Opinión

Recordadas tertulias salenses

Fue siempre Salas lugar de parada y fonda, donde el viajero encontraba buen yantar, limpia cama y amistoso entorno para sus horas de ocio. La transformación social, y otras razones, han hecho que, hoy día, debamos buscar con un farol para encontrar algún vestigio de aquella época. En la última treintena del siglo pasado, coexistían en Salas, y se retroalimentaban, varios centros de tertulianos semiprofesionales, que tenían el humor por bandera, el compañerismo por norma, y el respeto como condición sine qua non, aunque, en ocasiones, la profusión del levantamiento de vaso, a pesar de no ser su contenido de alta graduación etílica, caldeaba el ambiente, repitiéndose la situación si el asunto sobre la mesa o mostrador rozaba sensibilidades deportivas, azules, rojiblancas, merengues, blaugranas...

A nivel del centro occidente del interior, y más zonas, el local de Falín "El Profesor", al lado del ayuntamiento, gozó de merecido prestigio. Dan buena fe de ello las preciosas fotos que hoy muestran Teresa y Carmen en su confitería "Carajitos del Profesor", donde, junto con Falín, figuran grandes cantores y colaboradores de pro, como Chichi, Tarquino, Rebaque, Guillermo el de Lula, y otros, así como damas coetáneas de ellos.

Teníamos igualmente el bar restaurante "Casín", primeramente al lado del puente del Nonaya, donde "Casín" padre, junto con Nati, su esposa, y Félix, su cuñado, mantenían amenas confraternizaciones, que luego Nati y Félix trasladaron a su nueva casa, en la Avenida del Pontón, donde Raúl, el barbero, Pedro Marcos y su esposa Isabel, Castín el panadero, y los palmeros que de cuando en vez allí nos sumábamos, departíamos sobre la programación local, regional, nacional e internacional.

Era proverbial, en aquellos inviernos que hacían honor a su nombre, la cotidiana entrada al lugar de Castín, frotándose las manos y diciendo: "Está dando la radio que va a nevar a once mil metros de altitud...". Con el mismo nivel de Primera División, por no decir de Champion, estaban El Petiso, padre de Segundo; María Fernández Garrido "La Petisa" , y Casa Botinas, extraordinarias personas, a cual mejor.

De todos ellos, solamente se mantuvo abierto, hasta hace pocos años, "El cuarto de La Petisa", donde María y sus hijos conservaron el encanto de bodegón casi centenario. Quedan hoy los descendientes de esta lista, a los que la vida ha llevado por otros derroteros laborales. Precisamente a uno de ellos, mi buen amigo José Manuel Blanco, me dirigí para hablar del quinto establecimiento que formaba el póker de ases. Me refiero al Bar Blanco, donde el padre de José Manuel y de Iván, junto con Olga, la madre de ambos, regentaron un templo de la plática que, en determinados días y momentos, haría enmudecer al mismísimo Tertulio.

Blanco padre ejercía de cerebro armador de jugadas, repartiendo balones a la parte del campo donde él consideraba que tendrían buen remate a la portería contraria... que eran ambas, pues ya él se cuidaba de establecer un tiempo para cada equipo. Fue también José Manuel Blanco quien, comulgando con mi interés en homenajear humildemente a estas personas, trajo a nuestra memoria un amplio abanico de ellos, desde Xanzo (todo un personaje en su época) padre de José Manuel el cartero, Toni el de la farmacia, Paco el del BBV, Angelín el ferretero, Moncho el del Banco Herrero, Tinín el marido de Pepita, El Ché, Jamo, Martín Pipi, Germán el del camión, Vicente Velarde y Román el de Genarón, de Godán, etc.

Todos los artífices y dueños de estas casas, a los que conocí y traté, fueron para mí, y para todos los parroquianos, vecinos entrañables que cumplieron una labor social merecedora de reconocimiento. Vaya por tanto desde aquí, para ellos y para todos los tertulianos nombrados, y los otros muchos que no lo han sido, este sincero agradecimiento, aplauso e imborrable recuerdo.

Y finalizo. Para mí, actualmente, es un placer ver cómo mantienen la llama sagrada, mis vecinos y amigos, Segundo Garrido, su consuegro Toni el de Don Sancho, el sin par Buile y Efesino, el maestro, a los que se unen los martes, día de mercado semanal, y alguna otra vez, José Manuel, el de Carlés y Servando el de Godán. ¡Chapeau, muchachos!

Salud y buen ánimo.