Entrevista | Tomás Fernández Alcalde de Ribera de Arriba

"Cultura, innovación y ciencia deben ser un revulsivo para Ribera de Arriba"

"Llevar el centro de salud a La Caballería y hacer un polígono de tipo nórdico de Vegalencia son las grandes aspiraciones de este mandato"

Tomás Fernández posa junto a las «letronas» de Ribera de Arriba, con la térmica de Soto de Ribera de fondo.

Tomás Fernández posa junto a las «letronas» de Ribera de Arriba, con la térmica de Soto de Ribera de fondo. / Fernando Rodríguez

Sentado en su despacho, rodeado de montones de papeles cuidadosamente amontonados, Tomás Fernández (Sardín, 1959) apela a "la ilusión" como el mejor combustible para "seguir trabajando por Ribera de Arriba". Alcalde desde junio de 2019, la relación de Fernández con el Ayuntamiento viene de mucho más atrás. En 1989 comenzó trabajando de peón y a principios de los noventa se convirtió en jefe de obras. "Era como un concejal más, no paraba de recorrer el concejo para intentar solucionar problemas", indica. Ahora, desde la Alcaldía, después de lograr dos mayorías absolutas, afirma "batallar día a día" para convertir el municipio en un referente cultural, social y de la innovación.  

–¿Cómo es el día a día del Alcalde en Ribera de Arriba?

–Este trabajo no hay dinero que lo pague. Cada día hay alguna demanda nueva que atender. Esta misma semana tuve algún día de empezar la jornada a primera hora de la mañana y estar a las once de la noche supervisando el arreglo de alguna avería. 

–Hay una clara apuesta municipal por la cultura.

–La rehabilitación de la casona de los Prieto con una subvención de 500.000 euros y la construcción de la Central Artística de Bueño han sido un salto importante. Hemos creado un complejo cultural de 10.000 metros cuadrados en un pueblo con tirón, que fue pueblo ejemplar en 2012. Era un riesgo invertir ese dinero en un pueblo tan pequeño, pero es algo chulo y ahora nuestro empeño es llenarlo de contenido. Creo que lo estamos consiguiendo. Hemos hecho exposiciones de nivel, como la de Herminio, conciertos, creamos el Aula de Matemáticas y somos sede del Colegio de Secretarios, Interventores y Tesoreros. El reto es seguir trayendo cosas. 

–¿Por qué esta apuesta por la cultura?

–La cultura, la investigación, la ciencia y la innovación son el futuro y pueden ser revulsivos para el empleo local. Aunque somos un concejo industrial con plantas como la central de Soto de Ribera y Mantequerías Arias, hay que dinamizar otros sectores.

–¿Qué planes tienen para impulsar la economía local?

–Queremos desarrollar un polígono en Vegalencia. Las inversiones realizadas en un moderno sistema de bombas han permitido que la zona ya no sea inundable y se pueda crear un polígono. Para ello debemos todavía aprobar el Plan General de Ordenación, actualmente muy avanzado. No quiero un polígono al uso. Mi deseo es hacer una zona industrial de tipo nórdico, con sus zonas ajardinadas y espacios amables. Nada de palés tirados por ahí. Si conseguimos eso, vendrán empresas. Hay emprendedores que vienen preguntando, pero ahora carecemos de espacios idóneos. 

–¿Cuáles son los puntos fuertes del concejo?

–La cercanía a Oviedo es una ventaja. También las tres estaciones de Adif que tenemos en el municipio. Somos un territorio bien comunicado y con unos espacios públicos muy cuidados. Tenemos unos 1.850 vecinos empadronados, pero hay mucha gente que vive aquí y está empadronada en Oviedo. 

–¿Están notando la crisis demográfica?

–El tema de la despoblación es algo prácticamente general en toda Asturias. Uno de los problemas es que hay poca vivienda disponible aquí. Las pocas que están vacías requieren de mucha reparación. No obstante, en la zona próxima al colegio se están construyendo varias casas. 

–¿Para cuándo el ansiado Plan General?

–Es una de mis obsesiones desde que llegué. Es algo complejo, depende de redactores, de alegaciones y supervisiones de los arquitectos. Ahora está pendiente de una cuestión de la carretera nacional que une el Alto del Caleyo con Argame. El Estado quiere que nos hagamos cargo de un trozo de la carretera. Para nosotros sería una ruina asumir ese mantenimiento. Quiero aprobar el PGO, pero depende de muchos factores. No depende solo de mí. Aun así, llegará. 

–¿Cómo les afecta la descarbonización de la central de Soto de Ribera?

–Hay varias propuestas para seguir dándole vida. Estamos pendiente de un proyecto para generar energía con husillos en el río, pero ahora está medio parado. También hay planes de instalar placas solares y sistemas de hidrógeno que compaginen con los grupos de gas. El gasoil y el carbón ya tenía que haber parado, pero la Guerra de Ucrania alargó su vida, por lo menos hasta 2025. Ojalá siga muchos años más porque ahora que la contaminación es mínima es cuando hay que quitarlo. Cuando era niño estaban todos los prados blancos de la contaminación. Ahora eso no existe. Creo que tenemos asegurada la actividad. Es una garantía que el Nalón y el Caudal se unan aquí. 

–Se aferran a su pasado industrial.

–Sí. También tenemos en Mantequerías Arias un pilar importante. Dan muchos puestos de trabajo reales y fijos. Les daremos todas las facilidades para que sigan generando empleo. 

–También invierten mucho en deporte. 

–En breves invertiremos más de medio millón en El Llosalín. Renovaremos la cubierta del polideportivo, crearemos pistas de pádel, que están muy de moda, y urbanizaremos toda la zona. Atraerá mucha gente de Oviedo. 

–¿Qué demandan los riberanos?

–Hacen mucho hincapié en los mantenimientos. Que no haya baches. A ese respecto tengo la ventaja de haber sido jefe de obras. Eso servicios son prioritarios.

–¿Hay síntomas del auge turístico asturiano en su territorio?

–El Centro de Interpretación del Hórreo funciona muy bien. Las rutas de los hórreos y las sendas fluviales de Vegalencia y Soto de Rey tienen una gran aceptación. Hay mucho ciclista y paseante. Traemos mucha actividad, aunque echo en falta alguna plaza hotelera. Si tuviésemos algún alojamiento sería la bomba. En noviembre tuvimos una actividad con la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria con una demanda de 360 plazas hoteleras y todos tuvieron que hacer noche en Oviedo y Mieres. 

–¿Van ganando la batalla contra las inundaciones?

–El problema de las riadas lo sufrí muchos años como jefe de obras. El bombeo de Vegalencia y Soto de Rey, unido al nuevo sistema de drenaje de Bueño parecen funcionar perfectamente. Es un alivio porque aquí cada vez que llueve mucho no puedo ni dormir. Ahora nos falta la obra de Confederación para poder desviar agua a Las Caldas cuando haya crecidas. Me consta que son los primeros interesados en solucionarlo. 

–¿Sigue en pie el plan de crear un polígono agrícola en la Vega de Bueño?

–Llevo más de cuatro años peleando por ese proyecto. Tenemos las firmas de más del 50% de los propietarios para hacer la concentración parcelaria. Otros o no están o ni se les conoce. En su día me opuse a la fórmula de la expropiación, pero soy partidario de concentrar terrenos para impulsar proyectos agrícolas. El tema está un poco parado tras los últimos cambios en las consejerías, pero la idea es llevar el proyecto a buen puerto. Ya han venido varios inversores interesados en instalarse, pero antes hay que tener terrenos en condiciones. 

–¿Goza de buena salud la ganadería local?

Solo tenemos tres o cuatro ganaderías un poco potentes. Los mayores se van jubilando y no hay relevo. Hasta dejamos de hacer la feria por falta de concurrencia. 

–¿Qué urge a Ribera de Arriba?

Tenemos muchas obras en la cabeza. Aspiramos a adquirir una parcela junto al centro social de La Caballería y trasladar allí el centro de salud. Si hacemos eso concentraremos en un mismo punto la farmacia, la biblioteca, el telecentro y el juzgado. Daría muchas facilidades a los mayores, que podrían hacer allí todas sus gestiones. 

–¿Pueden las arcas municipales asumir estos proyectos?

La economía municipal está saneada. Hay remanente y de momento podemos utilizarlo. En el último mandato ese colchón nos permitió abordar grandes obras en Bueño y la urbanización de Ferreros, entre otras grandes actuaciones. Seguiremos trabajando para mejorar la vida de los vecinos.