canta y no llores

Pasar de pantalla: el análisis de la situación del Oviedo

Los derbis, bien lo sabe el Oviedo después de siete bingos en los últimos años ante los vecinos, no se juegan, se ganan

Real Sporting - Real Oviedo: el derbi en imágenes

Real Sporting - Real Oviedo: el derbi en imágenes

En una región que respira fútbol, partida a la mitad entre el Oviedo y el Sporting, tan cercanos y tan diferentes, es muy difícil navegar entre los grises, pero resulta necesario para no caer en un hinchismo irracional que solo depara frustración. El Oviedo, especialista en las citas ante el eterno rival, cayó en El Molinón cinco años después. Cayó con dignidad, con buen juego, con personalidad y seguramente mereció más; pero cayó. Lo hizo, además, con polémica por esos dos más que posibles penaltis que quedaron impunes. Pero cayó. Los derbis, bien lo sabe el Oviedo después de siete bingos en los últimos años ante los vecinos, no se juegan, se ganan. Y el equipo azul perdió. La sensación de agravio arbitral escuece a la hinchada, pica más viendo cada repetición, pero ahí debería quedar, sin victimismo y con los lamentos justos y necesarios. ¿El Oviedo fue perjudicado por el arbitraje? Sí. ¿Lo de El Molinón fue el escándalo de la temporada? No.

Pasar de pantalla

Pasar de pantalla / Xuan Fernández

El Oviedo, en esas está, bien haría en aprender la lección y gestionar esta caída con inteligencia, huyendo de dramas. He ahí Carrión en la sala de prensa, un 10 a su intervención. Porque lo sabe bien el oviedista de a pie si lo piensa en frío: ganar un derbi dura una semana y se acabó. Las pruebas están ahí. El Oviedo celebró victorias ante el Sporting en estos años con Anquela, con Ziganda, con Cervera...Ganó al vecino de todos los colores: con épica, con golazos, remontando, dominando, a la contra, con buen juego e incluso sin tirar a puerta. El manual de vencer un derbi está completo en las hemerotecas en esta etapa moderna. ¿Sirvieron todos esos triunfos azules para celebrar algo cuando acabó la temporada? Pues eso.

Lo que queda de El Molinón es el problema que no resuelve el Oviedo de un tiempo a esta parte. Los inicios de los partidos, por falta de concentración o por falta de pericia, lastran todo lo demás. El sábado fue un mal despeje de Jimmy que acabó en un golazo de Nacho Méndez, pero rebobinando aparecen escenas semejantes. Es por ahí por donde tiene Carrión el reto. Ahí y en la delantera, claro. Con Paulino fijo en el once –su zurda es más necesaria que nunca–, en El Molinón quedó negro sobre blanco que hacen falta más alternativas. Se pone el foco en Bastón, como si el madrileño fuese una rémora, y es realmente injusto. El "9", capitán y peso pesado, es un rematador nato. Un cazador que si la tiene, la va a meter. El problema es que recae en él demasiada responsabilidad. En un equipo que combina mucho y bien y llega por las bandas, delanteros que entren más en juego son agua de mayo y para Carrión, de momento, no cuentan. Veremos ante el Burgos, porque seguramente algo haya que cambiar. Ahí, al son del Tartiere, si el Oviedo vence la herida se suturará y todo se verá de otra forma. Queda pendiente una reflexión mucho más profunda y sosegada sobre en qué han convertido el derbi los clubes desde sus redes sociales. El nivel de infantilización de ambos bandos ya sobrepasa lo grotesco, con mensajes cruzados que en la mayoría de los casos no entiende la gente de la calle, destinados únicamente a cuatro o cinco cuentas que no representan nada. A ver si ahora, con propiedades con altura de miras que separan la rivalidad de ridículo, alguien pone cordura en esa jungla para el siguiente partido.

Mientras tanto, los dirigentes azules ya están en otra pantalla. Con poco tiempo para digerir la primera caída de Pachuca ante el Sporting, los focos miran ahora hacia una finca de La Manjoya, donde valora el club azul edificar su ciudad deportiva. El volantazo es de época si se retrocede solo un año, con anuncio oficial en Latores y todos, salvo el constructor, empujando por salir en la foto. Los detalles de la operación han sido contados en los últimos meses en rigurosa exclusiva en estas mismas páginas. El Oviedo, es evidente, ha perdido plumas. Con todo a punto de caramelo, México no lo acabó de ver claro. En el trasfondo del asunto está la lentitud de la Administración, de la que recela Jesús Martínez desde que aterrizó en Oviedo. El problema, sea como sea, es que aquí no hay fórmula mágica, sea en La Manjoya, en Latores o en El Requexón. Toca, parece, empezar de cero en la ciudad deportiva, pero como bien dice un conocedor del club: "¿Qué prisa hay? De El Requexón nadie nos echa".

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