Aunque cada vez estamos mas concienciados de lo peligroso que resulta tomar el sol sin protección o no aplicándola como debe hacerse, el caso es que la incidencia del melanoma (el tipo de cáncer de piel más grave) es cada vez mayor, y, sobre todo, en los jóvenes asturianos. Por eso los dermatólogos alertan de que es primordial aplicar crema desde pequeños, porque la piel tiene memoria y lo que hoy es un lunar puede convertirse en un tumor con el paso del tiempo, debido, principalmente a la incidencia del sol en el que es el mayor órgano del cuerpo humano: la piel.

El dermatólogo asturiano César Cosme Álvarez Cuesta, medico de la clínica Sánchez del Río, responde a las dudas y a los falsos mitos que existen en torno al bronceado y a los cuidados que exige la piel para estar sana. Hay que protegerse siempre del sol porque hacerlo puede salvarnos la vida, y hay que hacerlo desde pequeños y aunque se esté moreno, siempre con las cremas de mayor factor de protección.

Falta concienciación. Somos más conocedores de los riesgos que encierra el sol, pero aún queda mucho trabajo por hacer. Dice Álvarez Cuesta que "tanto los profesionales sanitarios como los profesores en los colegios debemos fomentar la educación sobre cómo protegernos adecuadamente del sol y sobre cómo vigilar nuestra piel". La prevención y el diagnóstico precoz del melanoma pueden salvar muchas vidas.

Nos quemamos estando morenos. Estar morenos nos ayuda a mejorar nuestro estado físico y mental, aumenta nuestro bienestar y favorece nuestras relaciones sociales. Sin embargo, el bronceado nos proporciona una falsa sensación de seguridad, pues la pigmentación hace que no nos quememos con el sol y por tanto no seamos conscientes del daño acumulativo que está produciendo en nuestra piel.

Siempre cremas de máximo factor. Dado que hemos decidido protegernos, debemos hacerlo de la mejor forma posible. Es como cuando salimos a la carretera: cuantos más sistemas de seguridad tenga nuestro coche, menos probabilidad de que salgamos dañados tras un posible accidente. No podemos despreocuparnos de la piel por estar morenos.

No se protege igual un niño que un adulto. En los niños muy pequeños, por debajo de los 2 años, se desaconseja la exposición solar directa y se recomienda la protección con medidas físicas con ropa y sombrillas. Cuando ya son un poco mayores, se aconseja el uso de las llamadas pantallas físicas o protectores minerales, y no de los químicos, que son más utilizados en los adultos. Las quemaduras solares en la infancia y en la adolescencia aumentan de forma significativa el riesgo de padecer un melanoma en la edad adulta; de ahí la importancia de proteger a nuestros hijos del sol en los primeros años de vida.

Los protectores sí caducan. Nunca debemos utilizar protectores solares una vez abiertos de un año para otro, pues su eficacia disminuye. Algunos sí resisten inmersiones prolongadas en el agua, pero hay que insistir. La recomendación de los expertos es aplicarlos siempre antes de exponerse al sol y renovarlos cada dos horas y después de cada baño.

En definitiva, sol sí, pero en su justa medida y siempre con crema. La vida puede depender de ello.