Entrevista | María Iglesias Central del Oviedo Femenino

«Soy profe, juego al fútbol y estoy totalmente a favor de la oficialidad del asturiano»

«Nací en Gijón, pero nunca he sentido simpatía por el Sporting, aunque tampoco lo he odiado»

María Iglesias, en San Claudio. | Fernando Rodríguez

María Iglesias, en San Claudio. | Fernando Rodríguez / Joaquín A. Cuesta

Joaquín A. Cuesta

Nació en Gijón y empezó a jugar en el patio del colegio con seis años. Tuvo la influencia de hermano, muy futbolero. Empezó a jugar en un equipo mixto en la villa y se pasó al femenino de El Arenal, hasta que la llamó el Oviedo Moderno. Cuando este mítico club pasó a ser el Real Oviedo, ella siguió. Esta es la trayectoria de María Iglesias (Gijón, 1995), central del Real Oviedo y profesora de Asturiano en el colegio de La Ería. Nació en Gijón, pero siempre se ha sentido más identificada con el color azul.

–Una gijonesa jugando en el Real Oviedo.

–Nunca he sentido simpatía por el Sporting. Nunca lo he odiado, pero desde que llegué aquí me hice fan. La ciudad me enganchó, vivo aquí y me encanta Oviedo.

–¿En Gijón no le dicen nada?

–Como vine desde pequeña a jugar en el Oviedo Moderno tampoco pasa nada. Al principio sí que les chocó que no me fuera al Sporting. Luego ya se lo tomaron con normalidad.

–¿Hay pique cuando ven los derbis?

–Suelo verlos en el campo con las compañeras del equipo. Cuando juegan en El Molinón, por la tele. No me suelen decir nada porque están acostumbrados. Igual algún mensaje cae, pero sin conflictos, no me gustan.

–Compagina ser futbolista con ser profesora, ¿no?

–Hice Magisterio, luego hice un máster y ahora trabajo de profesora en La Ería.

–¿Y cómo lo lleva?

–Es un poco duro por el tema de los horarios. Luego voy a entrenar. Levantándote temprano llegas un poco cansada... Pero si lo sabes compaginar, pues bien.

–Para sus alumnos debe ser una heroína. ¿Se interesan por su carrera como futbolista?

–Alguno me lo pregunta, sí. Hace unas semanas vinieron a verme jugar. Me sorprende que cada vez más chicas juegan al fútbol, y yo creo que fue después del Mundial femenino que ganó España. Antes, en mi época, éramos dos en el patio las que jugábamos. Ahora son muchas.

–¿De qué da clase?

–Hice las oposiciones de Primaria. Ahora doy clase de Asturiano y también he sido tutora de una clase. Estoy a favor de la oficialidad totalmente y he estado trabajando en la Oficina de Normalización Lingüistica de Xixón. Es nuestra cultura y hay que mantenerla.

–En su equipo hay muchas jugadoras que no son asturianas. ¿Se interesan por el tema?

–Cada vez que viene alguna nueva pregunta por el «ye», el «ho»... A veces intentan reproducirlo y no saben. Se nota también cuando beben sidra y dejan la mitad en el vaso. Luego cuando se levantan te ríes un poco.

–¿Asturias cumple las expectativas para ellas?

–Cuando vienen no se esperan que Asturias sea así. Vienen pensando que esto es el apocalipsis por el mal tiempo. Luego cuando se marchan todas se llevan un pedacito de la tierra.

–¿En qué posición del campo se siente más cómoda?

–Siempre he jugado de central. Me pusieron ahí de pequeña porque era fuerte y tenía potencia. Cuando llegué al Oviedo Moderno fue por tema físico. Venía de jugar con chicos y me pasaron al medio del campo, pero regresé a la zaga.

–¿Cuáles son sus puntos fuertes y cuáles los flacos?

–Creo que por la experiencia que tengo me posiciono muy bien y tomo buenas decisiones a la hora de tirar la línea. Flaqueo en la salida por banda porque no soy zurda y juego por la izquierda.

–¿Cómo está viendo a sus compañeros del masculino?

–Siempre que podemos vamos a verlos al campo. Quedan los partidos más difíciles y tienen que ser constantes. Creo que se puede conseguir el objetivo, lo veo muy factible.

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