Durante la mayor parte de nuestra existencia los seres humanos fuimos cazadores-recolectores nómadas organizados en pequeños grupos relativamente aislados. Por aquel entonces nuestra esperanza de vida apenas superaba los 30 años.

Hace unos 10.000 años algunos humanos empezaron a convertirse en agricultores y ganaderos que vivían en asentamientos más o menos estables. Y en estos primeros asentamientos la esperanza de vida disminuyó considerablemente.

El ganado nos transmitió múltiples zoonosis y el 'hacinamiento' incrementó los contagios. La esperanza de vida al nacer apenas alcanzaba los 20 años.

Poco a poco nos fuimos adaptando genética y culturalmente. Aprendimos cada vez más sobre cómo vivir de forma sedentaria y la esperanza de vida empezó a aumentar poco a poco.

Aun así, en la Grecia Clásica la esperanza de vida al nacer era de tan solo 25 años. En Roma bajó hasta los 22. Y la Edad Media tampoco fue mucho mejor.

Hubo que esperar al siglo XVIII para que la confluencia del método científico y la razón, la propagación del saber y la modernización de las costumbres sociales consiguiesen incrementar a poquitos esos años previstos.

Pero hasta mediados del siglo XIX no se volvió a alcanzar una esperanza de vida al nacer de alrededor de 30 años.

La esperanza de vida y la cloración del agua

En cualquier caso, el gran incremento de la esperanza de vida no se produjo hasta el siglo XX, como consecuencia directa de una serie de descubrimientos científicos que se expandieron masivamente por todo el mundo en pocas décadas.

Uno de ellos fue la cloración del agua potable. Aunque no le damos importancia se ha escrito en muchos foros científicos que "el empleo de cloro en la potabilización del agua es, con diferencia, el avance en salud pública más significativo del milenio".

Se trata de un descubrimiento al que se llegó de forma independiente en al menos 3 lugares diferentes:

  1. Primero en Middelkerke, (Bélgica), donde en 1902 empezó a funcionar una planta potabilizadora que añadía cloruro de calcio y percloruro de hierro.
  2. Después en Lincoln (Reino Unido) donde tras una epidemia de tifus transmitida por el agua se utilizó hipoclorito para detener la epidemia.
  3. Finalmente en Jersey City (EEUU), donde en 1908 el Doctor John L. Leal empezó a clorar en la planta potabilizadora de agua de la ciudad con un procedimiento muy similar al que se sigue utilizando hoy en día.

En España se empezó a clorar el agua de abastecimiento a las ciudades hacia 1925.

Para hacernos una idea de cómo podía ser la vida sin la cloración del agua potable basta el ejemplo de la ciudad de La Coruña, donde en 1854 una epidemia de cólera diseminada por el agua potable mató a más del 20% de los habitantes de la ciudad en solo 3 semanas.

Las vacunas marcaron un hito en el desarrollo de la esperanza de vida https://pixnio.com

Las vacunas

Otro de los grandes inventos en salud pública fue la vacunación.

Aunque fue en 1796 cuando Edward Jenner empleó por primera vez su vacuna contra la viruela, (y antes ya se habían utilizado otros sistemas de inmunización rudimentarios), la vacunación masiva de una parte significativa de la población mundial para diversas enfermedades solo se logró durante la segunda mitad del siglo XX.

Nos permitió derrotar a enfermedades víricas tan terribles como la viruela, que quedó totalmente erradicada del planeta, y mantener bajo control a enfermedades como la poliomielitis.

También nos permitió ahorrarnos millones de muertos con la COVID-19.

Los antibióticos como "balas mágicas"

Sin duda entre los más grandes descubrimientos en medicina están los antibióticos.

En la versión más "oficial" Alexander Fleming descubre la penicilina en el St. Mary’s Hospital de Londres en 1928.

Pero ya en1897 Ernest Duchesne se había dado cuenta del efecto antibacteriano de los hongos del género Penicillium.

Y especialmente el médico costarricense Clodomiro Picado utilizó Penicillium como antibacteriano desde 1915, como inhibidor del crecimiento de estafilococos y estreptococos infecciosos.

También Cecil Paine, en 1930, realizó con éxito tratamientos clínicos con penicilina en neonatos enfermos de oftalmías neonatal.

En palabras de Paul Erlich, quien fue uno de los pioneros de la investigación en terapéutica antibacteriana, con su descubrimiento de la arsfenamina en 1909 (que tiene actividad contra las bacterias que causan la sífilis):

“Los antibióticos son las “balas mágicas” que hacen blanco en las bacterias sin perjudicar a la salud del infectado”

Cuando en la década de los 40 del siglo pasado los antibióticos empezaron a utilizarse masivamente, empezamos a ganarle la guerra a las enfermedades bacterianas.

Asepsia, higiene, inspección de alimentos…

Por supuesto hubo otros muchos descubrimientos como la asepsia y la higiene, o la inspección de alimentos, que empezaron a utilizarse masivamente a lo largo del siglo XX y que salvaron millones de vidas.

Pero para poner en contexto a estos 3 grandes inventos debemos pensar que a lo largo de los casi 300.000 años que nuestra especie lleva sobre el planeta, hubo alrededor de 110.000 millones de seres humanos. 

De ellos unos 85.000 millones murieron por una enfermedad infecciosa que se podría haber evitado fácilmente si en aquellos tiempos hubiésemos tenido cloración del agua, vacunas y antibióticos.

Es más, se estima que sin estos avances científicos, entre los que también se incluyen la higiene, inspección de alimentos y más, hoy en día en vez de haber 7.750 millones de humanos sobre la faz de la Tierra difícilmente llegaríamos a ser 2.000 millones, pues las enfermedades infecciosas nos habrían diezmado.

La investigación científica logró incrementar la esperanza de vida... hasta ahora

¿Vuelven ahora las enfermedades infecciosas?

Desafortunadamente hay numerosos indicios de que los buenos tiempos con las enfermedades infecciosas bajo control podrían estar tocando a su fin.

El problema está en que las bacterias, virus y parásitos evolucionan muy rápidamente. Y aunque “les sorprendimos” con nuestros inventos, ya están consiguiendo adaptarse a ellos.

Un buen ejemplo de la rápida evolución de los patógenos lo encontramos en que los antibióticos son cada vez menos eficientes.

Para la OMS y para numerosos expertos, la resistencia a los antibióticos será el principal problema de salud pública para 2050.

Ciprofloxacino, un ejemplo clarificador

Hay un ejemplo sencillo que nos puede ayudar a entender la velocidad a la que los antibióticos pierden su eficacia: el ciprofloxacino.

Es un antibiótico moderno que pertenece al grupo de las fluoroquinolonas. Es especialmente útil frente a bacterias que desarrollan resistencia a otros antibióticos.

Y su evolución es de lo más clarificadora:

  • En los primeros años de este siglo apenas se conocían cepas resistentes al ciprofloxacino.
  • En 2010 el 8% de las cepas de la bacteria E.coli que producían infecciones urinarias eran resistentes al ciprofloxacino.
  • Para 2020 ya eran resistentes el 65% de las cepas de E coli.

El caso del ciprofloxacino es un buen ejemplo de cómo las bacterias están ganando la guerra a los antibióticos.

Las bacterias consiguen la resistencia con más velocidad de la que nosotros somos capaces de desarrollar nuevos antibióticos.

Y debido a esto los expertos auguran la vuelta de pandemias bacterianas en un futuro próximo.

Estiman que lo más probable es que 1 de cada 4 lectores de este artículo mueran por una enfermedad infecciosa producida por una bacteria multirresistente a los antibióticos.

La Cruz Roja de St. Louis durante la epidemia de 1918 rawpixel.com / Library of Congress (Source)

Otro peligro: La crisis de la biodiversidad

Por otro lado, la crisis de la biodiversidad (producida por la extinción masiva de especies, lo que se conoce como Sexta Gran Extinción) también es un problema muy serio.

Nada menos que el 26% de todas las especies de mamíferos está en peligro de desaparecer.

Cada una de estas especies tiene una serie de virus que los infectan específicamente, y cuando la especie declina hasta situarse cerca de su extinción, sus virus solo sobrevivirán si consiguen dar el salto a otras especies.

Sin duda dar el salto hasta el hombre, con una población total de 7.750 millones de potenciales hospedadores, es una excelente salida para un virus.

Y no es extraordinariamente difícil hacerlo.

Se estima que hay unas 827.000 especies de virus que con las mutaciones adecuadas (que ocurren al azar) podrían dar el salto al hombre desde animales en mayor o menor peligro de extinción.

De hecho, eso es lo que hizo el SARS-CoV-2 cuando saltó desde los pangolines a nuestra especie.

Somos el segundo país del mundo con mayor caída de la esperanza de vida

Hoy en día, cansados de dos años “horribilis” hemos dejado de llevar estadísticas rigurosas sobre infectados y muertos, a la vez que celebramos las medidas de relajamiento en el uso de mascarillas, aislamientos, cuarentenas…

Puede que hasta nos estemos empezando a despedir de la pandemia.

Pero no podemos olvidar que el daño generado por la COVID-19 ha sido tan grande que ha cambiado la tendencia al incremento de la esperanza de vida que venía dándose durante el siglo XX.

Tanto que los países más avanzados han perdido una cantidad significativa en su esperanza de vida.

Por ejemplo el nuestro, que es el segundo del mundo desarrollado donde más cayó la esperanza de vida por culpa de la COVID-19 (solo EEUU nos supera en esta macabra estadística).

Los españoles hemos perdido más de un año y medio de esperanza de vida. Y la COVID-19 aún no se ha acabado.

Pero no es la única mala noticia.

Bacterias resistentes a la cloración

Estamos observando cómo algunas especies de bacterias han aumentado su resistencia a la cloración y ya forman biofilms resistentes al cloro en muchas tuberías de abastecimiento de agua a nuestras ciudades.

Por suerte, todavía no se trata de bacterias patógenas.

¿Qué hacemos?

En 1871 el matemático Lewis Carroll nos dio la clave para entender cómo es nuestra guerra contra las amenazas biológicas en su novela "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí".

  • Alicia corre durante un buen rato. Pero por más que corre siempre está en el mismo sitio, pues el País de la Reina Roja se mueve al mismo tiempo que ellos.
  • Alicia, extrañada, le dice a la Reina Roja "En mi país cuando se corre durante un buen rato tan rápido como lo hemos estado haciendo se suele llegar a alguna parte".
  • La Reina Roja le contesta: "Un país bastante lento. Lo que es aquí hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otro parte hay que correr dos veces más rápido".

Desafortunadamente para nosotros las amenazas biológicas funcionan como el País de la Reina Roja.

Debemos tener en cuenta que las bacterias y los virus evolucionan rápido. Solo para mantener el actual statu quo tendremos que esforzarnos mucho y dedicar cada vez más esfuerzos, talento y recursos a la ciencia y la sanidad.