventa?

–A todos los niveles. Una de las cosas que más me hubiera gustado de aquellos tiempos es vivirlos como periodista. Estar en Ginebra para el sorteo de la UEFA con Oviedo y Sporting en el bombo… Eso desde el punto de vista de la profesión me parece ciencia ficción.

–¿Cómo lo ve ahora?

–Moderadamente optimista. El mérito de Carrión es incuestionable y la plantilla es resultona. Alguien dijo una vez que la clave para subir es minimizar los daños en los malos momentos, porque todos pasan malos momentos. La crisis inicial fue terrible para el Oviedo, aún le pesa, pero hay tiempo para todo. Firmo llegar a marzo a tres o cuatro puntos del play-off. Hay muchos casos de equipos que se acaban metiendo así.

–Dígame un futbolista de los 90 que ficharía para el actual Oviedo.

–Carlos vendría de lujo. Joka, de doble pivote con Colombatto, también. Pero después de escuchar el otro día a Carrión pedir jugadores que se equivoquen, que no sean tan correctos, tiraría por un "caradura" tipo Prosinecki o Dubovsky.

–¿Volverá el mítico Oviedo?

–El Oviedo volverá a Primera División, y creo que más pronto que tarde, no tengo dudas. Pero será diferente. Los 90 son irrepetibles. Podrá ser más exitoso, por qué no, pero aquella etapa fue tan diferente...

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