Entrevista | Miguel Calleja Profesor de Historia de la Universidad de Oviedo, presenta el libro «El Monasterio de San Salvador de Cornellana en la Edad Media (1024-1536)»

"Cornellana necesita respeto a su pasado y que se le garantice un futuro sostenible"

"La adhesión a la Federación de Sitios Cluniacenses tiene todo el sentido, para fomentar la colaboración y el intercambio de una historia compartida"

Miguel Calleja, profesor de Historia de la Universidad de Oviedo, presenta el libro: "Cornellana necesita respeto a su pasado y que se le garantice un futuro sostenible"

Miguel Calleja, profesor de Historia de la Universidad de Oviedo, presenta el libro: "Cornellana necesita respeto a su pasado y que se le garantice un futuro sostenible"

Ángela Rodríguez

Hace más de 20 años que Miguel Calleja estudia el monasterio de San Salvador de Cornellana. Conoce cómo se gestó su fundación hace un milenio, el funcionamiento de aquel "señorío extenso al que estaban sometidas familias campesinas" tras vincularse a la Orden de Cluny y las consecuencias de la desamortización del siglo XIX. Sin apartarse de las evidencias históricas, el profesor y director del departamento de Historia de la Universidad de Oviedo espera "que, en los próximos años, se siga avanzando en el conocimiento del rico pasado de Cornellana". El martes, 28 de mayo, a las 11.00 horas, en el salón de actos del complejo monacal presentará su libro "El Monasterio de San Salvador de Cornellana en la Edad Media (1024-1536)".

–¿Por qué se interesó en investigar sobre este monumento?

–Comencé hace ya más de 20 años, cuando escribí mi tesis doctoral sobre al conde Suero Vermúdez y su parentela. Estábamos descubriendo el papel de las aristocracias locales y regionales en la construcción del poder regio y aquel personaje destacaba singularmente, así que era inevitable interesarse por su gran proyecto en torno a Cornellana. Transcurrido un siglo desde su fundación y dividida su propiedad entre los descendientes de la infanta Cristina, el conde Suero y su mujer Enderquina lo adquirieron en su totalidad y lo entregaron a la orden de Cluny, un monasterio borgoñón que era el más influyente en la Europa de su tiempo. Aquello supuso la regularización del monasterio y garantizó que su comunidad perdurara hasta principios del siglo XIX.

–¿Cómo era Cornellana en la época de la fundación del monasterio?

En tiempos del conde Suero, el monasterio de Cornellana ya tenía un siglo de historia, y el milenario de esa fundación es la que ahora se conmemora. Un pergamino original que se conserva en el Archivo Histórico Nacional es el que nos permite saber que lo había dotado en 1024 doña Cristina, que era hija del rey Vermudo II y de la reina Velasquita: era una viuda joven que, como era frecuente entre las familias poderosas de su tiempo, promocionó una fundación monástica dedicada a San Salvador en la villa señorial de Cornellana.

–¿Las propiedades de la abadía eran significativas o el poder de Cornellana era más bien estratégico?

Los dos factores van de la mano. A principios del siglo XI era bastante común que las parentelas poderosas articulasen sus propiedades y su memoria familiar en torno a monasterios propios, que están bien documentados. En pocos kilómetros a la redonda sabemos de casos similares en San Esteban de Alava, San Martín de Salas, San Miguel de Rodiles o San Tirso de Candamo. Además, en Cornellana destacaba su emplazamiento: no solo tenía una vega fluvial particularmente extensa, sino que además estaba junto a un puente que franqueaba el Narcea y, por la vía de La Mesa, constituía un camino fundamental hacia la Meseta.

–¿Qué cambió tras la donación a Cluny?

La vinculación a Cluny en el siglo XII supuso que aquel cenobio familiar de tradición hispánica adquiriera la configuración con que solemos identificar a los monasterios medievales: un señorío extenso al que estaban sometidas las familias campesinas del entorno; un conjunto románico compuesto por iglesia, claustro y otras dependencias; una comunidad –en este caso, masculina– presidida por un abad dotado de amplios poderes; y una vinculación a una congregación de escala europea, como era la orden cluniacense.

–¿Y tras la segunda donación?

La articulación de Cornellana con la iglesia cluniacense no estuvo exenta de conflictos; así lo reflejan, al menos, los documentos que se conservan. Con los datos disponibles, parece ser que en 1122 los condes Suero y Enderquina cedieron a Cluny su monasterio de Cornellana. Pero es posible que la instalación de los cluniacenses generase roces, tanto entre la familia de los donantes como con la diócesis de Oviedo, donde al fin y al cabo estaba ubicada la abadía. En cualquier caso, numerosos indicios permiten creer que aquella vinculación se mantuvo durante más de un siglo. A partir del siglo XIII, la orden de Cluny entró en crisis y, como mucha otras, Cornellana se desvinculó de la abadía borgoñona.

–¿Es importante incluir el monasterio de Cornellana en la Federación de los Sitios Cluniacenses?

Tiene todo el sentido unir Cornellana a ese gran itinerario europeo, reconocer una importante herencia cultural y fomentar la colaboración y el intercambio en el marco de una historia compartida.

–Los vecinos han crecido en torno al monasterio y han luchado por su restauración. ¿Podrá volver a recuperar su esplendor, ser un centro cultural y social vivo?

La historia de Cornellana tiene varias etapas, poco tiene que ver su primer siglo de historia como monasterio familiar con la etapa cluniacense, o con la época de la desvinculación, al final de la Edad Media. Su integración en 1536 en la Congregación de San Benito de Valladolid abrió una etapa distinta, a la que pertenece una parte importante del conjunto de edificios que ha llegado hasta nuestros días, y la desamortización del siglo XIX supuso un punto y aparte: la comunidad monástica fue expulsada, sus propiedades fueron incautadas y subastadas, y sus espléndidos edificios entraron en un lamentable abandono. En los últimos años se está intentando revertir la situación y yo espero que se encuentre una solución que sea respetuosa con su pasado y garantía de un futuro sostenible.

–¿Los aspectos del monasterio más desconocidos?

–El milenario ha impulsado el conocimiento sobre la época de la fundación y, por extensión, sobre la etapa medieval. Esa investigación está contenida en un libro promovido por la Fundación Valdés-Salas, que se presenta el día 31 de mayo y de acceso libre y gratuito en el repositorio institucional de la Universidad de Oviedo. Cuanto más sabemos, más nuevas incógnitas van surgiendo.

El Gobierno asturiano trasladará su consejo semanal a Cornellana para celebrar el aniversario

El monasterio de San Salvador de Cornellana reina este año entre el rico patrimonio asturiano. La abadía, inmersa actualmente en su segunda fase de restauración, cumple mil años. El viernes 31 de mayo el Ayuntamiento de Salas, el vecindario, los eruditos, los investigadores y los dirigentes políticos coincidirán en la celebración del aniversario y previsiblemente ese día se celebrará allí el Consejo de Gobierno del Principado. Antes, el martes 28 a las 11.00 horas, en el salón de actos del convento, y continuando con el ciclo de conferencias sobre patrimonio, el profesor de Historia de la Universidad de Oviedo y miembro del Grupo de Investigación Doculab Miguel Calleja presentará su libro "El Monasterio de San Salvador de Cornellana en la Edad Media (1024-1536)". El volumen incluye cinco facsímiles, entre ellos el acta fundacional del cenobio en mayo de 1024 y con motivo de la presentación se dispondrán en el mismo espacio hasta ocho paneles divulgativos, dedicados al libro de Calleja. El viernes por la tarde Cornellana será escenario de los actos oficiales del milenario. Esa será la jornada más solemne de las conmemoraciones. A las 18.30 horas, en el monasterio, habrá intervenciones de los responsables políticos, en el marco del acto institucional; a las 18.50 se descubrirá una placa conmemorativa de la efeméride, y a las 19.00 el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, oficiará una misa en la iglesia del cenobio.

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