La voz de la experiencia tiene fe en el Oviedo: los aficionados más veteranos creen en el ascenso

"No hay nadie que haya ido al Tartiere tantas veces como yo", presume Alfredo Menéndez

Detrás, por la izquierda, Marcelino Sánchez, Alfredo Menéndez, Nicolás Feito, Ramón González y Ramiro Fanjul; delante,  José Rodríguez, Luis González, Pepe González, Carmen Álvarez, Maruja Taboada, Guillermo Cordero y Domingo  Domínguez, ayer, en la residencia de las Hermanitas de Ancianos Desamparados, en Oviedo.

Detrás, por la izquierda, Marcelino Sánchez, Alfredo Menéndez, Nicolás Feito, Ramón González y Ramiro Fanjul; delante, José Rodríguez, Luis González, Pepe González, Carmen Álvarez, Maruja Taboada, Guillermo Cordero y Domingo Domínguez, ayer, en la residencia de las Hermanitas de Ancianos Desamparados, en Oviedo. / David Cabo

Joaquín A. Cuesta

Joaquín A. Cuesta

La ilusión por el Oviedo no tiene edad. Si bien es cierto que los que más se hacen notar en las calles de la ciudad son los jóvenes en las previas de los partidos del Real Oviedo, hay muchos que, por su edad o por sus condiciones físicas no pueden acudir a apoyar al equipo de su alma. "Y eso que lo hicimos mucho en el pasado. No hay nadie que haya ido al Tartiere tantas veces como yo", presume Alfredo Menéndez, uno de los veteranos que vive en la residencia ovetense de las Hermanitas de Ancianos Desamparados situada en el Naranco. Él es muy futbolero y mantiene amistad con mucha gente del entorno del Oviedo. "Jugué muchos años en El Rosal y me llevo muy bien con el que ahora es el entrenador del Ceares. He ido muchísimo al Tartiere y recuerdo con cariño la época de Jerkan, Gorriarán, Carlos... Esperemos que el Oviedo pueda volver a tener otro equipo similar el año que viene en Primera División", afirma.

Ellos no pueden asistir a los partidos, pero se reúnen en el salón de la residencia para ver por la televisión los encuentros del Oviedo. Son tan hinchas que ante la visita de LA NUEVA ESPAÑA a la residencia "alguno hasta dejó el andador de lado", bromean las cuidadoras. El más dicharachero recordaba su juventud entre risas. "Por un día fui un delincuente. Me expulsaron del Tartiere y terminé en los calabozos por tirar una botella al campo. Pagué 500 pesetas por salir del calabozo, que por aquel entonces era un verdadero pastizal. Me pareció tan mal que rompí mi abono de socio y no volví más por allí", asegura Domingo Domínguez, el primero en calzarse la elástica azul para la foto.

También andaba por allí Maruja Taboada, la más veterana. A sus 102 años, Taboada recuerda con una sonrisa ver los partidos del Oviedo durante su juventud. La apoyaba Marcelino Sánchez, gran seguidor de los mitos azules como Lángara, Herrerita y compañía. "Esos sí que eran buenos jugadores. Yo llegué a jugar al futbolín con ellos en alguna ocasión", rememora.

Mientras tanto, algún que otro residente rojiblanco se colaba en la conversación. Hacían bromas, pero de buena fe, y entre ellos, aunque al ver los partidos salta alguna que otra chispa, se tienen cariño. "Estos tienen que perder este fin de semana por el fastidio que nos hicieron con el gol el pasado domingo", clama Nicolás Feito. A su lado, Carmen Álvarez, junto a su marido Pepe González, dicen "haber tenido en casa" en más de una ocasión a Berto, exmediocentro azul, "muy amigo" de mis hijos. "Era el mejor jugador que ha tenido el equipo nunca. Y muy buen mozo", subraya.

Una tarde muy azul que agradecieron, y que fue complementada con unos caramelos por el esfuerzo realizado para posar en la foto. "Nos hemos enfrentado a desafíos más complicados que el del domingo y los hemos superado", dice la voz de la experiencia. Sin duda, los veteranos son los más optimistas.

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