La Nueva España de Siero

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“Si decimos que atendemos a 15 personas sin hogar a diario, nos quedamos cortos”, dicen desde Cáritas

La pandemia, los albergues llenos y el final del trabajo estacional del verano hace que suba el número de transeúntes, asegura el colectivo de la comarca

Enseres de una pareja sin techo en unos soportales de la Pola.

“Si digo que atendemos a quince personas sin hogar a diario, me quedo corta”, afirma Isabel Lorenzo, coordinadora de Cáritas Arciprestal de la zona centro, que engloba Siero, Noreña, Llanera, Sariego, Nava, Las Regueras y Bimenes. Se refiere a los transeúntes, gente en condición de hacinamiento o familias que no pueden afrontar el alquiler y que desde que llegó la pandemia se incrementaron en número.

Sobre los transeúntes, reconoce que “el ochenta por ciento son personas que tienen una adicción o una patología mental”. En este sentido, en situación de calle, la mayoría de los que atienden son hombres. Tal incremento se ve influido por cómo se están gestionando los albergues, que normalmente tienen plazas rotatorias. Pero como medida covid ahora permanecen llenos y los tiempos de permanencia para las personas sin hogar han crecido, de cara a reducir los contagios. Sin embargo, por “sin techo” no entienden solo esta categoría de personas.

Las causas para que se produzca este incremento son estructurales y coyunturales. “Normalmente, el número oscila, pero en esta época del año se tiende a incrementar”, explica Lorenzo, desde la sede de Posada de Llanera. Esto se debe a que termina el verano, y con ellos, el fin de los trabajos estacionales (como, por ejemplo, en el mundo de la hostelería) o sustituciones por vacaciones. Pero además, la pandemia ha agravado la situación por la cantidad de empleos que se perdieron y el cierre de numerosas empresas.

Pero, explica Isabel Lorenzo, que por personas sin hogar no solo se entienden las que están en “situación de calle”, sino también las que conviven hacinadas; por ejemplo, si viven siete personas en un piso de dos habitaciones. Y también incluye familias que no pueden afrontar el alquiler. “Vemos a gran parte de ellos en situación administrativa irregular, que no tienen documentación en regla. Entonces, no pueden trabajar de manera legal”, afirma Lorenzo. Es decir, que los trabajos a los que pueden acceder son sin cotizar en la seguridad social, “cobrando en B”.

Cama improvisada en unos soportales de un edificio de la Pola

“Aunque los transeúntes son hombres en su mayoría, los que vienen a solicitar ayuda a Cáritas suelen ser mujeres, normalmente con familia”, indica Lorenzo. Gran parte de ellos procede de países latinos, que acceden a España en condición de turistas y les caduca el visado, pero no tienen “ni ingresos, ni trabajo, ni vivienda”.

Y, para la realización de esa asistencia, desde Cáritas, es “imprescindible el trabajo en red con los Servicios Sociales, la Guardia Civil y la Policía local”. Y, Lorenzo pone un ejemplo, con una intervención realizada hace varios días, en la zona rural de Llanera, donde recibieron un aviso de la Policía Local, que les prestó la ayuda logística para acceder a la zona y realizar el trabajo.

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