La sociedad azul de la nieve: un aficionado sube con la camiseta del Oviedo a los Andes en homenaje a su amigo fallecido

Pablo Roza, aficionado carbayón, soñó el resultado del derbi un día antes: "en el caso de que me pasara lo mismo que a los del avión uruguayo, me comería a un aficionado del Sporting. ¡Y vivo si hace falta!", bromea

La sociedad "azul" de la nieve: Pablo Roza subió con la camiseta del Oviedo al escenario del "milagro de los Andes"

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Luisma Murias

Joaquín A. Cuesta

Joaquín A. Cuesta

Ahora que Juan Antonio Bayona, con "La sociedad de la nieve", ha rescatado del cajón una de las historias de supervivencia más increíbles que se recuerdan, son muchos los que deciden deshacer los pasos que dieron a mediados de diciembre de 1972 Roberto Canessa y Fernando Parrado. Ambos supervivientes de lo que se conoce como "El milagro de los Andes", salieron entonces en busca de ayuda para tratar de rescatar a sus catorce compañeros que seguían dentro del fuselaje del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, accidentado en el Valle de las Lágrimas, y caminaron durante diez días con el único alimento de la carne que pudieron rescatar de los cadáveres de sus compañeros fallecidos.

Un peregrinaje que ha llevado a cabo Pablo Roza, un sierense devoto de la historia de los "rugbyers" uruguayos y del Real Oviedo. Lo hizo porque ama todo lo que envuelve al accidente, pero también como homenaje a su mejor amigo, Félix Llaneza, asturiano fallecido en 2018 en Perú tras ser víctima del mal de altura en la montaña mientras se encontraba ayudando a los locales con una ONG. "Siempre había querido visitar el Valle de las Lágrimas, pero rendirle homenaje a mi amigo fue una señal para hacerlo", indica Roza tras regresar a Oviedo después de la aventura "más grande de mi vida". "Es algo indescriptible lo que se siente ahí arriba. Te das cuenta de lo que increíble que fue la historia de esos chicos en los 70. La montaña me ha cambiado totalmente", asegura.

Este gran aficionado azul viajó justo el pasado 10 de febrero, día que se disputó el derbi asturiano en Gijón y que terminó con la victoria local. En los Andes no hay cobertura, por lo que Roza no supo el resultado hasta varios días después, que pudo conectarse. "Aun así, yo ya sabía el resultado. Siempre que hay un derbi sueño el día anterior sobre el partido. Si sueño que gana el Oviedo, perdemos. Esta vez había soñado que ganábamos 0-1", comenta este aficionado, que bromea con que, en el caso de tener que sobrevivir al igual que los uruguayos del avión, "me comería a un aficionado del Sporting. ¡Y vivo si hace falta!"; y que se llevó grandes amigos de su aventura. "En especial Mati, un niño de 14 años del que me saparé llorando", dice Roza, que ve al Oviedo "subiendo directo" y que si lo hace, promete subir al campamento base del Everest.

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