Al Oviedo le sobra la fe: los azules tumban al Levante (3-2)

Un magnífico segundo tiempo lanza otra vez a los de Carrión a la pelea por los puestos de honor

Nacho Azparren

Nacho Azparren

No debió de ser sencilla la labor al descanso de Luis Carrión. Perdía el Oviedo con un más que evitable gol justo antes del receso, y a los fantasmas del pasado reciente (Valladolid) se unían los temores del presente (0-1). Miró el técnico en su manual de instrucciones y ordenó lo que mejor saben hacer sus equipos: valentía. Así, con un par de pasos más adelante y mucha más determinación (la primera parte no había sido mala, pero tampoco buena: un poco tibia…), el Oviedo cambió su cara, se plantó en el campo del rival y se comió a su presa a dentelladas. Y aunque volvió a cometer un error de bulto que pudo salir caro, también ahí se rehizo. Tiene fútbol este Oviedo de Carrión, pero también fe. Solo así se explica este espectacular 3-2 ante el Levante con el que los azules vuelven a mirar hacia arriba.

Real Oviedo
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3 2
Levante
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0-1, min. 44: Dela. 1-1, min. 54: Luengo. 2-1, min. 57: Masca. 2-2, min. 76: C. Álvarez. 3-2, min. 81: Calvo.

Alineación Real Oviedo

Román (1);
Viti (3), Luengo (1), Calvo (2), Bretones (2);
Luismi (2), Colombatto (1);
Masca (2), Cazorla (2), Moyano (1);
Bastón (1).

CAMBIOS

Alemao (1) por Bastón, Seoane (1) por Cazorla y Dubasin (1) por Masca, min. 74.
Paulino (1) por Moyano, min. 86.
Jimmy (s.c.) por Luismi, min. 90.

Alineación Levante

Andrés Fdez. (1);
Buba (1), Postigo (1), Dela (1), Álex Muñoz (1);
C. Álvarez (2), Rey (1), Lozano (1), Brugué (1);
Fabricio (2), Bouldini (1).

CAMBIOS

P. Martínez (1) por Rey, min. 46.
Andrés Gcía (1) por Postigo y Dani Gómez (1) por Bouldini, min. 73.
Romero (1) por Lozano, min. 86.
Cantero (s.c.) por Brugué, min. 91.


Galech Apeztguia (comité navarro). Sin amonestaciones.

Carlos Tartiere: 14.318 espectadores.

Salieron Oviedo y Levante algo más contenidos que de costumbre, como si necesitaran un tiempo prudencial para testar el resbaladizo Tartiere, que aguantó bastante bien el temporal, dicho sea de paso. Pero fue como si no se fiaran del todo, preferían asegurar cada pase y solo exponer algo más cuando la acción se rodara lejos de sus áreas.

Empezó algo más entonado el Levante, que avisó con un cabezazo de Fabricio cerca del poste. Moyano respondió con un intento desde la frontal y un error abrió la vía a abrir el marcador. Falló Luengo un pase sencillo y Fabricio echó a correr. Le midió Calvo que puso el pie cuando ya definía para despejar a cóner. Daba la sensación ya por entonces, recién superado el minuto 20, que con dos contendientes tan cohibidos el partido estaría en aprovechar el más mínimo error.

Pasó el choque a continuación a un claro dominio azul, más de la pelota que de la situación, pero al menos pudiendo verse algo del habitual juego combinativo de los de Carrión. Básicamente, el equipo mejoró en cada acción que Cazorla entró en juego con ventaja. Una internada de Bretones que despejó con apuros Andrés, un envío cerrado de Viti y un derechazo a las nubes de Masca en una rápida recuperación confirmaban que el Oviedo estaba más asentado en el partido. Los mejores minutos locales se cerraron con un cabezazo de Calvo, minuto 38, en un córner ejecutado por Cazorla: Andrés detuvo seguro. No es que fuera un dominio agobiante del Oviedo, pero sí al menos daba la sensación de que iba acumulando méritos para ser merecedor de algo más que un punto.

Pero, como ya se ha dicho, todo parecía encaminado a aprovechar un error. Y se vio justo antes del descanso. Fue mitad picardía visitante, mitad torrija local. El Levante sacó un córner raso al área carbayona y Dela, solo, remató raso para que el balón se colara entre las piernas de Román. La posición de Bouldini, adelantada, no fue vista por el colegiado ni como el VAR como que interfiriera en la acción y el gol subió al marcador. Golpe duro para la visita a la caseta.

Lo que hizo el Oviedo fue reaccionar con valentía. Volvió el equipo de Carrión más activo, con las líneas adelantadas, como mostró Viti nada más salir, posición de lateral con hábitos de extremo. Empezó embotellando el Oviedo a su rival y de una sucesión de cóners surgió un empate. Centró Cazorla, Calvo ganó el rechace y Luengo tocó con el exterior a la red. Comprobó el VAR durante un rato largo que todo se había hecho conforme a la legalidad y el Tartiere celebró en diferido.

Lo mejor que hizo el Oviedo entonces fue no parar. Otra vez sujetado por una galopada de Viti, dueño de su flanco, se plantó en las inmediaciones del área enemiga. La pelota le llegó a Cazorla, la más sabia de las decisiones a esas alturas del campo, que centró, Moyano ganó su disputa y Masca, solo, cabeceó picado para hacer el segundo. Da igual por dónde vaya el partido, que el luso, a veces ajeno a lo que se está rodando, siempre aparece en el lugar exacto. Don de la ubicuidad que vale su peso en oro en los delanteros.

Al Oviedo le había acompañado la suerte en esos dos chispazos, siempre necesitas un guiño, pero sobre todo los dos tantos premiaban la reacción de los de Carrión. Convencidos, sin dudas y con mucha más determinación que en un primer tiempo algo anodino. 

Parecía el partido más que controlado por los de Carrión, ante un Levante sin espacios para correr ni combinar. Metidos los azules en el partido. Llegó entonces otra jugada francamente evitable. Un centro desde la izquierda sin malicia, un paso en falso de Colombatto, un mal despeje de Luengo y una definición perfecta de Álvarez cerca del rincón. 2-2: había que volver a levantarse.

Lo hizo el Oviedo. Y otra vez sin tiempo para lamerse las heridas. En esta ocasión, desempolvó el equipo el viejo recurso del balón parado para matar a su rival. Dani Calvo, certero cabezazo, acertó para poner, otra vez, en ventaja a los azules.

Ahí ya no se podía escapar. Había remado demasiado el equipo para no llevarse el botín. Lo cierto es que a equipo le costó cerrar el partido, empujado por el ímpetu del Levante que también, es justo decirlo, empujó hasta el final. Tuvo algo de flojera el Oviedo con el triunfo en la mano, pero supo resistir empujado por un Tartiere enchufado. Los tres puntos son vitales en la pelea por todo. Ya lo dice el entrenador: después de una derrota, hay que ganar. Y el equipo cree fielmente en ello.

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