Opinión | canta y no llores

La opinión de Xuan Fernández sobre la actualidad del equipo azul: El Oviedo de Alemão

Los azules se agarran al brasileño, que avala la apuesta de Jesús Martínez y hace al equipo más peligroso y menos previsible

Alemão y Moyano

Alemão y Moyano / Miki López

Leo Román lleva un mes dándole puntos al Oviedo. Lo hizo ante el Racing, Villarreal B, el Elche... Portero de moda. Cedido por el Mallorca, su fichaje por el Oviedo fue gestado en la ciudad por Roberto Suárez y Agustín Lleida. Suárez también firmó a Moyano, otro que se está saliendo. El moscón es a menudo la diana fácil de cierta parte del entorno no se sabe muy bien por qué. Lo bueno para el Oviedo es que acierta.

Si Masca es titular, el Oviedo no pierde. Si Paulino marca, tampoco. Vaya papeleta para Carrión. Elegir entre un delantero goleador o un talentoso mediapunta que está tirando la puerta abajo. Puede que Paulino parta con cierta ventaja tras su sensacional actuación ante el Elche. Otra opción sería mover el dibujo y meter a ambos. Veremos.

¿Quién lo iba a decir? El Oviedo más "cerverista" de la etapa de Luis Carrión fue el que dio el esperado golpe encima de la mesa. Lo hizo en Elche en un ejercicio de pragmatismo, eficacia y personalidad que tuvo dos consecuencias directas. La primera, afianzar al equipo como candidato indiscutible al ascenso. Faltan ocho partidos –24 puntos– y el Oviedo no hace las cuentas de la lechera– "si gano a este y aquel pierde con el de allá entonces igual..."–. Está metido en la pomada en el momento exacto. La segunda, recuperar sensaciones positivas después de unas semanas con "duditis" tras el empate ante el Racing y el batacazo en Alcorcón, que ya es agua pasada.

Ahora, las más altas instancias del club vuelven a pedir rebajar la euforia. Falta hace que cunda ese lema. Porque pese a todas las señales inequívocas que hablan del buen hacer azul ningún ascenso se consigue en abril, como bien sabe el Oviedo después de la última vez que rozó la promoción, con aquel equipazo que montó Rubén Reyes y se desaprovechó. Hoy y ahora, la plantilla es incluso superior a aquella. La prueba es que según han ido pasando las semanas desde la llegada de Luis Carrión –menos mal que vino a tiempo– queda más claro que hay varios Oviedos, según el estado de forma que atraviese el jugador determinante de turno. Estuvo el Oviedo de Bretones, el de Moyano, el de Cazorla, el de Leó Román –sigue–, el de Colombatto, el de Paulino... Ahora es el de Alemão. El delantero brasileño guía al Oviedo. Resulta difícil encontrar una explicación convincente a sus continuas suplencias, pero el caso es que ahora, cuando llega lo importante, es el "9" del Oviedo. Sus registros hacen al equipo más peligroso y menos previsible. "Es un animal", dicen en el club. Jesús Martínez tenía razón cuando lo fichó y vaticinó que iba a dar alegrías. Ahora falta la definitiva.

Mientras el club centra esfuerzos en la gloria, la dirección deportiva tuvo que lidiar esta semana con la profunda crisis del Vetusta, que provocó el despido del técnico Jaime Álvarez, un perfil de la casa. Así es la ley del fútbol, industria que examina semana a semana. El sustituto del exjugador azul, que hizo un gran trabajo, es Roberto Aguirre, un entrenador con mucha experiencia, bregado en mil batallas y son solvencia demostrada. La decisión en el Vetusta es estructural, porque Pachuca veía necesario un cambio profundo y decidió hacerlo cuanto antes, con tiempo para planificar otra temporada, sea en Segunda Federación o en Tercera. Lo importante ahora es que nada distraiga del objetivo global: poner al Oviedo donde tiene que estar.

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