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Excelencia universitaria a los 40: el caso de éxito del estudiante tardío Miguel Rodríguez

Miguel Rodríguez, de Lieres, concluye sus estudios de Ingeniería cosechando premios y honores por su rendimiento

Miguel Rodríguez y su hijo Enzo, en Grado. | A. I.

Miguel Rodríguez se sentaba a comer la mesa con sus padres en Lieres y solían reprocharle: “Tenías que haber estudiado”. Le removía en la conciencia y, pasados los 25 años, decidió ponerse con la secundaria obligatoria, luego el bachillerato y finalmente acaba de completar estudios de ingeniería eléctrica. A los 39, a punto de cumplir cuarenta, ha obtenido además el premio de excelencia en su grado y ha entrado a formar parte de la prestigiosa “Eta Kappa Nu”, una sociedad honorífica de la que forman parte destacados estudiantes y profesionales de la ingeniería eléctrica.

Con todo, la vida de Miguel Rodríguez no ha sido sencilla. Recuerda que optó por “empezar a trabajar a los 16 años, en oficios bastante precarios”. Principalmente se ha dedicado a montajes eléctricos, primero con subcontratas y desde hace años con una conocida empresa energética con amplia implantación en el Principado.

A pesar de no optar inicialmente por la vía universitaria, fue precisamente estudiar lo que le sacó de casa de su Lieres natal, hace 16 años: “Quería ir a una academia, porque necesitaba esas clases para poder compatibilizar trabajo y estudios, aunque lo he hecho casi todo de manera autodidacta”.

Por eso se mudó a Grado, donde se casó y tuvo un hijo: “Fue al poco de empezar en la Universidad a Distancia.; me acuerdo que era complicado, entre el trabajo y las noches que no dormías; su madre me ayudó muchísimo en esos momentos”, rememora.

Poco a poco lo fue logrando, sin prisa, pero sin detenerse tampoco demasiado. “Unos seis años me llevó”, explica. Eso sí, uno casi completo, “el de la pandemia”, lo dedicó a hacer su trabajo de fin de grado: “Lo hice de un tema que no habíamos aprendido en la carrera y que me obligó a buscar por mi cuenta en libros y empaparme”, relata.

Finalmente, en septiembre del año pasado concluyó, acudiendo a ver a sus padres para contarles que el comentario sobre sus estudios se había acabado, al menos en su versión negativa: “No les había contado nada y fue una sorpresa para ellos”.

En los últimos meses, los premios y los reconocimientos no han cesado, el último el de “Eta Kappa Nu”, y Rodríguez ya piensa en lo siguiente. “Haré un máster y, si todavía tengo fuerzas, el doctorado”, explica, asegurando que quiere dedicarse a lo que estudió.

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