El Oviedo golea y da otro paso hacia el play-off: victoria 3-0 ante el Andorra

Los azules se ponen quintos a falta de la última jornada en Eibar

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Pateó Masca desde la frontal al minuto de volver de vestuario y con ese derechazo echó todos los miedos fuera. Fue el inicio de una segunda parte en la que el Oviedo dio un paso más al play-off. No es el definitivo porque la victoria del Sporting ante el Eibar hace que todo quede pendiente para la última y apasionante jornada. Pero el 3-0 confirma que los de Carrión llegan al desenlace en un momento dulce, de fútbol y de confianza. No será sencillo lo de la última jornada, pero nada le ha resultado fácil a un equipo que en la jornada 8 era penúltimo y ahora se encuentra más cerca que nunca en los últimos 21 años de la Primera División.

Real Oviedo
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3 0
Andorra
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1-0, min. 47: Masca. 2-0, min. 73. Paulino. 3-0, min. 87: Paulino.

Alineación Real Oviedo

Leo Román (1);
Viti (2), Luengo (2), Calvo (2), Pomares (2);
Seoane (1), Colombatto (2);
Masca (2), Cazorla (1), Borja S. (2):
Alemao (2).

CAMBIOS

Paulino (3) por Cazorla, min. 28.
Moyano (2) por Masca y Dubasin (2) por Borja S., min. 65.
Bastón (1) por Alemao y Lucas (1) por Viti, min. 84.

Alineación Andorra

Ratti (1);
Petxa (1), Adri (1), Diego Glez. (1), Vila (1);
Bover (1), Jandro (2), Molina (1);
Lobete (2), Karrikaburu (1), Iván Gil (1).

CAMBIOS

Álvaro (1) por Bover, min. 63.
Almpanis (1) por Vila, Pombo (1) por Jandro y Scheidler (1) por Karrikaburu, min. 79.


Trujillo Suárez (comité canario). Amonestó a los locales Borja Sánchez, Luengo y a los visitantes Petxa, Iván Gil.

Carlos Tartiere: 26.795 espectadores, según datos oficiales.

Lo visto ante el Andorra muestra un resultado contundente, pero fue un partido que hubo que roer. Porque le costó al Oviedo entrar al partido. Parecía más cómodo el Andorra con el escenario. Estas cosas tiene el fútbol: Un equipo en el abismo dominando a otro con el premio al alcance de la mano. Lo cierto es que los de Carrión parecieron cohibidos. Tres hombres de ataque calentando en la banda hacía presagiar lo peor: todos miraron a Santi Cazorla, tocado durante la semana, aunque el internacional, de primeras siguió en el campo.

Lobete había avisado de primeras para el Andorra, que sumó otro disparo débil de Molina. La primera del Oviedo llegó a los 13, tras combinación de Borja, Alemão y Colombatto, pero sin continuación en el área pequeña al centro del argentino.

Fue antes de la media hora cuando al Tartiere se le heló la sangre, en un golpe anímico de intensidad parecida a un gol en contra: Cazorla tenía que abandonar el terreno de juego. No se le vio cojear, pero el lenguaje gestual era definitivo: no parece poca cosa.

Pudo atenuar el dolor la más clara de los azules, en otra rápida combinación, con Seoane centrando desde el costado derecho y bonito gesto técnico de Borja: control perfecto y zurdazo algo mordido que se perdió cerca del poste andorrano.

Le costó superar ese trago al Tartiere, y el equipo, errático, tampoco ayudó a enchufar la caldera. El Andorra tenía ganada la batalla del medio campo, recibiendo siempre entre líneas. Al Oviedo le costó detectar al enemigo, que se infiltraba desde ambos costados y a la espalda de los pivotes. Fue ahí donde sangraban los azules que, sin embargo, tampoco habían tenido que tirar de ninguna mano mágica de Román. Se reservó el Andorra la más importante para cerca del descanso, tras una jugada que los azules no supieron interrumpir y que le cayó franco a Lobete. Su disparo con la derecha parecía un calco al reciente gol de Mellot, del Tenerife, en un partido de doloroso recuerdo, pero esta vez el zapatazo se fue silbando cerca de la cepa derecha. El Oviedo supo al descanso que, al menos, el objetivo estaba solo a un gol de distancia. No era una recompensa muy jugosa, pero, la verdad, podría haber sido peor.

Salió con una novedad el equipo azul en la segunda mitad. En caso de no ver el panorama claro, balón largo. Es una acción en la que suele insistir Carrión en los entrenamientos: si el rival muerde muy arriba, se puede crear un tres contra tres en ataque y no hay problema alguno por buscar la vía directa. Así fue. Román lanzó en un vuelo sin escalas, Alemão porfió y Colombatto llegó a la disputa con la fe del que ve el tesoro ante sus narices. Masca es el que puso el toque sutil a una jugada más embarullada que de costumbre. Derechazo al palo más alejado. Un golazo.

El gol prometía serenar al Oviedo, pero tampoco se vio eso. Un impulso inicial tras el tanto y luego dominio del Andorra y balones arriba de los azules, buscando repetir fórmula. Tenía que arriesgar el visitante y los de Carrión parecían no saber muy bien qué hacer. Pasito adelante para machacar o pasito atrás para defender. Hubo más de lo segundo, en realidad.

Tras un par de llegadas con peligro del Andorra, Carrión refrescó el ataque con Dubasin y Moyano, agitadores. Lo agradeció el equipo, que pudo sentenciar, pero a Alemão le faltó media talla de bota para remachar el centro de Pomares.

Así que tocaba sufrir. Nada nuevo. Como todo el curso, en realidad. Pero la cosa pintaba mejor. Aplauso para la contribución de Moyano y Dubasin. El segundo bofetón azul sí pareció definitivo. Fue Paulino el que acudió a un balón suelto con más fe y clavó con la derecha el tanto de la sentencia. También el de la euforia contenida. Porque tocaba mirar a otros campos para saber si la fiesta sería completa.

Todo encajaba en el Martínez Valero y en El Molinón, hasta que un tanto postrero del Sporting impidió descorchar el champán. En plena espera, llegó el tercero. Otra vez Paulino, esta vez con la zurda, demostrando que su ratio goles / minutos jugados le convierten en un seguro en los momentos calientes.

Celebró el Tartiere, pero de forma cautelosa. Queda aún una última batalla antes del play-off. Ipurúa dictará sentencia el domingo en un epílogo, conviene recordarlo, con el que pocos soñaban allá por septiembre, cuando a Carrión le encomendaron reflotar un barco a la deriva. El Oviedo llega preparado a por la hazaña.

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