Opinión

Saco amniótico, protección del feto y fuente de información

Toda embarazada que tenga la sospecha o la certeza de haber roto la bolsa de las aguas debe ponerse en contacto con su especialista

Saco amniótico, protección del feto y fuente de información

Saco amniótico, protección del feto y fuente de información

El saco amniótico, también llamado bolsa amniótica o bolsa de las aguas, es una estructura compuesta de membranas y cuya función es proteger al feto y servirle de habitáculo, permitiendo que se mueva cómodamente. Está compuesto por dos capas: el amnion, situada en la parte interna del saco, delgada, resistente y elástica, y el corion, capa externa, que se une a la pared uterina. Comienza a formarse alrededor del embrión a los pocos días de la fecundación. Poco a poco se va llenando, de lo que se conoce como líquido amniótico, compuesto de agua y electrolitos y que amortigua los movimiento del feto, manteniéndolo a una temperatura estable.

Durante el embarazo, aumenta de volumen a medida que el feto va creciendo.

El saco amniótico y el líquido amniótico pueden proporcionar información importante sobre la salud fetal. De sobra conocida es la amniocentesis, por la que se puede extraer una cantidad de líquido para detectar posibles anomalías genéticas o infecciones.

La evaluación de la cantidad de líquido amniótico durante la gestación es un indicador de bienestar fetal. La medición puede hacerse a través de una ecografía. Una de las alteraciones que se pueden producir tiene que ver con su cantidad. Cuando es más escaso de lo normal, oligohidramnios: puede ocurrir en ruptura de membranas, anomalías fetales y disfunción placentaria. Y polihidramnios cuando es excesiva, y puede ocurrir en diabetes gestacional, anomalías congénitas y embarazos múltiples. Lo cierto es que cantidades anormales de líquido amniótico van a motivar un control adicional de la gestación.

La mayoría de las veces, estas membranas se rompen al comenzar las primeras contracciones uterinas o durante la fase activa del parto. Es lo que popularmente se conoce como "romper aguas". Sin embargo, en ocasiones, esta rotura se produce de forma prematura. Si tiene lugar después de las 36 semanas de gestación, en el 89-90 por ciento de los casos se desencadena el parto espontáneamente. Por otra parte, si se rompen antes de esa fecha y el feto no tiene posibilidad de sobrevivir por sí solo, se intentará retrasar su nacimiento, haciendo guardar reposo a la gestante y administrándole antibióticos, hasta que el feto gane el peso suficiente y pueda vivir fuera del seno materno.

Varias son las razones que suelen ocasionar esta rotura temprana. Quizá la más frecuente sean las infecciones de las vías urinarias y las bacterianas vaginales; el diagnóstico suele realizarlo la propia gestante, ya que nota salida de líquido a través de los genitales, como si estuviera orinando, sin poder hacer nada para evitarlo.

La pérdida de líquido amniótico antes del último mes de gestación no quiere decir que el feto se encuentre mal. Lo que sí lo refleja es el color: si es incoloro, está perfectamente; pero si es verdoso y espeso, significa que hay un sufrimiento fetal, o una infección, y el feto tiene que nacer cuanto antes.

Por tanto, la recomendación clara es que toda mujer embarazada que tenga la sospecha o la certeza de haber roto la bolsa de las aguas, sea cual sea la semana de gestación, debe ponerse en contacto inmediato con su especialista.

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