La singular casa de postas de Cornellana, que data del siglo XIX, busca comprador (este es su precio de venta)

"Interesa sobre todo a pescadores, recibimos hasta llamadas de un noruego y un ruso", dicen la actual propiedad de un inmueble que fue construido en 1835 por Ramón Secades

Vista general de la casa de postas, a la entrada de Cornellana.

Vista general de la casa de postas, a la entrada de Cornellana. / T. Cascudo

Cualquiera que llegue desde la costa a la bella localidad salense de Cornellana se encontrará, nada más cruzar el puente sobre el río Narcea, con una singular edificación conocida como casa de postas o la casita de portazgo. Llama la atención por su estilo neoclásico, con escasos ejemplos en el Principado, y su antigüedad, ya que se remonta al año 1835. La edificación, bastante deteriorada, lleva años a la venta y sus dueños cuentan que es especialmente codiciada por pescadores, aprovechando su privilegiado enclave junto a uno de los ríos más salmoneros de Asturias.

"Tiene interés, sobre todo entre los pescadores. Nos llamó uno de Noruega y otro ruso, aunque luego no llegó a encajarles. De Madrid también hubo algún interesado. Todos buscaban algo para venir a pasar la época de pesca", cuenta el hijo del actual propietario. Su padre compró la vivienda en su día con intención de desarrollar algún proyecto, pero, finalmente, lo descartó y ahora busca comprador. El precio de venta está fijado en 50.000 euros, si bien requiere una remodelación importante para entrar a vivir.

Vista frontal del inmueble.

Vista frontal del inmueble. / T. Cascudo

Cuentan los propietarios, que los pescadores son los principales interesados en el edificio, pero también hay quien pensó en el inmueble como posible albergue de peregrinos, aprovechando el trasiego que recibe Cornellana y la buena ubicación del inmueble a la entrada de la localidad y pegado a la carretera. La vivienda cuenta con 120 metros cuadrados de superficie en dos plantas y, aunque fue construida como casa de postas, su último uso fue como vivienda privada. De hecho, en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias se recoge como dato que en 1936, ya siendo usada como vivienda, se le añadió la galería trasera. Posteriormente, en 1986, fue reformada.

En el citado Inventario se detalla que la fachada que da al sur "sigue modelos neoclásicos inspirados en la arquitectura clásica griega, reproduciendo la tipología de los templos denominados ´díptico in antis´ en la que los muros laterales se prolongan por delante de la línea de fachada". En este sentido, llaman la atención las dos columnas de estilo toscazo que presiden la citada fachada. Este documento deja claro que el neoclasicismo, que comienza durante el reinado de Fernando VI y se prolonga hasta Fernando VII, cuenta con "muy escasos ejemplos en nuestra región". De ahí, la singularidad del inmueble salense.

Demás de su arquitectura, merece la pena resñear su historia. El Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias recoge que este edificio se hizo según el proyecto del prestigioso arquitecto Juan de Villanueva (1739-1811), que está considerado uno de los grandes exponentes de la arquitectura neoclásica de España y cuya obra maestra fue el diseño del edificio que hoy acoge al Museo del Prado. Aunque el edificio de Cornellana se hizo según su proyecto, falleció antes de su construcción, que corrió a cargo del asturiano Ramón Secades (1801-1856). Esta obra se realizó cuando Secades era arquitecto celador de la entonces Diputación. De hecho, además de esta casa de postas, proyectó también el puente de Cornellana, en 1831.

Vista lateral.

Vista lateral. / T. Cascudo

Las casas de postas fueron concebidas como lugares de parada en los caminos. El objetivo era que las diligencias pudieran hacer un alto en el camino y cambiar los caballos sin necesidad de parar. Además, se usaron también como lugares de cobro de diferentes impuestos. La de Cornellana sigue recibiendo al viajero, que puede leer en sus fachadas llamativos carteles que marcan al viajero las distancias. En una marca los kilómetros a La Coruña (287 km), a Luarca (62 km) y a La Espina (21 km). En la otra se lee: A Santander (248 km), a Oviedo (37 km) y a Grado (10 kilómetros). Seguro que sigue despertando la curiosidad y la sonrisa de los conductores que se la topan a los pies del Narcea, mientras aguarda por un futuro mejor.

Uno de los laterales de la casa.

Uno de los laterales de la casa. / T. Cascudo