El exjugador del Oviedo que sigue goleando a los 40 años: "Lloré en el primer derbi contra el Sporting"

Jandro apura su carrera en el Lenense: "Estoy como un chaval"

Jandro, en un partido de ese curso ante el Caudal. En el detalle, llorando tras caer contra el Arteixo con el Real Oviedo. | J. Plaza / L. Murias

Jandro, en un partido de ese curso ante el Caudal. En el detalle, llorando tras caer contra el Arteixo con el Real Oviedo. | J. Plaza / L. Murias / Javier Sámano Lucas

Tiene cuarenta años, está en su vigesimotercera temporada, ha jugado de delantero, de extremo, de lateral, de interior y hasta de central; ha saboreado ascensos, sufrido impagos y puesto en pie al Carlos Tartiere cuando la supervivencia del Oviedo era incierta. Ahora, con 697 partidos oficiales a sus espaldas, apura su carrera en el Lenense metiendo goles espléndidos como el que consiguió el pasado fin de semana contra el Colunga: carrera y vaselina para asentar a su equipo en la media tabla y, de paso, demostrarse una vez más que sigue en plena forma. "Como un chaval", apostilla Alejandro Martínez, Jandro. 

Recién llegado al Lenense tras jugar las últimas tres temporadas en el Tuila, Jandro celebra la desahogada situación clasificatoria de su equipo ("somos un recién ascendido y estamos nueve puntos por encima del descenso, es para estar muy contentos") mientras se prepara para un futuro próximo fuera del fútbol que encara con cierto escepticismo ("llevo dedicándome toda la vida a esto. Todos los exjugadores me hablan de que el momento de la retirada supone un cambio muy grande, que nada te llena como esta profesión").

La carrera de Jandro es tan extensa como rica en experiencias de toda clase y condición. De estar seis meses sin cobrar en el Mérida hasta compartir vestuario con el exjugador del Granada Dani Benítez suspendido por dar positivo en cocaína- en el Mallorca B ("Dani era un buen chico, pero malo para sí mismo"), si algo le marcó fue el tiempo que pasó en el Oviedo, "el equipo de mi vida".

Canterano azul, el ovetense paseó su melena por el Tartiere en la primera década del siglo durante dos etapas coincidentes con el descenso a los infiernos del Oviedo. "Fue muy duro -recuerda-. Tuve ofertas para marcharme al Celta, Valencia… pero me fié de Rivas, que nos dijo a los canteranos que si nos quedábamos sacaríamos al Oviedo del pozo. Igual si me hubiera ido hubiera tenido una carrera mejor, pero a cambio viví cosas irrepetibles".

Jandro estuvo presente en uno de los momentos que han quedado grabados a fuego en la memoria sentimental del oviedismo: la derrota contra el Arteixo para ascender a la extinta Segunda B. "Metimos 20.000 personas en el Tartiere, necesitábamos subir sí o sí… y, aunque no lo conseguimos, la gente nos sacó a hombros por quedarnos en el equipo y no dejar desaparecer al Oviedo", rememora con emoción. Pero el trance más desgarrador de su carrera, quizá también de su vida, fue la muerte de su compañero Armando Barbón en un accidente de tráfico cuando contaba apenas diecinueve primaveras: "Fue durísimo. Armando era mi amigo".

Cuando abandonó definitivamente el Oviedo, en 2011, estuvo una temporada en el Palencia antes de regresar a Asturias ("tuve a mi primer hijo y prioricé estar cerca de casa"). Ha jugado en Caudal, Tuilla (en dos etapas) y Covadonga antes de llegar al Lenense. En una sus frecuentes visitas al Tartiere como aficionado, comprendió por qué había merecido la pena rechazar a Celta y Valencia. Fue en el primer derbi tras el rencuentro con el Sporting: "Me puse a llorar porque me daba mucha pena no estar viviéndolo como jugador. Entonces, se me acercó un paisano, me dio un abrazo y me dijo: gracias, porque este momento es gracias a los que, como tú, no nos abandonasteis".

Suscríbete para seguir leyendo