El bienestar que da un pintalabios o una zapatilla de velcro: los talleres que sacan sonrisas a los mayores asturianos
Centros de mayores de Asturias inician talleres sobre habilidades para vestirse | Está comprobado cuánto incide en el ánimo y en la salud un buen aspecto físico o que las prendas sean fáciles de poner
Juana Ugarte (81 años) y Manuel Ramírez (65 años) comparten receta para la vejez y la enfermedad: las prendas fáciles de poner. Camisas de botones grandes, zapatillas de velcro sin cordones, prendas amplias y con color, zapatos cómodos con un poco de cuña... o un buen pintalabios. Prendas, complementos y añadidos que no mejorarán el párkinson de Manuel, ni le quitarán años a Juana, pero sí que ayudarán a su ánimo y su autoestima.
Esa autoestima que quedaba tan lesionada cuando Manuel Ramírez no podía ponerse solo los pantalones –"me tenía que echar en la cama", cuenta– o la que apenaba a Juana Ugarte cuando se veía tan torpe y tan poco independiente. Más de lo mismo le pasa a Soledad Fernández: "Tengo mal una rodilla y no me deja casi ni ponerme el calzado; si la ropa me complica la vida, acabo más deprimida", explica esta usuaria del Centro Social de Personas Mayores de El Llano (Gijón).
Los tres, y algunos más, han sido compañeros en el taller "Bienestar en el vestir" que la Fundación "La Caixa" ha ofrecido este curso, por vez primera, en varios equipamientos regionales. Talleres que buscan generar más espacios de participación de los mayores y de donde emanan actividades que siempre acaban siendo antídotos contra la soledad y los males de la vejez. En el curso 2022-2023 fueron casi 10.000 las personas mayores asturianas que participaron en más de 500 actividades promovidas por "La Caixa".
La formación "Bienestar en el vestir" nace como resultado de un estudio que señala que la vestimenta y los complementos que una persona añade a su aspecto exterior puede condicionar de una forma sustancial el bienestar de cada uno, ya sea de una manera limitativa o favorable. Con esa base de trabajo, y con un enfoque fisioterapéutico y teniendo en cuenta la sostenibilidad, los especialistas ofrecen a los mayores estrategias "para escoger las prendas y los complementos idóneos teniendo en cuenta las patologías funcionales y de la piel, el equilibrio, la circulación y el cuidado personal, de modo que redefine el concepto de la moda en las personas mayores desde una dimensión emocional", explican desde "La Caixa".
Talleres en los que, además, sea crea un espacio de confianza para compartir inquietudes acerca de la vestimenta y también romper el tabú acerca de las prendas adaptativas, consideradas ortopédicas. En El Llano, el "espacio de confianza" es cosa de Eva del Riego, dinamizadora de los talleres y el verdadero "ángel de la guarda" de todos sus alumnos. Es ella la que les explica cómo vestirse para verse mejor, a qué trucos recurrir para hacerlo de forma más independiente, o qué ejercicios les pueden ayudar en esa movilidad.
"¿Tienes limitaciones para calzarte? Pues usa calzadores altos; ¿tienes un brazo dolorido o con menos movilidad? Pues empieza siempre poniéndote la camisa o la chaqueta por ese brazo", expone. "Lo que nos dice nos beneficia mucho; lo hace todo más fácil", señala Anita González, otra alumna.
Eva del Riego insiste en que no tiene fórmulas mágicas que ofrecerles, sólo múltiples herramientas para que dispongan de ellas. "Yo les digo siempre que es como si les diera una caja de herramientas y luego ellos deben coger la que necesiten en cada momento", indica.
Tiene, además, el convencimiento absoluto de que "cómo se vean ellos va a influir en su estado de ánimo; por eso les insisto a las mujeres, por ejemplo, para que usen pendientes, se pinten los labios o lleven ropas que no sean oscuras o aburridas. Aunque sea sólo para bajar a comprar el pan, deben intentar verse bien".
Mar Ferrador, desde la dirección corporativa de Programas Sociales de "La Caixa", conoce el dedillo el objetivo del taller y tiene claro cuáles son algunos de los errores que tienden a cometer los mayores o, sin quererlo, los cuidadores. "Por un lado, la persona mayor no quiere aceptar sus limitaciones para no sentirse apartada, impedida o invalidada. Muchas veces, desconoce alternativas, pequeñas claves que le pueden facilitar vestirse e ir cómoda", sostiene. Eso incluye un aviso para vecinos, amigos o familiares: "Es fundamental estar atentos y observar si una persona mayor se presenta con dejadez. Eso nos puede dar indicios de descuido, depresión, soledad...", añade.
Ferrador recuerda que "hay personas que, por pudor o por no sentirse invalidados, no quieren expresar sus limitaciones, ni tampoco en el vestir". De ahí que uno de los objetivos del taller sea "naturalizar las limitaciones, aceptarlas y dar claves informativas que faciliten algo tan necesario y aparentemente sencillo como el vestirse".
Y en eso, algo fundamental es "ser conscientes de los movimientos que realizamos, cómo los realizamos y en qué nos repercuten". Por ejemplo, "en caso de padecer de artrosis, debemos evitar aquellos movimientos y tareas repetitivas que agravan nuestra situación", dice.
Además, los mayores deben tener muy en cuenta todas las llamadas "prendas adaptativas" que, como explica Mar Ferrador, "es una línea de piezas de vestir específicas para quien tiene movilidad reducida, diversidad funcional o sensibilidad sensorial". Los productos están fabricados con materiales que respetan la sensorialidad, piezas con cierres fáciles y patrones adaptables para prótesis o vendajes. "Para mantener autonomía se puede optar por elegir prendas con elementos de cierre apropiados a la movilidad, tanto de las extremidades superiores (usar imanes, velcro o cremallera mejor que botones), como inferiores", afirma.
Todo para que "las personas adquieran conciencia de sus posibles limitaciones, las tengan en cuenta y encuentren alternativas", cuenta la especialista. Otro ejemplo: "La piel es más fina con la edad, y más sensible, y es importante escoger un tejido adecuado para evitar rozaduras, cortes, heridas o alergias".
Y para el final la recomendación estrella: el calzado. "El tipo de calzado que se usa es muy importante para mejorar la estabilidad y el equilibrio. Es conveniente que sea cerrado por la parte de atrás y ajustado, con suela antideslizante, tacón de tres centímetros, horma ancha, que se puedan cerrar con cremallera o incluso mejor, con velcro. Preferentemente, es recomendable usar las zapatillas deportivas, por su comodidad".
Y, como bien recuerda Eva del Riego, nunca habría que olvidar que hay calzadores altos para quien ya no doble bien.
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